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Concluye el Año de la Fe

Created on Wednesday, 27 November 2013 13:34
Written by Roberto O'Farrill

Con la solemnidad de Jesucristo Rey del Universo, el pasado domingo 24 de noviembre terminó el Año de la Fe, el mismo que inauguró Benedicto XVI el 11 de octubre de 2012 en el marco del cincuenta aniversario de la apertura de los trabajos del Concilio Vaticano II convocado por el papa beato Juan XXIII y del vigésimo aniversario de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica, promulgado por el papa beato Juan Pablo II. El papa Benedicto quiso dirigir la atención de los creyentes hacia la Fe, la virtud teologal que nos hace creer -porque Dios nos hizo capaces de Dios- concediendo, además, el precioso don de la Indulgencia Plenaria.

En la Carta Apostólica Porta Fidei, documento apostólico con el que convocó al Año de la Fe, Benedicto XVI explica que su predecesor Paulo VI “proclamó uno parecido en 1967” pues “vio ese Año como una consecuencia y exigencia postconciliar, consciente de las graves dificultades del tiempo, sobre todo con respecto a la profesión de la fe verdadera y a su recta interpretación”. Pero ahora, al cabo de 46 años, la profesión de la fe continúa encontrando dificultades, de las que se lamentaba el papa Benedicto durante su homilía en la Santa Misa para la apertura del Año de la Fe: “si ya en tiempos del Concilio se podría saber, por algunas trágicas páginas de la historia, lo que podía significar una vida, un mundo sin Dios, ahora lamentablemente lo vemos cada día a nuestro alrededor. Se ha difundido el vacío”.

Por su parte, el papa Francisco, en la homilía de la Santa Misa para la clausura del Año de la Fe, expresó que este Año “nos ha dado la oportunidad de descubrir la belleza de ese camino de fe que comenzó el día de nuestro bautismo, que nos ha hecho hijos de Dios y hermanos en la Iglesia. Un camino que tiene como meta final el encuentro pleno con Dios, y en el que el Espíritu Santo nos purifica, eleva, santifica, para introducirnos en la felicidad que anhela nuestro corazón” e indicó que “Cristo es el centro de la historia de la humanidad, y también el centro de la historia de todo hombre. A él podemos referir las alegrías y las esperanzas, las tristezas y las angustias que entretejen nuestra vida. Cuando Jesús es el centro, incluso los momentos más oscuros de nuestra existencia se iluminan, y nos da esperanza, como le sucedió al buen ladrón en el Evangelio de hoy”.

En referencia a la lectura del Evangelio, tomada del relato de san Lucas, el papa Francisco explicó que “Jesús sólo pronuncia la palabra del perdón, no la de la condena; y cuando el hombre encuentra el valor de pedir este perdón, el Señor no deja de atender una petición como esa. Hoy todos podemos pensar en nuestra historia, nuestro camino. Cada uno de nosotros tiene su historia; cada uno tiene también sus equivocaciones, sus pecados, sus momentos felices y sus momentos tristes. En este día, nos vendrá bien pensar en nuestra historia, y mirar a Jesús, y desde el corazón repetirle a menudo, pero con el corazón, en silencio, cada uno de nosotros: ‘Acuérdate de mí, Señor, ahora que estás en tu Reino. Jesús, acuérdate de mí, porque yo quiero ser bueno, quiero ser buena, pero me falta la fuerza, no puedo: soy pecador, soy pecadora. Pero, acuérdate de mí, Jesús. Tú puedes acordarte de mí porque tú estás en el centro, tú estás precisamente en tu Reino.’ ¡Qué bien! Hagámoslo hoy todos, cada uno en su corazón, muchas veces”.

Durante la clausura del Año de la Fe, al lado del altar fueron colocadas los restos-reliquia del apóstol Pedro, contenidas en un cofre de bronce en el que está escrito, en latín, Ex ossibus quae in Arcibasilicae Vaticane Hypogeo inventa Beati Petri Apostoli esse putantur y que español significa: De los huesos encontrados en el hipogeo de la basílica vaticana que se cree son del bienaventurado apóstol Pedro.

Que el papa Ratzinger, uno de los grandes teólogos de nuestro tiempo, convocara al Año de la Fe, tiene mucho sentido por su formación teológica y por su paso como Prefecto, durante casi 25 años, de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe. En consecuencia y en consonancia, ahora que el papa es Francisco, el Pastor que se ha caracterizado por entregar catequesis, expresiones y manifestaciones ampliamente caritativas, es sencillo pensar que en breve él podría convocar a un Año de la Caridad, porque la caridad es consecuencia de la Fe y porque hoy la humanidad necesita, precisamente, recuperar la caridad.

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