¿Afecta a la fe cristiana que haya extraterrestres? II parte

Por Julio de la Vega-Hazas Ramírez*

MADRID, junio de 2011 (ZENIT.org).-

En cualquier caso, sean cual sean los avances que se realicen en la propulsión y lo que se tarde en obtenerlos, hay un límite absoluto: la velocidad de la luz. Es físicamente imposible superarla. Nada ni nadie puede llegar a Próxima en menos de 4.2 años si saliera hoy. De todas formas, no parece un tiempo excesivo para una sonda emplear cinco años en llegar a una estrella. Es cierto, pero no es claro que sea posible. Los cuerpos pesados celestes rara vez superan los 100 kilómetros por segundo, y el viento solar,consistente en partículas elementales eyectadas por gigantescas explosiones enel Sol, se desplaza a una velocidad media de unos 400 kilómetros por segundo,muy lejos de los 300.000 kilómetros por segundo de la velocidad de la luz.Acerarse a esta velocidad puede suponer desestabilizar los átomos mismos delobjeto, y una colisión con una partícula de polvo interestelar, teniendo encuenta que la energía liberada está en función del cuadrado de la velocidad,parece que resultaría fatal. No hay experiencia alguna, ni natural niexperimental, de una cosa así, y no es nada temerario concluir que, cuantomenos, está todavía muy por encima de nuestras posibilidades. Y eso quehablamos de lanzar sondas no tripuladas. El sueño –vendido en más de unaocasión como algo que no tardará mucho– de colonizar otros mundos se enfríabastante cuando se sabe que un viaje a Marte, que en las condiciones actualestardaría algo más de un año entre ida y vuelta, pone al límite la resistenciahumana a la vida en condiciones de ingravidez.
Hay sin embargo algo que sí viaja a la velocidad de la luz: las ondas deradio en el espacio. Con la premisa de que una civilización avanzada –como lanuestra o más– las utilizaría de un modo u otro, se creó en los años 70 elproyecto SETI (Search for Extra Terrestrial Intelligence, “Búsqueda deInteligencia Extraterrestre”). Inicialmente era un proyecto de la NASA,impulsado sobre todo por Carl Sagan, un astrónomo –más divulgador quecientífico– que por lo demás no ocultaba la pretensión de utilizar losdescubrimientos cósmicos como elementos de una apología de un naturalismo ateo.El proyecto consistía –y consiste– en la conexión del mayor número posible decomputadores para analizar las señales de ondas provenientes del espacio yencontrar en ellas signos de emisión por parte de seres inteligentes. Con elpaso de los años, la falta de resultados ha motivado la progresiva supresión delas subvenciones públicas, y la red ha pasado a ser una red privada deextensión mundial. Ahora cualquiera puede tener un ordenador personal depotencia suficiente en casa, y SETI busca en el gran público tanto fondos comonuevos procesadores que se añadan a la causa. En general, sus varios miles decomponentes comparten la ideología y las esperanzas del ya difunto Sagan. Siguede cerca la exploración espacial, y sabe dónde dirigir con prioridad losradiotelescopios con que puede contar en un momento dado; así, por ejemplo,recientemente se dedicaron 200 horas de radiotelescopio –las de ordenador no sepueden calcular– a enfocar a Épsilon Eridani. El resultado, tanto en este casocomo en toda la actividad de SETI, es nulo: no se ha encontrado nada. Esto noprueba la inexistencia de civilizaciones inteligentes –podrían estar en unmomento equivalente a nuestro neolítico–, pero sí que, como línea deinvestigación que consume dinero y recursos, no se sostiene. Quizás constituyaen la actualidad la mayor pérdida de tiempo del último medio siglo. Lo cual noobsta para que SETI siga incansablemente buscando recursos financieros ypersonales con un entusiasmo propio de la más encendida apología. SETI,indudablemente, busca realizar descubrimientos científicos, pero no se muevepor criterios científicos, que exigirían desviar esos recursos a áreas másprometedoras, sino por una convicción: por una fe. Desde el punto de vistacientífico, lo único que permite concluir es que por aquí “cerca” no seencuentra lo que busca; puede seguir buscando, pero tendrá que ser más lejos,cada vez más lejos.
