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POBRECILLO, “POVERELLO”, FRANCISCO. POBRECILLO, “POVERELLO”, FRANCISCO. Se le conoce por el nombre del “poverello”, es un pobrecillo hombre que canta por las noches, que se arropa con la luz de la …Más
POBRECILLO, “POVERELLO”, FRANCISCO.

POBRECILLO, “POVERELLO”, FRANCISCO.

Se le conoce por el nombre del “poverello”, es un pobrecillo hombre
que canta por las noches, que se arropa con la luz de la dama luna,
calza estrellas doradas en los pies desnudos, y en los ojos le brilla un dardo
clavado en las pupilas. Le conocen por Francisco de Asís.
A veces, cuando danza sobre la hierba cubierta de nieve, parece un cordero
que bala, un perrillo contento al sentir el olor de su amo, una liebre despierta,
un pajarillo sin nido en los aleros más altos de la iglesia. Tiene el color de la alegría,
el susurro del agua, el silbido del viento, la pluma pintada de un colibrí.
Le han visto soñando, haciendo equilibrios sobre los puentes del río dulce;
las nubes le han vigilado durante las noches cuando entra a la cueva
para rezar, elevándose sobre los arcoíris de la lluvia, gritando sus amores,
llorando desconsolado como un niño que se queda sin padres. Triste.
Los gritos son alaridos de un animal que está muriéndose.
¿Por qué te mueres, Francisco?
¿Ya no resistes las llagas del amor que te han abierto los serafines del Alvernia?
Entiendo. ¡No es amado el amor! Tus hermanos corren a fuentes encenagadas,
han perdido la ruta de la sencillez en la palabra, en la pobreza hermana,
en la fraternidad universal, en los lirios de las primaveras, en los potros
que brican, en las malvas sencillas, en la humildad de las violetas.
Todos te conocen por el Hermano Pobrecillo, “Poverello”, harapiento y pobre,
abrazando a un mendigo, a cualquier leproso, a Cristo.
¿Por qué tu pozo hondo siempre tiene agua?
¿Por qué en tu cara se refleja siempre la alegría y el fuego de la llama?
Ya entiendo.
Dentro de ti hay un volcán en erupción. El amor Amado.
Comprendo. ¡No grites más! Tu túnica de pobre reluce como el orvallo en las plantas,
como el oro en la mina, como la sortija en los dedos de la esposa. ¡Pobre Francisco!
Noto que tienes miedo y alegría, un morir dulce entre los violines de los almendros.
Pobrecillo, “Poverello”, Francisco.
Autor: Fr. Victorino Terradillos, franciscano.

El vídeo es por cortesía del Equipo de Salmos Cantados, para ser oído muchas veces.