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La infancia Espiritual - E.S. Marino Restrepo. 14 Porque bien sabemos que la ley es espiritual; pero yo por mí soy carnal, vendido para ser esclavo del pecado. 15 Por lo que yo mismo no apruebo lo que …Más
La infancia Espiritual - E.S. Marino Restrepo.

14 Porque bien sabemos que la ley es espiritual; pero yo por mí soy carnal, vendido para ser esclavo del pecado. 15 Por lo que yo mismo no apruebo lo que hago; pues no hago el bien que amo, sino antes el mal que aborrezco, ése lo hago. 16 Mas por lo mismo que hago lo que no amo, reconozco la ley como buena. 17 Y en esto no soy yo el que obra aquello, sino el pecado o la concupiscencia que habita en mí. 18 Que bien conozco que nada de bueno hay en mí, quiero decir en mi carne. Pues aunque hallo en mí la voluntad para hacer el bien, no hallo cómo cumplirla. 19 Por cuanto no hago el bien que quiero; antes bien hago el mal que no quiero. 20 Mas si hago lo que no quiero, ya no lo ejecuto yo, sino el pecado que habita en mí.
21 Y así es que, cuando yo quiero hacer el bien, me encuentro con una ley o inclinación contraria, porque el mal está pegado a mí. 22 De aquí es que me complazco en la ley de Dios según el hombre interior; 23 mas al mismo tiempo echo de ver otra ley en mi cuerpo, la cual resiste a la ley de mi espíritu, y me sojuzga a la ley del pecado, que está en mi cuerpo.
24 ¡Oh qué hombre tan infeliz soy yo! ¿Quién me libertará de este cuerpo de muerte, o mortífera concupiscencia? 25 Solamente la gracia de Dios por los méritos de Jesucristo, Señor nuestro. Entretanto yo mismo vivo sometido por el espíritu a la ley de Dios, y por la carne a la ley del pecado.
Romanos 7, 14-25

13 Y dijo el Señor: De este modo los hijos de Israel comerán su pan inmundo entre los gentiles, a donde yo los arrojaré.
14 Entonces dije yo: ¡Ah, ah, Señor Dios! ¡Ah!, mira que mi alma no está contaminada, y desde mi infancia hasta ahora no he comido cosa mortecina, ni despedazada de fieras, ni jamás ha entrado en mi boca especie ninguna de carne inmunda.
15 Y me respondió el Señor: He aquí que en lugar de excremento humano, te daré a ti estiércol de bueyes, con el cual cocerás tu pan.
16 Y me añadió: He aquí, ¡oh hijo de hombre!, que yo quitaré a Jerusalén el sustento del pan; y comerán el pan por onzas, y aun con sobresalto, y beberán agua muy tasada, y llenos de congoja. 17 Y faltándoles al cabo el pan y el agua, vendrán a caer muertos unos sobre otros, y quedarán consumidos por sus maldades. Ezequiel 4, 13-17