Nuevo varapalo a los cristianos “tristes”

Nunca me he considerado un fraile triste. Pero he de reconocer que en los últimos meses, la tristeza ha llamado a mi puerta en muchísimas ocasiones. Y hoy especialmente, tras leer la homilía de este viernes en Casa Santa Marta, ...
“Y ellos, la gente de aquel tiempo, preferían refugiarse en una religión más elaborada: en los preceptos morales, como aquel grupo de fariseos; en el compromiso político, como los saduceos; en la revolución social, como los zelotas; en la espiritualidad gnóstica, como los esenios. Con su sistema bien limpio, bien hecho. Pero al predicador, no. También Jesús les hace recordar: ‘Sus padres han hecho lo mismo con los profetas’. El pueblo de Dios tiene una cierta alergia por los predicadores de la Palabra: a los profetas, los ha perseguido, los ha asesinado”. (Papa Francisco)
...
Hay algo que me intriga en todo este asunto tenebroso. Si la Iglesia está de maravilla, si no hay ningún problema y todo va super-bien. Si el Papa está en el top de los predilectos de la prensa de todos los colores, hombre del Año, comunicador del Año; si la Cristiandad está maravillada por el “efecto Francisco”, si no hay nada de qué preocuparse… ¿a qué viene esta obsesión con los cuatro gatos que son tradicionales y todavía sienten en sus almas esta profunda nostalgia de que nos están escondiendo y pisoteando la verdadera doctrina, la de siempre? ¿no sería mejor dejarlos en su jaula y no hacerles el menor caso? ¿porqué ese ensañamiento con los que han optado por una vía que al fin y al cabo es la de la Iglesia de siempre? ¿no será porque hay un odio a la Iglesia de siempre? ¿no será que estamos asistiendo a una auténtica demolición, ahora ya sin ambigüedades y disimulos, y con excesivas prisas?
Muchas veces me he preguntado por qué la Oración que todos rezamos por el Santo Padre, solicita de Dios que “no permita que caiga en manos de sus enemigos”. Es una oración bien antigua y consagrada en la liturgia de la Iglesia, cuando esta situación de desamparo de las verdades de fe, ni siquiera se sospechaba. Pero ahí está, en boca de tantos católicos que piden por él. Probablemente los que más la utilicen en su oración a Dios sean los tristes, pelagianos, enjaulados y sin fe en el Espíritu Santo. Dios sabrá por qué. Probablemente, porque sean de los pocos que todavía creen en el Papa como Vicario de Cristo en la Tierra y sientan la responsabilidad de recordárselo.
Así que ya ven ustedes. Sí que estoy muy triste. Sólo Dios puede socorrer este desamparo.
Fray Gerundio, 13 de Diciembre de 2013
Enlace