Solo Dios es perfecto. Pero, nosotros podemos y debemos aspirar a una perfección relativa: ser hoy menos imperfectos que ayer.
El héroe es el que lucha incluso en la derrota, incluso hasta la muerte y nunca se da por vencido.
Rezar es saber que todo depende de Dios, y que solo en Él podemos
La oración es valiosa, especialmente cuando no sentimos otra cosa que sequedad y que ya no queremos rezar. Entonces empieza el heroísmo de la oración.
Trabajamos hasta la extenuación, no por el éxito humano, sino para mostrar al Señor que hemos luchado hasta el fin por hacer fructificar el talento que nos entregó.
Y cada fracaso es un recuerdo de que nosotros no podemos, que solo Dios lo puede todo. Por eso, cada fracaso, cada dolor, es una gracia de Dios.
Por esa razón nunca nos quejamos y siempre sonreímos a la adversidad. La afrontamos como una amiga que nos ayuda en el camino de la Verdad.
La vida es como un parto: un sufrimiento necesario para nacer a la propia vida.
