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5 marzo San Eusebio Palatino, mártir "anónimo"

DIOCESISTVFeb 25, 2010 Mártir en los primitivos tiempos, según cuenta el Martirologio Romano, padeció en África por el Nombre del Señor Jesús, junto a otros ocho compañeros. El paso por aquel Continente supuso para ellos, el fiel cumplimiento del mandato de Cristo de anunciar el Evangelio a toda la Creación.
Irapuato
El Evangelio de hoy
Marcos 11, 27-33
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron de nuevo a Jerusalén,
y mientras Jesús caminaba por el templo, se le acercaron los sumos
sacerdotes,los escribas y los ancianos, y le preguntaron: “¿Con qué
autoridad haces todo esto? ¿Quién te ha dado autoridad para actuar
así?” Jesús les respondió: “Les voy a hacer una pregunta. Si me la
contestan, yo les …Más
El Evangelio de hoy
Marcos 11, 27-33
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron de nuevo a Jerusalén,
y mientras Jesús caminaba por el templo, se le acercaron los sumos
sacerdotes,los escribas y los ancianos, y le preguntaron: “¿Con qué
autoridad haces todo esto? ¿Quién te ha dado autoridad para actuar
así?” Jesús les respondió: “Les voy a hacer una pregunta. Si me la
contestan, yo les diré con qué autoridad hago todo esto. El bautismo
de Juan, ¿era cosa de Dios o de los hombres? Contéstenme”. Ellos se
pusieron a razonar entre sí: “Si le decimos que de Dios, nos dirá:
‘Entonces ¿por qué no le creyeron’?, y si le decimos que de los
hombres ...” Pero, como le tenían miedo a la multitud, pues todos
consideraban a Juan como verdadero profeta, le respondieron a Jesús:
“No lo sabemos”. Entonces Jesús les replicó: “Pues tampoco yo les diré
con qué autoridad hago todo esto”.
+ Reflexión
Una de las grandes enseñanzas de Jesús es que debemos estar preparados
porque no sabemos ni el día ni la hora en que tendremos que rendirle
cuentas a Dios. Es triste ver cómo hoy en día la gente está preocupada
de todo menos de lo único importante: Su salvación eterna. Vivimos
como si nunca fuéramos a morir o como si después de la muerte no
hubiera nada. Sin embargo, de lo primero la evidencia nos dice que
nuestra vida es finita y que ésta puede terminar de manera repentina:
un accidente automovilístico, una enfermedad fulminante, etc. De lo
segundo, el alma misma nos avisa que no es así, pues existe una
resistencia interna a no morir, pues el alma se sabe creada para la
eternidad. Jesús, en este texto nos advierte sobre la necesidad de
estar listos, de ver las señales de los tiempos. Es necesario darnos
cuenta de que los tiempos que vivimos son difíciles pues se han
quitado todas las restricciones que pueden mantener bajo control
nuestras pasiones y con ellas el pecado. Esto hace que vivamos en un
continuo peligro; la tentación está siempre al acecho y no son pocos
los que hoy en día viven alejados de Dios y sumergidos en el pecado lo
que haría que si en ese momento murieran su vida estaría perdida para
toda la eternidad… si: para toda la eternidad. No nos confundamos con
el pensamiento hoy tan difundido de que Dios es tan bueno y
misericordioso y que no se condenará nadie. Recordemos que además de
ser infinitamente Misericordiosos es infinitamente justo y que como
dice Jesús en el Evangelio: “Dará a cada uno conforme a sus obras”. No
pongas en peligro tu vida, vive en gracia. Si la pierdes recupérala
de inmediato mediante el sacramento de la Reconciliación. No sabemos
cuándo… vivamos preparados
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro
Irapuato
Santoral de Marzo 5
San Adriano, mártir, Cesarea de Palestina († 308) El mismo día y en la misma ciudad sufrió el martirio San Eubulo o Eusebio, oficial del palacio, con otros nueve cristianos. En el sexto año de la persecución de Diocleciano, siendo Firmiliano gobernador de Palestina, Adrián y Eubulo fueron de Batenea a Cesarea para visitar a los confesores de la fe. Cuando los guardias de la …
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Santoral de Marzo 5

