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Si pudiera explicarlo brevemente diría que el problema es que varios documentos del Vaticano II contienen herejías introducidas maliciosamente por herejes internos y enemigos externos de la Iglesia que influyeron en el Vaticano II. El oscurecimiento general de la Iglesia fue causado por homosexuales, masones, comunistas que se infiltraron en el Seminario y Bergoglio es uno de ellos. Con y después del Vaticano II surgieron dos corrientes: una ultraprogresista y otra más conservadora (Juan Pablo II y Benedicto XVI). Por eso el Papa Benedicto XVI comenzó a hablar de la “hermenéutica de la continuidad” porque querían interpretar el Vaticano II de acuerdo con la Tradición de la Iglesia, pero el problema es que el movimiento ecuménico es incompatible con la doctrina católica. Este enfoque conservador provocó enfrentamiento y odio de la corriente ultraprogresista que veía en Benedicto un acercamiento a la tradición y un obstáculo debido a sus posiciones contra la homosexualidad y su defensa de la Familia y los sacramentos. Pero ahora no vemos continuidad sino una ruptura total. De hecho, la mafia gay se deshizo de Benedicto porque ya no era útil para sus malvados fines. No hay hermenéutica de continuidad. Bergoglio rompió el hilo que quedaba. Bergoglio ha provocado un “CISMA” entre la Iglesia católica de todos los tiempos y el Novus Ordo.

Yo creo que muchos católicos no han aprendido a distinguir entre lo que es una “urgencia” y lo que es una emergencia. Porque si vemos que un hombre quiere matar a un grupo de personas, lo primero que debemos tratar de hacer es desarmarlo. En ese momento, no sirve de nada perderse en discusiones sobre quién le abrió la puerta al hombre para “secuestrar” a esas personas, etc., sino que debemos resolver el problema inmediato. Y EL ASESINO EN SERIE QUE DEBEMOS DESARMAR se llama Jorge Mario Bergoglio Sívori.