En esta búsqueda, los cálculos teóricos podrían ser de ayuda. No señalanningún punto concreto, pero proporcionan una estadística aproximada; en estecaso, de cuántos planetas candidatos a albergar vida podemos esperar encontraren nuestra galaxia. Cuando son los partidarios de encontrar otros mundoshabitados quienes tratan del asunto, siempre sale a relucir la llamada ecuaciónde Drake, llamada así porque la formuló en 1961 Frank Drake, profesor deastronomía en la Universidad de Santa Cruz de California, y uno de los pionerosde SETI. Básicamente su formulación consistía en el producto de una serie defunciones inversas, cada una de un factor necesario para un planeta con vida,sobre el total de estrellas en la galaxia. Por ejemplo, si una de las funcioneses el porcentaje de estrellas con planetas (lo es en realidad), y resultaraser, pongamos por caso, la mitad, la función multiplicaría el número total por1/2; o. dicho de otro modo, reduciría el número barajado hasta su mitad. Parael profano suena altisonante: ¿quién va a contradecir una formulaciónmatemática elaborada por un astrónomo? El profesional piensa de otra forma: nose trata de contradecir nada, sino sencillamente de aclarar que esa ecuación selimita a plantear el problema según los conocimientos del momento, sin resolvernada. No es que sea incorrecta, lo que ocurre es que, si supiéramos bien quéfunciones hay que aplicar y cuáles son los porcentajes, el problema podríaresolverlo cualquier escolar de catorce años. La ecuación combina una serie defactores de los que no conocemos su valor exacto; y peor todavía, ni siquierasabemos si tenemos todos los factores que deben ser tenidos en cuenta. Dehecho, desde su primera formulación han variado mucho las dos cosas. Comoseñalaba un crítico un tanto ácidamente, “la ecuación de Drake consiste en ungran número de probabilidades multiplicadas juntas, Al tener garantías de quecada factor da una cifra entre el 0 y el 1, el resultado asimismo garantizadoes un número que suena razonable entre el 0 y el 1. Por desgracia, todas lasprobabilidades son completamente desconocidas, dando un resultado peor queinútil” (por resultado final se refiere al cociente que hay que aplicar alnúmero total de estrellas). Según se tomen las variables, puede dar desde los100.000 planetas con vida inteligente que en un principio anunciaba Sagan–luego rebajó el número–, hasta menos de 1. Desde que Drake formuló su teoría,ésta ha cambiado mucho, pero siempre en un sentido: reduciendo lasposibilidades. Hay factores cuya cifra sigue sin saberse a ciencia cierta comoel número de planetas habitables por estrella con planetas, pero de lo que cabepoca duda con los conocimientos actuales es que la cifra que debe colocarse noes 2 como estimaba Drake, sino mucho menos. Algún otro factor, como que lasgalaxias mismas tienen zonas habitables y zonas hostiles a la vida, ni se podíapensar entonces. Lo cierto es que los descubrimientos lo que hacen es añadirmás factores a la ecuación, con lo que el número resultante disminuye conformese sabe más. No es precisamente una buena noticia para los buscadores dealienígenas.
La ciencia no es optimista ni pesimista, simplemente sabe lo que sabe. Ysobre los cuerpos celestes cada vez sabe más. Pero es un saber más que descartamuchas expectativas, las cuales, sean sostenidas por el gran público o por loscientíficos, no son propiamente ciencia, aunque la estimulen. Lo que de verdadse sabe tiene la tendencia a alejar la posible vida extraterrestre de laTierra, y a considerarla como bastante más escasa –si es que la hay– de lo quese pensaba hasta el momento. La pretensión de encontrar esa vida en fechaspróximas y de pensar que cada vez nos acercamos más a ese descubrimiento noobedecen a lo que muestra la ciencia, sino más bien al deseo de que suceda así.¿Qué causa este deseo? En primer lugar el hecho de que el sensacionalismovende. Muchos de los descubrimientos que son apasionantes para losespecialistas resultan aburridos para el gran público. Hay que buscar algo queinterese, y así se explican titulares como el de una revista de supuestadivulgación científica que anunciaba que pronto podremos comer lechugascultivadas en Marte, algo que, se mire por donde se mire, es científicamente undesatino. También puede contribuir a este fenómeno el que, en cierto modo,gracias a la rapidez de los viajes y también a las salidas al espacio exterior,nuestro mundo se nos ha hecho pequeño, y queremos buscar algo útil fuera delmismo. Pero hay que contar también con ideologías como la de Sagan o parecidas,según las cuales la “vulgaridad” de nuestra condición en el cosmos prueba lafalsedad de religiones como –o sobre todo– el cristianismo, que sostiene unasituación privilegiada del ser humano tanto con respecto al universo como en surelación con Dios. De paso, daría lugar a un universo que se explica en sutotalidad por sí mismo, y no necesita de Dios ni para existir ni para ser comoes.
Desde luego, lo que la ciencia muestra con claridad es que ni la Tierra niel hombre son una vulgaridad cósmica. Somos más bien un bicho raro, pero eso nozanja la cuestión, pues de lo que se trata es de ver si hay más bichos raros, yla repercusión religiosa que eso pueda tener. Lo primero es fácil de responder:habría que conocer al detalle el universo entero para dar una respuesta cierta,lo cual está muy lejos de nuestras posibilidades actuales (las futuras no lasconocemos). La conclusión es clara: no lo sabemos.
Lo segundo es más complicado, y requiere una aclaración previa: ¿de quéreligión hablamos? No vale con responder que el cristianismo, pues lo hay devarios tipos, y en este terreno la diferencia es importante. Muchos de los quecontraponen religión y ciencia dirigen sus principales ataques al catolicismo,pero, especialmente en los Estados Unidos, parece que lo que tienen en mentecuando se refieren al cristianismo es más bien el protestantismo evangélico.