San Adriano, mártir, Cesarea de Palestina († 308) El mismo día y en la misma ciudad sufrió el martirio San Eubulo o Eusebio, oficial del palacio, con otros nueve cristianos. En el sexto año de la persecución de Diocleciano, siendo Firmiliano gobernador de Palestina, Adrián y Eubulo fueron de Batenea a Cesarea para visitar a los confesores de la fe. Cuando los guardias de la ciudad les interrogaron sobre el motivo de su viaje, los mártires respondieron sin rodeos que habían ido a visitar a los cristianos. Inmediatamente fueron conducidos ante el gobernador, quien los mandó azotar y desgarrar las carnes con los garfios de hierro, para ser arrojados después a las fieras. Dos días más tarde, durante las fiestas de la diosa Fortuna, Adrián fue decapitado, después de haber sido atacado por un león. Eubolo corrió la misma suerte, uno o dos días después. El juez le había prometido la libertad a este último, con tal de que sacrificara a los ídolos, pero el santo prefirió la muerte.

-San Cristóbal Macassoli, de Milán, fundador († m. XIV-XV) Etimológicamente significa "portador de Cristo". Viene de la lengua griega. San Bernardino de Siena captó como nadie los valores que encerraba en su interior el alma de este joven. Después sacarle de sí todos los dones con que Dios lo había enriquecido, intentó que su noble familia comprendiese los caminos espirituales por los que quería encaminar su hijo Cristóbal. A la edad de años veinte años, se dio cuenta de que su vocación estaba en la Orden de los Franciscanos, tan de moda en aquellos años. Una vez que rompió con los lazos familiares, tan difíciles ayer y hoy cuando se trata de abrazar el estado religioso - que no da dinero - sino de ser felices - y llegó a ser sacerdote, se distinguió entre todo el mundo por su predicación y como el hombre que representaba para sus oyentes algo asó como el faro de donde se saca la luz y la esperanza para seguir viviendo los valores evangélicos, que siempre son de perenne actualidad. Estamos en el año 1415. Tanta fuerza tenía su palabra divina que logró muchas conversiones por su condición de verdadero taumaturgo. Su muerte tuvo lugar en el año 1485 tal día como hoy. En esta iglesia permanecieron sus restos hasta el año 1810, tiempo en que los trasladaran a la catedral de Vigevano, en los días de las estúpidas órdenes de Napoleón.

-San Eusebio de Cremona, discípulo de San Jerónimo y autor de interesantes opúsculos, Belén († 423) San Eusebio conoció a San Jerónimo en Roma, durante un viaje que hizo a la ciudad, siendo muy joven. En adelante les unió una gran amistad, tan larga como su vida. Eusebio determinó acompañar a Jerónimo a Tierra Santa. En Antioquía se les reunieron Santa Paula y Santa Eustoquio y todos juntos fueron a visitar los Santos Lugares, antes de instalarse definitivamente en Belén. En Roma, Eusebio se vio envuelto en una violenta disputa con Rufino, un sacerdote de Aquileya a quien se acusaba de haber hecho una traducción tendenciosa de las obras de Orígenes y de predicar falsas doctrinas. San Jerónimo había manifestado su oposición a las doctrinas de Rufino, y Eusebio se puso de parte de su maestro. El año 400, Eusebio visitó nuevamente su tierra natal y parece que se quedó en Italia. En todo caso, la relación que se le atribuye de la muerte de San Jerónimo es ciertamente falsa. San Jerónimo dedicó a su amigo varios de sus escritos. Se dice que San Eusebio fue enterrado en Belén, junto a San Jerónimo, pero el hecho es muy dudoso. Uno de los altares en la cripta de la iglesia de la Natividad está dedicado a San Eusebio. Según una tradición, fue el fundador del monasterio de Guadalupe, en España e introdujo en la península la Orden de los Jerónimos; pero dicha leyenda carece de fundamento.

