Gottlob
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Card. Burke: “es mi deber solemne como obispo enseñar la Verdad, y continuaré haciéndolo”

Sin duda alguna, el invitado de honor del Congreso, 17° Congreso Litúrgico de Colonia (Kölner Liturgische Tagung), fue S. Emcia. Revma. el Cardenal Raymond Leo Burke (1948), antiguo Prefecto del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica y actual Patrono de la Soberana Orden de Malta (de quien ya habíamos publicado una entrada en esta bitácora), quien el viernes 20 pronunció la conferencia que cerró el congreso, intitulada “’Hasta que la muerte los separe': La teología del matrimonio de la Iglesia Romana luego del Sínodo sobre el matrimonio y la familia”.
En su conferencia, el Cardenal Burke se refirió extensamente al libro Permanecer en la Verdad de Cristo (cuya versión española puede adquirise en la editorial o en Amazon), del cual es coautor y que busca reafirmar la doctrina perenne de la Iglesia en torno al sacramento del matrimonio, especialmente en contra de aquellos que pretenden alterarla o distorsionarla, so pretexto de modificar la práctica pastoral bimilenaria de la Iglesia con respecto a la imposibilidad de los católicos divorciados y que han contraído nuevas uniones civiles de acceder a los sacramentos (véase aquí la carta escrita hace un tiempo por nuestro Presidente, el Prof. Julio Retamal Favereau). El Cardenal atribuyó dicha corriente de opinión, sostenida con particular vehemencia por el Cardenal Walter Kasper, a interpretaciones erradas del concilio de Nicea, de los Padres de la Iglesia y al desconocimiento de las prácticas de las iglesias orientales, las que los sostenedores de dichas opiniones habitualmente esgrimen en su favor.
El Cardenal sostuvo que el lenguaje que emplea la Iglesia no puede abandonar las nociones del Derecho Natural, pues se trata aquí de una cuestión de identidad de la Iglesia, siendo preciso llamar las cosas por su nombre. Advirtió en contra de un cierto sentimentalismo, que se presenta falsamente como una forma de piedad, pero que en realidad es algo incluso dañino, en tanto impide la contemplación de la realidad que le permitiría a la persona conocer la Verdad de Cristo y salir del estado de pecado en el que se encuentra.
Su Eminencia se mostró contrario a la propuesta de simplificar el proceso canónico de declaración de la nulidad matrimonial mediante la supresión de la doble instancia o la radicación del conocimiento de estas causas en el ordinario del lugar o en un sacerdote delegado de éste, propuesta que calificó de “difusa”. En contra de quienes afirman que el proceso canónico es una cuestión enteramente disponible por la autoridad eclesiástica, sostuvo que el deber de aclarar la verdad sobre la validez de un matrimonio a efecto de permitir la certeza moral sobre ésta es algo exigido por el Derecho Divino, citando el célebre discurso de 1944 del Siervo de Dios Pío XII a la Rota Romana. Indicó que, para los casos sencillos y donde la falta de un consentimiento válido es evidente, los procesos canónicos ya son ágiles en la actualidad, sin que sea necesario introducir reformas.
El Siervo de Dios Pío XII
Aclaró que la potestad plena del Romano Pontífice no es un poder absoluto, sino que está al servicio de Cristo y de la Fe. En el caso del matrimonio, ni siquiera dicha potestad plena y suprema del Romano Pontífice puede ir en contra de la indisolubilidad del matrimonio (canon 1141 CIC; canon 853 CCEO). Recordó la experiencia de los EE.UU., donde entre 1971 y 1983, año de la entrada en vigencia del actual Código de Derecho Canónico, existió un procedimiento simplificado de declaración de la nulidad matrimonial, que fue visto por muchos como una suerte de “divorcio católico”. No es el proceso el que requiere de reforma, manifestó, sino que lo que los tribunales canónicos requieren es más personal debidamente calificado.
El Cardenal Burke enfatizó la importancia que para la nueva evangelización tiene el concepto contenido en la exhortación apostólica Familiaris consortio(1981) de la familia como Ecclesia domestica (iglesia doméstica), donde la Fe es enseñada, celebrada y vivida, como signo de contradicción frente a la cultura secularizada. Indicó que el sínodo de obispos que tendrá lugar en octubre próximo en Roma debe servir para dar testimonio de la Verdad de Cristo para la cultura y ser una ayuda para las familias cristianas. La Iglesia debe prestar especial atención a aquellos cónyuges que se encuentren en matrimonios difíciles, para ayudarlos a guardar la fidelidad y la generosidad. La Iglesia no puede renunciar a la fidelidad al Derecho Natural ni al Mensaje del Redentor. Frente al error en el que caen la cultura y los medios de presentar a la sexualidad como una cuestión de mera felicidad personal, el matrimonio debe ser el primer lugar para dar testimonio en este ámbito. Desgraciadamente incluso al interior de la Iglesia hay quienes, recurriendo a la misericordia o a la pastoral, oscurecen la verdad del matrimonio,advirtió. Frente a ello, es preciso tener siempre como modelos a San Juan Fisher y a Santo Tomás Moro.
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