Gottlob
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Pastorales “pret a porter” o “de temporada”. III

¿Más ejemplos de esta PÉRDIDA DE SENTIDO de la Pastoral en la Iglesia Católica, es decir, de la FINALIDAD que la justifica y la hace necesaria? Pues ahí van, porque lo que sobran, desgraciadamente, son ejemplos.
Uno bien cercano. El señor obispo de Gerona, textualmente, ha dicho, como indicaciones prácticas a los docentes de Religión de Primaria en las escuelas públicas, lo siguiente:
*Prohibido rezar en la escuela con los niños*. Y ha hilado bien fino: porque “una cosa es enseñar las oraciones y otra hacerles rezar, o rezar con ellos”. Lo primero –enseñar las oraciones-, perfecto; pero HARÏAN MAL si rezasen con los niños: “no hace lo que debe hacer”. Está publicado en el boletín de la citada diócesis.
Por cierto, este señor obispo firmó, con todos los de España, la pastoral que publicó al respecto la Conferencia Episcopal Española, en la que, como una de las mejores “ideas” a destacar, se animaba a volver a “enseñar las oraciones”; y le faltó tiempo para establecer el “distingo” entre “enseñar” y rezar”. Debe ser un ejemplo de coherencia en relación a la comunión y a la colegialidad episcopal.
Me da la impresión, aunque no conozco la situación eclesial de Gerona, que debe estar “de dulce”. Debe de haber miles y miles de niños y jóvenes en las catequesis correspondientes, los párrocos y sus colaboradores no deben dar abasto con el trabajo catequético, el cumplimiento dominical –especialmente los de estas edades- debe desbordar las capacidades físicas de las parroquias, el seminario estará seguramente a rebosar y tengan que mandar seminaristas a otras diócesis, etc., etc.
Ahora bien, si es lo contrario, si es una de las diócesis –con el resto de las catalanas y con las de las vascongadas- más secularizadas, donde el cumplimiento dominical es mínimo, donde el seminario prácticamente ni existe, donde la pastoral juvenil es un título en un organigrama, ¿a qué viene que se prohíba a los docentes rezar con los niños, y que los que lo hagan, hacen mal? ¿Van a ir peor las cosas? ¿No estarán así porque ya nadie reza con ellos: ni en sus casas, ni en los colegios, ni en las parroquias, ni en ningún sitio? ¿No constatamos que no se saben ni las oraciones más elementales y, antes, más comunes?
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