En los medios evangélicos la réplica al naturalismo ateo es la llamadateoría del diseño inteligente (Intelligent Design). Nació en los años20 como contraposición al evolucionismo darwinista. Su tesis es que la biologíarespondía a un diseño tan complejo y ajustado que no podía proceder de unmecanismo ciego como la selección natural; como en el caso del ejemplo clásicodel reloj, la comprobación de su sofisticado mecanismo no permitía otra opcióncomo causa que la de un relojero inteligente. La teoría tenía un trasfondo: elliteralismo bíblico. Si se descalificaba una explicación cientifista era paradejar cabida a un creacionismo “instantáneo”, el que se lee en el primercapítulo del Génesis. Por lógica, este argumento se tenía que trasladar a otrasáreas del saber, como la astrofísica y astronomía. Aquí no resultaba tanconvincente el argumento, pero el Génesis habla de que la Tierra apareció más omenos como está ahora en menos de una semana, y no en algo más de 10.000millones de años como sostienen los cálculos contemporáneos.
Posiblemente el peor efecto de la teoría del diseño inteligente fue elimplícito de que había que elegir entre las dos posiciones: o Darwin teníarazón, o la tenían ellos. En realidad, no la tenía ninguno. Hoy ningúnevolucionista ve en la selección natural de Darwin la explicación última de laevolución de la vida. Pero la teoría del diseño inteligente, tal como seformulaba, tampoco resultaba muy aceptable. Al fin y al cabo, cualquier hembraanimal preñada genera una estructura biológica muy compleja, es causa suya, yno es inteligente ni es consciente de esa complejidad. Con esto se quiere decirque remontar la causa última del universo y la vida a un ser supremointeligente no descarta la existencia de verdaderas causas más inmediatas nonecesariamente inteligentes, que son objeto del estudio de la ciencia natural.Aunque cuando el enemigo es la selección natural de Darwin el diseñointeligente tenga su atractivo, no deja por ello de no distinguir bien entrelos diversos planos de causalidad, y la tendencia de atribuir a una accióndirecta de Dios cualquier fenómeno natural del que carecemos de explicación. Osea, si la ciencia no consigue explicarse algo, es que ha tenido que haber unaintervención directa de Dios. Pero eso tiene poco peso, incluso desde el puntode vista religioso: el actuar divino no puede depender de lo que nosotrossepamos. Y es que, en el fondo, estamos ante un argumento teológico disfrazado:lo que en el fondo quiere decir es que, a falta de una explicación científicarazonable, hay que dar la razón al Génesis.
Es un error incluir a Santo Tomás de Aquino entre los defensores de undiseño inteligente tal como aquí se expone. Tomás era teólogo pero también,particularmente en este punto, era un metafísico. Distingue bien. Sostiene queel orden del universo manifiesta una racionalidad que remite a su creador, peroéste es causa última que manifiesta mejor su poder dejando obrar a lo quellamaba “causas segundas”, que son las que estudia la ciencia. La ciencia ayudaa descubrir a Dios precisamente porque estudia la racionalidad del universo,pero Dios no sustituye a la ciencia, ni completa sus posibles lagunas. No es laciencia natural la que demuestra la existencia de Dios: su método la limita ano poder salir de lo material. Es la reflexión a partir de la ciencia y de laobservación del mundo lo que permite descubrir a Dios con la razón: es lafilosofía (y hoy añadiríamos: la metafísica y la filosofía de la ciencia). Unprotestante evangélico difícilmente puede aceptar eso, por el rechazo que elprotestantismo tiene de la filosofía. La antropología de Lutero y Calvino erala de un ser humano corrompido en lo más profundo de su espíritu, del que portanto no se podía esperar nada en el ejercicio de su razón especulativa. Lafilosofía, su máximo exponente, no sirve para nada concluyente. Así que tieneque ser en el ámbito mismo de lo directamente observable –la ciencia está ahí–donde tiene que sacar sus argumentos. Como Dios es trascendente, ese mismopesimismo antropológico invalida cualquier salto racional de la observación ola ciencia a Dios. Pero en el fondo no importa tanto, ya que las pretensionesde la argumentación no van más allá de invalidar el rigor de la contraria; paraafirmar a Dios creador está la Biblia.
