Al menos una vez: la policía apareció en vano para dispersar a los fieles
Durante el Triduo Pascual, la policía italiana allanó varias Iglesias católicas:
En Rivarolo Canavese, unos soplones llamaron a la policía que allanó una Misa a la que asistían una docena de católicos. Todos fueron amenazados con una multa.
En Scafati, cerca de Salerno, casi cuarenta personas asistieron a la Vigilia Pascual. Cada una recibió una multa de 280 euros y fue puesta bajo arresto domiciliario durante dos semanas.
En Frosinone, en la región del Lazio, el sacerdote local rezó el Via Crucis con seis personas presentes, entre ellas el vicealcalde. La policía se enteró de esto a través de una transmisión en vivo por Internet. Se presentaron cargos contra los asistentes.
En Borgo, cerca de San Remo, la policía allanó la iglesia local en vano, porque los fieles presentes sólo estaban rezando en forma privada, lo cual, según la ley, no es considerado un evento religioso. Si el sacerdote hubiese celebrado una Misa en silencio en el altar mayor, los fieles hubiesen sido castigados.
Gloriosa Reina del cielo, sublime Señora de los Ángeles, desde el principio Dios os dio la virtud y la misión de aplastar la cabeza de Satanás. Muy humildemente os suplicamos de enviarnos vuestras legiones celestiales para que bajo vuestro mando y por vuestra virtud, repriman a los espíritus malignos, los combatan en todas partes, confundan su osadía y los arrojen al infierno. Gloriosísima Madre de Dios, enviad vuestros ejércitos invencibles para que nos ayuden en la lucha contra los emisarios del infierno entre los hombres; frustrad los planes de los ateos y confundid a los impíos; concededles la gracia de la luz y conversión, para que con nosotros alaben a la Santísima Trinidad y honren a Vos, nuestra Madre clemente, piadosa y dulce. Patrona poderosa, que vuestros Ángeles protejan vuestras Iglesias y Santuarios en todo el mundo. Que protejan las casas de Dios, los lugares sagrados, las personas y cosas, y especialmente la Santísima Eucaristía. Preservadlas de la profanación, del robo, de la destrucción y desacralización. Preservadlas, Señora nuestra! OH Madre celestial, sed asimismo el amparo de nuestras cosas, de nuestras moradas y familias contra la maldad y astucia de nuestros enemigos visibles e invisibles. Que vuestros santos Ángeles habiten en ellas y reine devoción, paz y gozo en el Espíritu Santo! ¿Quién como Dios? ¿Quién como Vos, Reina de los Ángeles y Terror del infierno? OH clemente, OH dulce Madre de Dios, y Madre inmaculada del Rey de los Ángeles “que ven continuamente la cara del Padre que está en los cielos”, Vos sois para siempre nuestro amor y amparo, nuestra esperanza y nuestra gloria! San Miguel, santos Arcángeles, defendednos, protegednos! Amen.
HERMOSA ORACION PARA QUE TODOS LOS QUE ESTAN EN SU CASA LA RECEN A LAS 12 A LA HORA DEL ANGELUS. PARA QUE EL MANTO DE NUESTRA MADRE SANTISIMA NOS CUBRA.
LOS ANGELES SON NUESTROS AUXILIADORES. Un día se le apareció la Madre de Dios al Padre Ludwig Edwig Eduard Cetac, fundador de las Siervas de Maria, y lo exhortó a orar para que Ella mandara a los Santos Angeles a socorrer al mundo. A la objeción hecha por el Padre Cesac, de que Ella es suficientemente poderosa para enviar a los angeles sin necesidad de que los hombres se lo pidan, la Virgen respondió: ¨La oración es una condición requeridad por Dios. Yo misma vendré con una legión de ángeles en ayuda de la iglesia y la salvare" La misma Virgen Maria le dictó al Padre Ludwing la siguiente oración: ¡Oh, Augusta Reina del Cielo y Soberana de los Ángeles! A Ti, que has recibido de Dios el poder y la misión de aplastar la cabeza de Satanás, te pedimos humildemente, que envíes las Legiones Celestiales, para que bajo tus órdenes persigan a los demonios, los combatan por todas partes, repriman su audacia y los arrojen al abismo. ¿Quien como Dios? ¡Oh santos Angeles y Arcángeles, defiendanos y guárdennos! ¡Oh Buena y tierna Madre! ¡Tu serás siempre nuestro amor y nuestra esperanza! ¡Oh, Divina Madre! ¡Envia a los Santos Ángeles para defendernos y rechazar de nosotros al cruel enemigo! ¡Santos Ángeles y Arcángeles, defiéndannos y guárdennos! Amen. María Santísima expresó el deseo de que esta oración fuera repartida y rezada por todas partes. El Papa San Pio X la enriqueció con indulgencias en 1908, Fue cosa sorprendente que al imprimir esta oración por primera vez, la maquinaria estallara tres veces. El Papa Pio XII, en su última alocución, a principios de octubre de 1958, tuva una visión del futuro, cuando dijo: "Nubes oscuras y graves acontecimientos sobrevendrán sobre la iglesia y el mundo. Si queremos vencer, debemos aliarnos a los santos Ángeles del cielo"