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Sin buenos maestros, ¿cómo habrá buenos alumnos?

Sin buenos maestros, ¿cómo habrá buenos alumnos?

Luis Fernando, el 6.05.18 a las 10:33 AM

El verdadero drama al que se enfrenta hoy la Iglesia es que están desapareciendo los buenos formadores de sacerdotes. La formación filosófica está prácticamente aniquilada, con el abandono masivo de Santo Tomás. La teológica está infectada de modernismo de tal manera, que incluso está presente,en sus versiones “light", en seminarios teóricamente “ortodoxos". En el caso de los estudios bíblicos la situación es prácticamente irrecuperable gracias al maldito método histórico-critico, que nació y se desarrolló en el protestantismo liberal y de ahí pasó, por ósmosis, al catolicismo centroeuropeo antes del CVII y luego al resto tras el Concilio.

Sin buenos maestros, ¿cómo habrá buenos alumnos? Sin buenos formadores de seminaristas, ¿cómo tendremos sacerdotes capacitados para remontar esta crisis?

Algo parecido ocurría antes de Trento. Los curas tenían en su mayor parte una formación lamentable. Pero entonces Dios suscitó grandes santos, grandes maestros, que supieron comprender dónde estaba la enfermedad y la atajaron. Por ejemplo, San Francisco de Sales decía que la ciencia era para el sacerdote el octavo sacramento y como obispo se empeñó en formar adecuadamente a sus presbíteros.

Debemos implorar a Dios que vuelva a levantar santos y doctores antes de que la catástrofe sea irreparable. O eso o, mejor aún, que vuelva Cristo cuanto antes.

Luis Fernando Pérez Bustamante