El pensamiento católico distingue mejor los ámbitos del pensamiento, ydefiende la autonomía de cada ciencia, que con su propia metodología saca suspropias conclusiones. Tiene también una lectura de la Biblia distinta de la delfundamentalismo protestante. La Biblia no enseña ciencia positiva –todo lo más,Historia–, pues no es ése su propósito. Su enseñanza son verdades referentes aDios y su plan salvador del hombre. Afirma, eso sí, la creación. Pero lainterpretación moderna del primer capítulo del Génesis lo ve como una piezadidáctica que enseña la universalidad de la creación, especificando que todo loque adoraban los pueblos vecinos no son más que criaturas divinas, yproporcionaba un fundamento para la guarda del shabbat, el sagradoséptimo día judío. Querer sacar otras cosas –y en particular ciencia natural–es salirse de contexto. La misma extrapolación, en sentido inverso, se da en elcampo contrario. Una ciencia, aquí la astronomía, que encuentre respuestasciertas para todos sus interrogantes –algo, por cierto, muy lejos de nuestrasposibilidades actuales– no es una ciencia que ha logrado excluir a Dios. Si lasrespuestas son auténticas, no ha podido salir de su propio ámbito, pues Dios noes una realidad empírica ni matematizable. Más bien habría que deducir que elhecho de dar respuesta científica a todo supone, tomando prestada unaterminología de los antiguos griegos, que el universo es un cosmos –untodo armónico– y no un caos, y es precisamente esa característica laque requiere una explicación que cae fuera del ámbito de esa misma ciencia. Ésees el sentido del razonamiento de Tomás de Aquino (antes, de Aristóteles), ydel pensamiento católico y lo que entiende por diseño inteligente. Una buenamanera de entender cómo la ciencia puede servir de partida para una conclusiónde este tipo la podemos ver, por paradójico que sea, en SETI. La idea que lopone en marcha es que el registro de una emisión de ondas de radio que muestreuna cadencia ordenada remite a un lenguaje, y por tanto a un emisorinteligente; del mismo modo, la cadencia ordenada resultante de las leyes tantofísicas como biológicas habla también un lenguaje de la naturaleza que remite aun Autor inteligente. La desgracia de esta visión es el verse atrapada entredos fuegos: la ciencia que suplanta a Dios, o el Dios que suplanta la ciencia.La opinión pública norteamericana se ha visto impelida a elegir entre Sagan ylos telepredicadores. Sí, es verdad que había más opciones, pero éstos eranprácticamente los únicos que salían en la televisión.
Un calvinista protestante quizás piense que debe tomarse al pie de la letrael pasaje del segundo capítulo del Génesis que pinta a Dios haciendo desfilartodos los animales delante del hombre para que éste diera a cada uno su nombre.Si es así, la existencia de formas de vida distintas en otros planetasconstituiría un problema. Para un católico eso no es así. La lejanía de seresvivos en el espacio sería tan irrelevante como lo ha sido la lejanía en eltiempo. Nunca ha constituido un problema doctrinal en la Iglesia Católica laexistencia de tiranosaurios o de trilobites, formas de vida extintas muchoantes de la aparición del hombre sobre la Tierra. Tampoco lo es ni lo va a serel hipotético hallazgo de una bacteria, una planta o una especie de caballocósmicos. La posible vida no inteligente extraterrestre, más simple o máscompleja, es un asunto que interesa a la ciencia, no a la teología.
Sin embargo, se disimula a veces bastante mal que el descubrimiento de unabacteria cósmica sería considerado y proclamado por muchos como el hallazgo delprimer eslabón que conduciría, poco menos que irremisiblemente, a la posterioraparición de vida inteligente. Dicho de otra manera, con frecuencia se piensaque la biología evoluciona de por sí a la vida inteligente. Esto ya resultabastante más discutible. Desde luego, no puede significar que allí donde hayuna bacteria tiene que haber un alienígena. Sería como admitir una evolucióntan absurda, que el resultado final figuraría ya al principio siempre. En labúsqueda espacial, los datos de la Tierra misma no resultan muy aleccionadorescomo ejemplo. Aquí se calcula (los cálculos no son exactos y varían de unasestimaciones a otras) que la vida lleva unos 3.500 millones de años, y un solomillón la vida inteligente; o sea, de entre los planetas que pueden albergarvida, cabría esperar que sólo uno entre tres mil quinientos tendría seresinteligentes, y eso sin contar la posibilidad nada despreciable de que puedahaber planetas algo menos idóneos que el nuestro para la vida, donde no puedallegar a formas demasiado complejas o llegue bastante más tarde (compensa muyampliamente a la baja la rectificación al alza que hay que hacer al considerarque hay planetas más viejos que el nuestro).
Lo que quiere decir, claro está, es que, con el tiempo y las condicionesadecuadas, la vida evoluciona siempre hacia la inteligencia. Pero tomar estaafirmación como una verdad científica es por lo menos poco riguroso. Por unaparte, apenas se conoce el “mecanismo” evolutivo. Y la estadística inductiva esimposible: en realidad sólo se conoce una sola especie en un solo planeta convida inteligente, y de esa muestra, que es la mínima, no se puede inferir nada.Además, el proceso que ha desembocado en esa vida inteligente ha sido demasiadoaccidentado como para poder ponerlo sin más como modelo evolutivo. La especiehumana, por lo que ahora sabemos, apareció en una zona muy concreta –es desuponer que especialmente favorable– en un momento dado, al parecer junto aotras ramificaciones de homínidos ninguna de las cuales prosperó –con otrasramas animales no ha sucedido así–, lo cual es un inicio muy frágil. Y sabemosque antes –millones de años antes– al menos en dos ocasiones el impacto de unasteroide en la Tierra modificó la trayectoria evolutiva. El último de los dosmotivó la extinción de los hasta entonces animales predominantes, losdinosaurios, para dar paso a los mamíferos como nuevos señores del reinoanimal. No parece temerario concluir que también en este aspecto lo que mueve asostener esta afirmación poco menos que como un axioma indiscutible es el deseode que sea así, más que la ciencia propiamente dicha.
