Jorge Luis Borges: Algo me alarma del padre Bergoglio
"Qué extraño y confuso puede ser a veces el pueblo de Dios, Alifano. Bueno, se lo diré. Hay dos sacerdotes que me visitan muy a menudo, y no tienen nada que ver el uno con el otro.
Usted conoce a los dos. Uno lo heredé de mi madre, que era muy piadosa. Me refiero al padre Guillermo, que venía a confesarla todas las semanas cuando vivía.
El otro es Jorge, un jesuita que es químico y ahora enseña literatura en la Universidad de Salvador. María Esther Vázquez me lo presentó hace mucho tiempo, así que tenemos una gran amistad".
"Guillermo viene casi todas las semanas. Le digo la verdad, a veces no sé cómo librarme de él. Es un pesado que insiste en convertirme y no puede admitir que hay un credo agnóstico por el que me inclino.
Es hora de que pongas fin a tus dudas, Georgie, y creas en Dios de una vez por todas", me sermonea con exagerada confianza. "Te recogeré el domingo para ir a misa, luego comeremos con los hermanos de mi parroquia y por la tarde te llevaré a un estadio de fútbol para que compartas la emoción con esta gente".
Ahora bien, no le parecerá extraño que este sacerdote no comprenda que soy ciego y que, debido a mi falta de fe, no tengo ningún interés en ir a misa ni en almorzar con sus colegas. Con uno me basta. Y menos aún que me sugiera que le acompañe a un partido de fútbol. Todo el mundo sabe que detesto ese deporte".
"Nos entendemos mejor con el jesuita, que es ingeniero químico y muy buen lector. Enseña literatura y ha incluido mis textos en sus clases, lo que me parece un poco exagerado.
Intento disuadirle, diciéndole que mis textos no valen nada, que no son más que un montón de borradores, pero no me escucha...
Aparte de este detalle, el padre Bergoglio es una persona inteligente y razonable. Se puede hablar con él de cualquier cosa: filosofía, teología, política.
Pero hay algo que me preocupa un poco. He notado que tiene tantas dudas como yo.
No sé si eso está bien para un hombre religioso. Mi madre se habría horrorizado.
Pero quizá no sea tan extraño si tenemos en cuenta que es jesuita. Por supuesto, esta gente es históricamente transgresora e incluso tiene sentido del humor, además de manejar conceptos que en algunos casos difieren de los de otras congregaciones de la Iglesia."
Traducción IA