-San Eusebio Palatino, mártir. Es uno de los innumerables mártires anónimos. Voy a ver si consigo explicarme. El Martirologio Romano lo menciona junto con Pedro, Rústico, Herabo, Mario Palatino y ocho compañeros más de martirio cuyos nombres ni siquiera se mencionan. Le doy el calificativo de "anónimo" o desconocido por no tener noticia de ninguna circunstancia que nos hable del lugar, tiempo o clase de padecimientos que tanto él como sus compañeros sufrieran por la fe. Sólo conocemos sus nombres. A lo más que podemos llegar -y esto como suposición- es que padecieron por Jesucristo en África, por el relato concordante, aunque dependientes entre sí por las fuentes que utilizan, de hagiógrafos que se inclinan por este probable detalle. El Hagiologio lusitano de Pedro Cardoso, la Crónica de España de Martín Carrillo y Moreno Vargas en su Historia de Mérida sostienen que sufrieron martirio en la Bética, en un lugar llamado Medellín, cerca de Mérida. No se les atribuyen gestas concretas reconocidas ni están avalados por triunfos personales; simplemente dieron su vida ¿se les puede pedir más? Juntos forman una masa anónima y son los más y probablemente los más importantes. Hicieron posibles los bienes presentes que son su herencia. Eusebio Palatino fue uno de estos personajes anónimos que supo personar la fidelidad a Jesucristo y la fortaleza hasta el fin con el tesón de los que entienden valer la pena su entrega. Mi testimonio agradecido a él y a sus compañeros anónimos.

-San Focas, mártir, Antioquía († 320) En Oriente se le invoca contra la mordedura de las serpientes. Hay varios santos con este nombre (que en Oriente no sonaba a raro, lo lleva un emperador bizantino) y sus historias parecen confundirse. El que invocaban los marineros del Ponto Euxino, del Egeo y del Adriático, ¿era el mismo mártir cuyo santuario estaba en Sinope, en la costa meridional del Mar Negro?. Vivía en las afueras de la ciudad trabajando su huerto, y era acogedor, alegre y hospitalario como pocos. Cuando se decreta una persecución contra los cristianos, no se altera en lo más mínimo, no huye, sigue con su vida de siempre, como si la cosa no fuera con él, porque uno de sus rasgos más característicos es la serenidad o, por así decirlo, la sangre fría. Llegan a su cabaña unos soldados que no le conocen, y él, según su costumbre, les invita a entrar y les sirve de comer; luego les pregunta qué les trae por allí, y le responden que buscan a un tal Focas, hortelano, y que su misión es quitarle la vida por hechicero y encantador. Focas, sin inmutarse, dijo conocer muy bien al hombre a quien buscaban, y aseguró que lo pondría en sus manos, pero que ahora era mejor que descansasen, que él se encargaría de todo. A continuación se fue a cavar su sepultura y a disponer sus últimos preparativos, y a la mañana siguiente se presentó de nuevo ante sus perseguidores diciendo que él era a quien andaban buscando. Los soldados no sabían qué hacer, pero al fin cumplieron las órdenes y le cortaron la cabeza. Según la tradición oriental, san Focas curaba las mordeduras de serpientes venenosas.

-San Gerásimo, anacoreta, que vivió en las riberas del Jordán († 475) San Gerásimo nació en Licia de Asia Menor, donde abrazó la vida eremítica. Después pasó a Palestina y, durante algún tiempo cayó en los errores eutiquianos, pero San Eutimio le devolvió a la verdadera fe. Más tarde, parece que estuvo en varias comunidades de la Tebaida y finalmente, retornó a Palestina, donde se hizo íntimo amigo de San Juan el Silencioso, de San Sabas, de San Teoctisto y de San Atanasio de Jerusalén. Tan numerosos fueron sus discípulos, que el santo fundó una "laura" de sesenta celdas, cerca del Jordán y un convento para los principiantes. La fama de San Gerásimo sólo cedía a la de San Sabas. A cada monje se asignaba un trabajo determinado, que debía estar listo el sábado siguiente. Aunque la regla ya era de suyo severa, San Gerásimo la hacía todavía más rigurosa para sí y nunca cesó de hacer penitencia por su caída en la herejía eutiquiana. Según se cuenta, durante la cuaresma, su único alimento era la Sagrada Eucaristía. San Eutimio le profesaba tal estima, que le enviaba, por medio de los discípulos, a aquellos de sus seguidores a quienes consideraba llamados a la más alta perfección. El año 451, durante el Concilio de Calcedonia, su nombre sonó en todo el oriente. La "laura" que él había fundado florecía todavía un siglo después de su muerte.