Pero la cuestión principal no es esa. Por inteligencia, al menos porinteligencia en su sentido más propio, no se debe entender un instintoaltamente sofisticado que lleva al animal a crear una estructura social,utilizar instrumentos, fabricarse guaridas sofisticadas o seguir unas pautas deconducta muy complejas. Se debe entender más bien como una capacidad deabstracción y de pensamiento simbólico, que conducen a cosas como la reflexiónconsciente, el diseño o la conciencia de un pasado y un futuro. La cienciapositiva puede dar fe de este tipo de manifestaciones, como cuando se descubreun enterramiento de Neanderthales o las pinturas de Altamira. Pero su naturalezaescapa a las leyes de la materia, aunque se vea altamente influida por ellas,pues no estamos hablando de una biología con un pensamiento añadido, sino de unser biológico que piensa. Esta capacidad no supone un escalón supremo en lalínea instintiva que se va haciendo más perfecta y espontánea conforme se subeen la escala biológica. Es un grado superior a todo instinto; de hecho, lasnoticias de prensa hacen referencia frecuentemente a conductas humanas quecontradicen los instintos más elementales, como el de conservación, como puedeser una huelga de hambre llevada hasta el final por una causa que no reportaventajas inmediatas a quien la emprende. En la medida en que trasciende labiología, no corresponde a ésta ni a ninguna ciencia empírica tratar de lanaturaleza del pensamiento, sino a la reflexión filosófica. Y aquí la teologíasí tiene algo que decir.
La doctrina católica afirma la creación directa del espíritu humano –“alma”es el nombre más común–, principio del pensamiento y la voluntad, por parte deDios. Recoge esa reflexión filosófica: puesto que no puede salir de la materia,sólo puede venir a la existencia por un acto creador de Dios. La evoluciónanimal proporciona el cuerpo biológico: no un cuerpo cualquiera, sino uno aptopara recibir ese espíritu. Un principio de acción espiritual que informara,pongamos por caso, un protozoo, resultaría completamente inoperante; hace faltaalgo más, bastante más, elaborado. Aquí se juntan creación y evolución. La vidainteligente extraterrestre también necesitaría esa intervención divina, peroeso no significa que pueda aparecer en cualquier parte. Necesita una materiaapta, lo que significa un planeta apto para la vida compleja, y un grado dedesarrollo de la vida que diera lugar a una biología idónea para albergar eltipo de ser resultante.
Es evidente que lo antedicho no descarta la existencia de seresextraterrestres con inteligencia. Dios puede crear espíritus como puede crearuniversos. La filosofía ya no tiene más que decir aquí. Y la búsqueda de alienígenasno se altera lo más mínimo: puede haber, puede no haber –la voluntad de Dios esincognoscible salvo que Él mismo la manifieste–, y hay que buscar en los mismoslugares y del mismo modo. En cierto modo, la razón humana puede verse inclinadaa pensar que los debe haber, pues parece tener más sentido que su contrario.Crear un universo tan grande y tan poblado de astros parece ser más congruentecuando hay más hogares de vida inteligente que el nuestro. Ahora bien, esto nopasa de ser una pura especulación mental nuestra inconclusiva. Por el mismoprecio, podríamos pensar que la enorme magnitud del universo ha sido hecha paraque nos demos cuenta de la inmensidad de su Autor. En realidad, seguimos sinsaber nada.
Queda por ver lo que tenga que decir la teología. De entrada, hay que haceruna aclaración importante. Ninguna de las verdades de fe católica se refiere ala existencia o la no existencia de extraterrestres. El mensaje bíblico, en susdos Testamentos, bascula entre el Cielo –trascendente al universo visible– y laTierra. Las estrellas son criaturas divinas –el interés en subrayarlo radica enque había pueblos vecinos que adoraban los astros–, manifiestan el poder divinoy por lo demás son un decorado en el gran drama que se produce en la relacióndel Dios con el hombre. Nada más. Lo cual quiere decir que en el terreno quenos ocupa se juega no con verdades de fe en sentido estricto, sino conrazonamientos elaborados a partir de los contenidos de fe.
