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España, Turismo Rural, Horche (Guadalajara - Castilla-La Mancha)

Horche es un municipio español de la provincia de Guadalajara, en la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, ubicado en la comarca de La Alcarria. El municipio tiene una extensión de 4.425 has. y 2.544 habitantes (INE, 2015). Su término municipal limita con los de Guadalajara, Yebes, Armuña de Tajuña, Romanones y Lupiana.

Prehistoria y Edad Antigua

Se han hallado restos arqueológicos en los parajes de El Castillo y La Galiana que datan de la Edad del Bronce. Por la etimología presumiblemente prerromana del topónimo Orche (grafía utilizada hasta el siglo XIX), el arqueólogo Pere Bosch i Gimpera la identificó con la Illarcurris de los carpetanos.

Edad Media

Según la tradición, la población fue conquistada a los musulmanes por Alvar Fáñez de Minaya la víspera de San Juan del año 1085, antes de tomar la vecina y amurallada Guadalajara. Entonces existía una pequeña fortaleza, el castillo de Mayrena, en el lugar donde hoy está la que fuera ermita de San Sebastián.

Entre los siglos XII y XVI, Horche formó parte de la Comunidad de villa y tierra de Guadalajara, en cuyo alfoz se incluía en el Fuero de 1133.

Edad Moderna

Los pleitos con Guadalajara fueron frecuentes, hasta que los horchanos lograron su independencia por una orden de 20 de diciembre de 1537, comprando el privilegio de villazgo al Emperador Carlos V. En dos plazos, los entonces 300 vecinos pagaron de forma alícuota a la Corona la suma de 1.875.000 maravedíes. Ello les dio derecho a constituir concejo, jurisdicción sobre sus términos y a erigir rollo o picota y horca. Posteriormente se elaboraron las ordenanzas que regulaban el funcionamiento institucional de la nueva villa como señorío de behetría.

La obtención de la independencia de Guadalajara no terminó con los conflictos. Durante los siglos XVI y XVII sus vecinos destacaron por la porfía y tenacidad con que defendían sus derechos tanto contra la ciudad vecina como contra el Concejo de la Mesta, tanto que en la segunda mitad del siglo XVI eran conocidos en Guadalajara como los cabezudos.

En el Censo de Pecheros de 1528, en el que no se contaban eclesiásticos, hidalgos y nobles, se registra la existencia 286 pecheros, es decir unidades familiares que pagaban impuestos. En 1575, según las Relaciones topográficas de Felipe II, la villa tenía 500 vecinos (unos 2.200 habitantes), todos ellos labradores. Su economía se basaba en la agricultura (trigo, vid, olivo y cáñamo) y la ganadería ovina. A finales de la centuria, la localidad sufrió los efectos devastadores de varias epidemias. Especialmente grave fue la de peste bubónica declarada en julio de 1599, en la que perdió la mitad de sus 600 vecinos.

En 1625, la villa fue vendida a Leonor de Guzmán y Silva, en nombre de su hijo Rodrigo de Silva y Mendoza, IV duque de Pastrana, que en 1654 acordó con la villa su independencia. Desde entonces, Horche fue gobernada por alcaldes ordinarios.

La villa sufrió mucho durante la guerra de Sucesión. El primer impacto se produjo en 1706 cuando tropas portuguesas procedentes de Alcalá de Henares recaudaron contribuciones, exigieron granos y realizaron acciones de forrajeo. Poco después las tropas del pretendiente el archiduque Carlos, pernoctaron en la villa. Por la mañana, tras oír el pretendiente y futuro Carlos VI del Sacro Imperio Romano Germánico misa en la ermita de La Soledad, continuaron camino hacia Guadalajara. Más graves fueron los sucesos del 6 de diciembre de 1710. Tropas británicas dirigidas por el general británico James Stanhope se presentaron ante ella. La cincuentena de soldados felipistas que se encontraban, junto a los varones que habían sido movilizados como milicia, optaron por retirarse hacia los bosques vecinos mientras las mujeres se encerraban en la iglesia parroquial y el convento de San Francisco. Los soldados ingleses incendiarion y destruyeron la iglesia de San Pedro de Valverde y posteriormente saquearon las casas de la localidad. Según relata fray Juan de Talamanco, las mujeres quedaron muy impresionadas por los actos sacrílegos realizados en las iglesias contras las formas sagradas. Como efectos del saqueo se desencadenó un devastador incendio que destruyó un centenar de casas y sus fábricas de paños. A final del día aparecieron tropas de Caballería de Bracamonte, que obligó a los británicos a retirarse hacia el norte, donde dos días después fueron batidos en la Batalla de Brihuega.

Edad Contemporánea

Según el Diccionario de Pascual Madoz, hacia 1845 había una población de 1.884 personas, que vivían en 420 casas. La casa consistorial contaba con cárcel y había un pósito. A la escuela acudían 110 alumnos, percibiendo el profesor 2.500 reales más las retribuciones que recibía de sus discípulos. El presupuesto municipal era de 25.910 reales, que se cubría con 15.300 de ingresos procedentes de propios y el resto por reparto vecinal. La economía se basaba en el cultivo de trigo, cebada, centeno, avena, aceite, vino y legumbres y la cría de ganado ovino, caprino, vacuno y porcino. La industria se reducía a la fabricación de paños ordinarios, dos molinos harineros, dos aceiteros, una prensa hidráulica y un batán. El comercio se realizaba en 5 tiendas de mercería y los caminos a Guadalajara y Armuña de Tajuña eran buenos, pudiendo circular carruajes, mientras el resto eran de herradura. La feria se celebraba entre el 10 y 14 de octubre y el mercado de los domingos se suspendió por falta de asistencia. También tenían importancia el aprovechamiento forestal (robles y chaparros), la caza (perdices, liebres y conejos) y la pesca en el río Ungría.

En 1915 la localidad contaba con dos molinos aceiteros, un batán (conservaba parte de su producción textil) y ya disponía de alumbrado eléctrico. Desde entonces, la localidad se ha transformado, y junto al sector primario, ha desarrollado la industria (muebles, construcción, imaginería, alimentación y bebidas) y el turismo.

Esta villa alcarreña posee una ruta de bodegas
Se excavaron bajo las casas entre los siglos XV y XVI. Llegó a haber 500, ahora sólo funcionan un centenar.

Aunque son bodegas familiares que hacen vino para consumo propio, sus dueños las enseñan orgullosos.
Como orgullosos están de sus fuentes, tanto que han hecho una ruta. Siguiéndola, descubrimos una de las construcciones más representativas del pueblo, su lavadero circular del siglo XV. Forja y tallas de madera también son señas de identidad del pueblo. Este es uno de los pocos talleres de España, donde hacen retablos. Veremos como aúnan técnicas ancestrales con otras más modernas para su creación.