-San José Oriol (1650 † 1702) Gran taumaturgo de Barcelona. Nació en Noviembre de 1650 en Barcelona (España) y pasó casi toda su vida en esta ciudad. Quedó huérfano de padre siendo todavía muy pequeñito. Jovencito fue admitido como monaguillo y cantor en una iglesia, y viendo los sacerdotes su gran piedad y devoción se propusieron costearle los estudios de seminario. Pasaba muchas horas rezando ante el Santísimo Sacramento en el templo. Ordenado sacerdote, y habiendo recibido en la universidad el grado de doctor, se dedicó a la educación de la juventud. Era sumamente estimado por las gentes y muy alabado por su gran virtud y por sus modos tan amables que tenía en el trato con todos, pero Dios le dejó ver el estado de su alma (como lo hizo también con toros santos) y desde ese día ya no tuvo José ningún sentimiento de vanidad ni de orgullo. Se dio cuenta de que lo que ante los ojos de la gente brilla como santidad, ante los ojos de Dios no es sino miseria y debilidad. En sus últimos años obtuvo de Dios el don de profecía y anunciaba muchas cosas que iban a suceder en el futuro. Y hasta anunció cuando iba a suceder su propia muerte. En un día del mes de marzo del año 1702, mientras cantaba en su lecho de enfermo un himno a la Virgen María, murió santamente. Tenía apenas 53 años. Enormes multitudes se congregaron alrededor de su féretro el día de su entierro. Los devotos se repartieron sus pocas pertenencias para guardarlas como reliquias, y después consiguieron formidables milagros por su intercesión y el Papa San Pío Décimo lo declaró santo. San José Oriol, consíguenos de Dios muchos y muy santos directores espirituales, y muy buenos y celosos confesores.

-San Juan José de la Cruz, de la Orden de los Menores descalzos, fundador de la rama italiana de San Pedro de Alcántara e imitador de este santo en sus penitencias († 1734) San Juan José de la Cruz, de la Orden Franciscana de San Pedro de Alcántara. Nace en 1654 en la isla de Ischia, frente a Nápoles, de una familia cristianísima, cuyos cinco hijos se consagran a Dios en la vida religiosa. Lo mismo de maestro de novicios que de superior provincial y director de almas, San Juan José de la Cruz hace de su vida una Cuaresma de oración y penitencia, con ayunos, y cilicios en cruz, rigurosísimos. Sobresaliente por su austeridad, insistió en una austeridad igual de estricta para los novicios a su cargo. Incluso tuvo la idea de edificar eremitorios fuera del edificio principal del monasterio, de modo que pudiese practicar una autodisciplina aún mayor. Entendió, que lejos de ser un lujo, el recreo es una necesidad del espíritu humano. En su amor a la pobreza, llega a ser llamado "el Padre Cien Remiendos". A su hábito lo considera como la túnica de Cristo, signo de su consagración a él. Y hasta su muerte en Nápoles, con 80 años, el 5 de marzo de 1734, acata siempre la Providencia de Dios; persuadido de que un ser como el hombre, con poco más de tres dedos de frente, no puede abarcar los insondables designios divinos.

-San Virgilio, obispo de Arlés, 610. Del latín: inclinado (s. VII) Obispo. San Virgilio nació en Gascuña, pero se educó en el monasterio de San Honorato, en una de las dos islas que se hallan a tres kilómetros de Cannes, tan conocidas por los turistas de la Costa Azul. Según su biógrafo, que es nuestra principal fuente, aunque vivió varios siglos después de los hechos y tiende a inventar todo lo que pueda glorificar el santo, Virgilio fue monje y abad del monasterio de San Honorato. Una noche estaba el santo paseándose en la playa cuando vio un extraño navío cerca de la costa; sobre la cubierta, trabajaban algunos marinos, quienes desembarcaron y vinieron al encuentro de Virgilio. El nombre de San Virgilio no figura en la lista de los abades de Lérins; en algunas crónicas figura como un monje de Lérins que más tarde llegó a ser abad del monasterio de San Sinforiano de Autún. San Virgilio construyó varias iglesias en Arles. Sin duda que el pueblo de Arles tenía entera confianza en la protección de su arzobispo, persuadido de que mientras los restos del Santo permanecieran en la ciudad, ésta vencería a todos sus enemigos. San Virgilio fue sepultado en la iglesia de San Salvador, que él mismo había construido.

