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Lucas
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Santa Catalina de Siena: Doctrina Espiritual 10/10 Antropología de Santa Catalina Comentarios de Fray Nelson Medina OP sobre los principales puntos doctrinales de Santa Catalina de Siena: El Rio, El …Más
Santa Catalina de Siena: Doctrina Espiritual 10/10
Antropología de Santa Catalina
Comentarios de Fray Nelson Medina OP sobre los principales puntos doctrinales de Santa Catalina de Siena: El Rio, El Puente, El conocimiento de sí, la oración. Terminando con una pequeña reseña sobre la antropología de Santa Catalina. Para conocer más sobre lo que Fray Nelson ha comentado de Santa Catalina: Web de Fray Nelson: Aquí; Canal de YouTube de Fray Nelson (buscar Santa Catalina): Aquí
Resumen:

* El término del camino del conocimiento de sí mismo está en aquello que dice la Santa: que el alma esté en Dios, y Dios en el alma, como el pez está en el agua y el agua en el pez. El ser humano es ininteligible, y profundamente infeliz, si pierde su relación de amor con Dios, su Padre. Por eso la verdadera antropología es siempre hija de la mejor teología.

* Por eso, después de hablar del conocimiento de sí, y de los caminos de la oración, hemos de preguntarnos qué ser humano surge y se levanta con la fuerza del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Catalina, en esto heredera de una rica tradición agustiniana, presenta la semejanza original y final del ser humano en términos trinitarios:

* Hay tres potencias en el alma: memoria, inteligencia y voluntad. La voluntad tiene hambre de amor; la inteligencia tiene hambre de sabiduría; la memoria se ensancha para dar cabida a aquello que ha dejado huella, aquello que ha mostrado poder.

* Pues en Dios están estas tres, que por apropiación se describen así: En Dios Padre brilla el poder; en Dios Hijo, la sabiduría; en Dios Espíritu Santo, el amor.

* Y así vemos que la doctrina espiritual de Santa Catalina es como un círculo, o como una espiral: aquello que mencionamos al principio, que el hombre está hecho para Dios, se divisa con mayor claridad al término de nuestro recorrido. Y ese término nos invita a mirar con mayor ardor la “orilla” de Dios, y a caminar con mayor convicción por ese Puente.