En cuanto a lo que se suele denominar teología de la creación, no seencuentran especiales dificultades. El hombre como coronamiento de la creaciónvisible lo es con respecto al mundo irracional que lo rodea, y como hecho aimagen y semejanza de Dios lo es debido a su carácter racional. El reinado delhombre alcanza hasta donde llega su poder y su presencia. Hay así hueco paraotros posibles reinos sin que cambie nada. El verdadero problema viene con lateología de la redención. En ella contemplamos a Dios que, para redimirnos, seha encarnado, haciéndose verdadero hombre en Jesucristo sin dejar de ser Dios,y como hombre ha recibido una gloria que, utilizando la expresión bíblica, lehace estar sentado a la diestra de Dios Padre. Si se tratara de una relaciónprivilegiada con Dios, podría aceptarse la posibilidad de que otroscompartieran ese privilegio. Pero parece tener los rasgos de una relacióndemasiado exclusiva. ¿O tendremos que admitir que Dios también se ha encarnadoen un alienígena, y Cristo debe compartir la diestra del Padre con él, siendoademás los dos la misma persona divina (el Hijo)? Lo cierto es que parecedifícil de asumir, aunque conviene hacer dos observaciones. La primera es queel plan divino para con esos hipotéticos seres podría ser distinto, como podríahaber sido distinto para con el hombre. La segunda es que, aunque fuerasustancialmente el mismo, no es ni contradictorio con lo relevado, niincompatible, ni imposible. En Dios cabe todo lo bueno; lo que no cabe es loabsurdo, y esta posibilidad no lo es. El que pudiera haber otros que disfrutanpor igual del don divino no nos quita absolutamente nada, tampoco del amor deDios, que por ser divino es infinito. Por eso, si alguna vez apareciera unalienígena ello no supondría quiebra alguna a la fe católica.
De ahí que tengan poco sentido las posturas tanto del católico que mire concierta aprehensión los descubrimientos astronómicos en el temor de que le vayana suponer una quiebra de su fe, como la del ateo que piense que estamos cercade hacer descubrimientos que pondrían en evidencia la fe cristiana. A laIglesia Católica no le ha importado mucho este problema hasta la fecha, lo queno ha ocurrido con otros temas donde estaba implicada la ciencia natural, comoel evolucionismo. De hecho, no ha hecho pronunciamientos o manifestaciones alrespecto. Pero eso no quiere decir que sea lo más razonable sumarse aloptimismo desmedido que con tanta frecuencia distorsiona lo que la auténticaciencia descubre y sabe. Por caminos distintos, tanto la ciencia por un ladocomo la fe por otro convergen en invitar a un cierto escepticismo sobre laexistencia de extraterrestres inteligentes, sin cerrarse a la posibilidad deque pueda suceder lo contrario a lo esperado. La ciencia, porque cada vez sonmás numerosos los requisitos para la existencia de semejante vida, y por tantocada vez es estadísticamente más improbable encontrarla (y no lo sabemos todo:todavía puede haber más). La fe, porque ese tipo de vida –los demás tipos no leimportan en absoluto– no es el resultado únicamente de la evolución sinotambién de una intervención específica divina que se considera poco probable.Si algún día apareciera una evidencia de lo contrario, la ciencia se alegraría(en principio: habría que ver cómo nos consideran y nos tratan), y a la Iglesiano le costaría mucho aceptarlo. Pero ese día, hoy por hoy, cada vez se ve máslejano.

Por Julio de la Vega-Hazas Ramírez, sacerdote español del Opus Dei, doctor en Teología y licenciado en Derecho, miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), y autor, entre otros, de los libros El complejo mundo de las sectas (Grafite, Bilbao, 2000), El mensaje social cristiano (Eunsa, Pamplona, 2007) y Educar en la templanza (Cristiandad, Madrid, 2009).