-Beato Jeremías de Valacchia, capuchino romanio († 1625) El Beato Jeremías de Valacchia (en el siglo: Ion Costints [Kostist]) nació el día veintinueve de junio del año de mil quinientos cincuenta y seis en Sasca (a.k.a. Zaxo) Suceava (Romania) entró en la Orden Franciscana de Capuchinos, en la cual hizo sus votos perpetuos, finalmente, descansó en paz en los brazos del señor el día cinco de marzo del año de mil seiscientos veinticinco en Nápoles (Italia) a la edad de sesenta y ocho años, su proceso de beatificación fue iniciado el día veinticinco de septiembre del año de mil seiscientos veintisiete, la Congregación para las Causas de los Santos (CCS) le dio como número de protocolo el seiscientos ochenta y siete, sus heroicidad de virtudes fueron aprobadas y fue declarado digno de veneración -"Venerable"- el día dieciocho de diciembre del año de mil novecientos cincuenta y nueve, finalmente, su Santidad el Papa Juan Pablo II aprobó el milagro atribuido por su intercesión y lo declaró beato el día treinta de octubre de mil novecientos ochenta y tres, si se obtiene un favor o gracia especial atribuida por la intercesión del Beato Jeremías de Valacchia, por favor hacer comunicar a cualquiera de sus dos causas de beatificación: Frati Minori Cappuccini, Corso Vittorio Emanuele, 730, 80122 Napoli, Italia. Sanctuarul "Fericitul Ieremia", Str. Belvedere, n° 7, 5450 Onesti (jud. Bacau), Romania.

-San Clemente, abad, Siracusa, 1040.

-San Ciarano o Kierano (Kieran) obispo. En Sahigir, en la región de Ossory, en Hibernia (hoy Irlanda), san Kierano, obispo y abad.

-San Conón, jardinero, mártir, Chipre († 252) Conon era de Galilea y se había retirado a Panfilia, en Maguido, en donde cultivaba un prqueño jardín. Hortelano de profesión, que bajo el emperador Decio. Después del martirio de los santos Papías, Diodoro y Claudiano, durante la persecución de Decio, el prefecto Publio fue a la región, se detuvo en las puertas de la ciudad e hizo saber a los habitantes que deberían reunirse a su alrededor. Todo el mundo respondió al llamado; sin embargo un tal Naódoro, con algunos ancianos de la ciudad pidió ayuda para buscar a los que pudiesen haberse escondido. Se organizó un equipo, al que se unió un tal Orígenes y no tardó en llegar al sitio donde Conon cultivaba su jardín. Después de haberle saludado, Orígenes le dijo: "El prefecto os llama". Fue obligado a correr ante un carro con los pies atravesados por clavos. El santo atleta de Cristo obedeció y comenzó a correr al tiempo que entonaba el salmo XXXIX: "Espero yo en Yahwé confiadamente y se inclinó hacia mí y oyó mi grito", para que no escapara de su boca queja alguna, sino sólo alabanzas, al sufrir por su Señor. No dejó de cantar hasta que le faltaron las fuerzas y cayó al suelo de rodillas agonizante. Entregó el espíritu mientras oraba, todavía tuvo alientos para exclamar: "¡Señor, recibe mi espíritu! ", antes de expirar. No se encuentra vestigio alguno del culto a San Conon en Panfilia, pero parece haber sido muy popular, como lo atestiguan diversos conventos con su advocación. El Martirologio Romano del 6 de marzo nos da testimonio de que también era muy honrado en la isla de Chipre.

-Santa Oliva, virgen y mártir, Brescia, s. III.

-San Teófilo, obispo, Cesarea de Palestina, 200. Vivió en el siglo II. Fue obispo de Cesárea, en Palestina, durante el gobierno del emperador romano Severo. La crónica de su vida, escrita poco tiempo después de su muerte, acaecida en el año 200, dice que el obispo San Teófilo "resplandeció con la vivísima luz de su doctrina y sobresalió como ejemplo de autenticidad y convicción del Mensaje que predicaba.


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