jahfuentes
390

El fideísmo de algunos colegios católicos

Actualizado 30 octubre 2013

Vamos por partes. En primer lugar, ¿qué es el fideísmo? se trata de una “tendencia teológica que insiste especialmente en la fe, disminuyendo la capacidad de la razón para conocer las verdades religiosas”[1]. Sin duda, es una postura contraria a lo que enseña la Iglesia Católica, un error que hay que corregir, pues no se debe creer nada más porque sí. Como dice el apóstol Pedro, nos toca “dar razones de nuestra esperanza” (1 Pe 3, 15); es decir, aprender a pensar y, desde ahí, argumentar. Ciertamente, el mejor argumento, es la congruencia con la que vivamos lo que decimos, pero esto no quita la necesidad de hacer uso del intelecto.
Ahora bien, algunos colegios católicos han perdido el rumbo, dejándose atrapar por el fideísmo. El que haya muchos ateos entre los egresados, no es casualidad, ya que nunca recibieron respuestas apropiadas a sus preguntas. Todo se quedó en cantos y dinámicas de integración, en lugar de haberlos preparado para dialogar con los que piensan diferente por medio de una fe enraizada en la razón. Ya nada más les falta quitar matemáticas, geografía y español, para poner pastoral I, II y III. Las clases de religión son muy importantes; sin embargo, tienen que ser impartidas a partir de una perspectiva que sea congruente con la encíclica –del Papa Juan Pablo II- “Fides et ratio” (Fe y razón). De otra manera, provocan más daños que beneficios, pues se distorsiona el verdadero significado del cristianismo.

La clave es la educación integral, aquella que responde a las diferentes dimensiones de la persona humana. Es decir, para todo hay un tiempo, modo y lugar. No se puede tener a los estudiantes en celebraciones religiosas que duren la mitad de la jornada, pues esto los lleva a caer en la monotonía, en el fastidio. Cantar en la Misa está perfecto, pero hacerlo dos horas antes de que empiece es demasiado. ¡Nada en exceso es bueno! Una cosa es cuidar la vida espiritual de los alumnos y otra es caer en el fideísmo. Estar siempre sobre lo mismo, provoca que los alumnos terminen alucinando la fe, en lugar de asumirla con naturalidad. Así como es malo quitar la capilla por la cancha, también resulta negativo cambiar la cancha por la capilla. Por lo tanto, nos corresponde trabajar para que el modelo educativo de los colegios católicos sea equilibrado, profesional y pedagógico; es decir, contrario al moralismo y, por supuesto, al relativismo.

www.religionenlibertad.com/articulo.asp

Fuente de imagen:
Fe y razón: siempre de la mano (Fides et ratio)