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EN YOUTUBE HE RECIBIDO INFINIDAD DE ATAQUES DE LOS UFOS CONTRA MI VIDEO :EL GRAN ENGAÑO DIABOLICO DE LOS OVNIS.Y ES QUE LES MOLESTA QUE SE DESCUBRA Y SE DIGA LA VERDAD SOBRE LOS OVNIS Y SUPUESTOS EXTRATRERRESTRES.LOS ESTRATERRESTRES JAMAS HAN VISITADO LA TIERRA.ES TODO UNA GRAN MENTIRA Y UN MONTAJE.LOS UFOS SIEMPRE INTENTAN RELACIONAR LOS MILAGROS Y PRODIGIOS DE DIOS EN LA BIBLIA Y EN LAS APARICIONES …Más
EN YOUTUBE HE RECIBIDO INFINIDAD DE ATAQUES DE LOS UFOS CONTRA MI VIDEO :EL GRAN ENGAÑO DIABOLICO DE LOS OVNIS.Y ES QUE LES MOLESTA QUE SE DESCUBRA Y SE DIGA LA VERDAD SOBRE LOS OVNIS Y SUPUESTOS EXTRATRERRESTRES.LOS ESTRATERRESTRES JAMAS HAN VISITADO LA TIERRA.ES TODO UNA GRAN MENTIRA Y UN MONTAJE.LOS UFOS SIEMPRE INTENTAN RELACIONAR LOS MILAGROS Y PRODIGIOS DE DIOS EN LA BIBLIA Y EN LAS APARICIONES ,PARA DECIR DE QUE NO ES OBRA DE DIOS NI ES EL, EL QUE HACE LOS MILAGROS SINO LOS SUPUESTOS EXTRATERRESTRES.ESTO ES NEGAR AL UNICO Y VERDADERO DIOS.ESCUCHA ISRAEL EL SEÑOR ES NUESTRO DIOS ES UNO NO HAY MAS DIOS QUE EL SEÑOR Y FUERA DEL SEÑOR DE NO HAY OTROS DIOSES.QUIEN DIGA Y PONGA A LOS SUPUESTOS EXTRATERRESTRES COMO OBRADORES DE MILAGROS BIBLICOS( QUE SOLO SON DE DIOS Y NO DE OTROS SUPUESTOS DIOSES)ESTA COMETIENDO UN GRAVE ERROR Y PECADO QUE ES NEGAR AL UNICO TODOPODEROSO Y VERDADERO DIOS PARA PONER EN SU LUGAR A ESTOS FALSOS Y NUEVOS DIOSES QUE NO SON OTROS QUE LOS DEMONIOS DE SIEMPRE. DEFENDER ESAS NUEVAS TEORIAS SATANICAS DE LOS UFOS ES UNA HEREJIA Y MAS SI VIENE DE ALGUIEN QUE SE DIGA CATOLICO.ES INADMISBLE.LOS UFOS HAN ESTADO ENGAÑADO DESDE HACE 40 O 50 AÑOS AL MUNDO CON LOS OVNIS Y SUPUESTOS EXTRATERRRESTRES.ESOS SUPUESTOS VISITANTES QUE EN VEZ DE ALIENIGENAS PARECEN FANTASMAS QUE APARECEN Y DESAPARECEN.DE OTRAS DIMENSIONES.PERO QUE DIMENSION? LA DEL INFIERNO?NO SON EXTRATERRESTRES SON DEMONIOS A VER SI SE ENTERAN YA LOS UFOS.LA NASA Y SETI LLEVAN MUCHOS AÑOS BUSCANDO VIDA INTELIGENTE Y AUN NO HAN ENCONTRADO NADA DE TAN LEJOS QUE DEBEN ESTAR,Y QUE NO SE HABRAN DADO NI CUENTA DE QUE EXISTE LA TIERRA.Y VOSOTROS LOS UFOS NOS HABEIS ESTADO CONTADO CUENTO DE FANTASIAS DE SUPUESTAS VISITAS ENGAÑANDO AL MUNDO.SI HUBIERAN VENIDO HACE TANTOS AÑOS NOS HABRIAMOS DADO CUENTA TODOS DE FORMA ESPECTACULAR,PERO NO HA SIDO ASI PORQUE ES TODO FALSO.Y ESA ES LA REALIDAD Y NO VUESTRAS FANTASIAS Y CUENTOS DE CIENCIA FICCION,QUE NO SABEIS DISTINGUIR LAS PELICULAS Y SERIES CON LA REALIDAD,LO CONFUNDIS TODO Y HABEIS CREADO UN MUNDO DE FANTASIAS.PERO CLARO COMO VEIS TANTAS PELICULAS Y SERIES OS ESTAN AFECTANDO AL CELEBRO Y ESTAIS PREDISPUESTOS Y AUTOSUGESTIONADOS POR TANTAS TONTERIAS.DESPERTAD Y DAROS CUENTA QUE LOS MEDIOS DE COMUNICACION TIENEN UN GRAN PODER DE INFLUENCIA OS HAN LAVADO EL CELEBRO CON TANTAS FANTASIAS.LA REALIDAD ES ESTA.Y HAY QUE BUSCAR SIEMPRE LA VERDAD OBJETIVA NO LAS FANTASIAS DEL CINE.JESUCRISTO ES EL UNICO SALVADOR DEL MUNDO Y NO HAY OTROS SALVADORES NI AQUI NI EN EL ESPACIO,A VER SI OS ENTERAIS SOLO JESUCRISTO ES LA VERDAD.PORQUE AUNQUE DEL CIELO VINIERA CON OTRO EVANGELIO DISTINTO AL QUE OS HEMOS ENSEÑADO SEA ANATEMA.NO QUERREMOS NUEVAS TEORIAS Y DOCTRINAS SATANICAS QUE SON ANTICRISTIANAS Y CONTRADICEN LA FE CATOLICA LA UNICA VERDADERA.PERO LOS FALSOS PROFETAS Y SECTAS Y DOCTRINAS DIABOLICAS ESTAN HACIENDO SU AGOSTO POR EL MUNDO ENGAÑANDO A LA GENTE PARA ASI APARTANDOLES DE DIOS Y DE SU IGLESIA.HARAN PRODIGIOS Y SEÑALES PARA ENGAÑAR SI FUERA POSIBLE A LOS MISMOS ELEGIDOS,PERO QUIEN PERSEVERE HASTA EL FINAL SE SALVARA.ESTEMOS FIRMES EN LA VERDAD,FIRMES EN LA FE:JESUCRISTO Y SU IGLESIA FUERA DE LA IGLESIA TODO SON ENGAÑOS DEL DIABLO.
agus
estoy totalmente en desacuerdo contigo joseme estas equivocado completamente siempre los ufos utilizais a dios sus prodigios en la biblia y las apariciones marianas para relacionarlas con los ovnis y supuestos extraterrestres es una estrategia vuestra para confundir a la gente y a apartarles de dios y la verdad .PORQUE LOS UFOS EN VEZ DE RELACIONAR LOS OVNIS Y SUPUESTOS VISITANTES CON DIOS Y BIBLIA …Más
estoy totalmente en desacuerdo contigo joseme estas equivocado completamente siempre los ufos utilizais a dios sus prodigios en la biblia y las apariciones marianas para relacionarlas con los ovnis y supuestos extraterrestres es una estrategia vuestra para confundir a la gente y a apartarles de dios y la verdad .PORQUE LOS UFOS EN VEZ DE RELACIONAR LOS OVNIS Y SUPUESTOS VISITANTES CON DIOS Y BIBLIA,PORQUE NUNCA QUERREIS RELACIONARLOS CON EL DIABLO? OS DA MIEDO QUE SE OS DESCUBRA LA VERDAD?PORQUE POR CAUSA DE LOS OVNIS Y SUPUESTOS VISITANTES HAN HABIDO MUCHOS EN VARIAS PARTES DEL MUNDO QUE SE HAN SUICIDADO Y HAN CREADO SECTAS Y NUEVAS DOCTRINAS ANTICRISTIANAS.ME PARECE JOSEME POR LO QUE DICES QUE NO ES COHERENTE CON LA FE CATOLICA PUES ES UNA TOTAL HEREJIA HABLAR A FAVOR DE LOS QUE ADORAN A ESOS SUPUESTOS SERES QUE SE HACEN PASAR COMO SI FUERAN DIOSES CREADORES DE LOS HUMANOS EXPERIMENTANDO CON NOSOTROS.TE DAS CUENTA DE LO QUE ESTAS DICIENDO? ESTAS DANDO LA RAZON A LOS QUE QUIEREN HACERNOS CREER EN ESOS DEMONIOS DISFRAZOS DE EXTRATERRESTRES.DESPIERTA QUE DIOS TE ILUMINE Y SALGAS DEL ERROR ENGAÑOSO
Un comentario más de agus
agus
muy inyteresante ,pero creo que la enorme distancia que nos separa de otras estrellas,y de que el proyecto de la nasa y seti no han descubierto aun vida inteligente en el espacio.l demuestraria que jamas nos visitaron los extraterrestres ,es un puro invento satanico.pues los ufos y demas creyentes de estos temas desde hace decadas nos intentar inculcar lo de los ovnis y alienigenas y sus supuestos …Más
muy inyteresante ,pero creo que la enorme distancia que nos separa de otras estrellas,y de que el proyecto de la nasa y seti no han descubierto aun vida inteligente en el espacio.l demuestraria que jamas nos visitaron los extraterrestres ,es un puro invento satanico.pues los ufos y demas creyentes de estos temas desde hace decadas nos intentar inculcar lo de los ovnis y alienigenas y sus supuestos mensajes vean el video:EL GRAN ENGAÑO DIABOLICO DE LOS OVNIS.han creado una especie de nueva religion de esos supuestas entidades que se dicen de otros planetas,y que dan supuestos mensajes telepaticos a los contactados vease:exopolitica y demas....dicen que dios no nos creo que fueron esos supuestos alienigenas,o sea niegan al padre celestial,y ponen como dioses creadores a esos supuestos extraterrestres,que no son mas que los demonios de siempre.ponen los prodigios de dios en la biblia hechos por esos supuestos seres,o sea niegan toda la revelacion de dios.niegan al hijo nuestro señor jesucristo como el hijo del dios verdadero.niegan al espiritu santo que asiste a la iglesia.niegan a la virgen maria que la madre de dios.y todas sus apariciones relacionandolas ,dicendo que es obra de esas supuestas entidades espaciales.son verdaderamente anticristianos.pues quien es el anticristo:el que niega que jesucristo es el hijo de dios ese es el anticristo.pues aunque un angel del cielo viniera con otro evangelio distinto sea anatema.y jesus nos advirtio:HARAN SEÑALES Y PRODIGIOS PARA ENGAÑAR SI FUERA POSIBLE A LOS MISMOS ELEGIDOS.estemos en guardia y la iglesia tambien,pues nos quieren inculcar nuevas doctrinas diabolicas sobres esos demonios y destruir asi el cristianismo y a idea de dios.en la biblia no se nos dice nada sobre que existan extraterrestres ni que nos vayan a visitar en el futuro, aunque ellos haran algo para intentar convencernos.en :LA BIBLIA SI QUE NOS ADVIERTE EN SUS PROFECIAS DE LA VENIDA DE FALSOS PROFETAS,DOCTRINAS DIABOLICAS,PRODIGIOS Y SEÑALES SATANICAS,Y DEL MISMISIMO ANTICRISTO QUE SE HARA ADORAR COMO SI FUERA DIOS.
svetlospasy
Zajímavá studie.