12:14
EDGARIUS
129
8 Julio 2017-Sábado 13º Ordinario-Mt 9, 14-17-A vino nuevo odres nuevos. EVANGELIO DEL SÁBADO 13º DEL TIEMPO ORDINARIO, 8 DE JULIO 2017-CICLO A: Mt 9, 14-17: "A VINO NUEVO ODRES NUEVOS". Si quisiéramos …Más
8 Julio 2017-Sábado 13º Ordinario-Mt 9, 14-17-A vino nuevo odres nuevos.

EVANGELIO DEL SÁBADO 13º DEL TIEMPO ORDINARIO, 8 DE JULIO 2017-CICLO A: Mt 9, 14-17: "A VINO NUEVO ODRES NUEVOS". Si quisiéramos mirar el Evangelio y encontrar hoy una lección particular, parecería que no la hallamos. Más bien encontramos un mal ejemplo: Los discípulos de Juan Bautista sí ayunan y los de Jesús no. Los discípulos de Juan no son como los de Jesús. NO ES EL PRESUMIDO EL QUE SE SALVA. Pero, ya al inicio de este Evangelio, hay una insinuación simpática. Siempre el Evangelio nos dice más de lo que parece decirnos. Los discípulos de Juan Bautista hablan de sí mismos, y dicen: "Nosotros sí ayunamos, y también los Fariseos. ¿Cómo ustedes no ayunan?". Parecería que anduvieran presumiendo. De alguna manera el Evangelio nos dice que no es el presumido el que se va a salvar, no es el de más habilidades. Más bien, hay que ser como Juan el Bautista. Él dio ejemplo, al decir que no se sentía digno de desatar las correas de las sandalias de Jesús... Y, además, "conviene que Él crezca y yo disminuya". Ésa es la auténtica lección. ¿Cuántas veces hacemos el esfuerzo de verdad para que Dios crezca en nuestras vidas, una vez que nos encontramos con Él? Muchas veces empezamos bien, después de que decimos "el Señor me tocó", pero luego vamos encontrando dificultades y terminamos, más bien, buscando crecer nosotros, y que Jesús desaparezca. A Juan el Bautista "lo tocó" el Señor, le hizo saber que Él era el Mesías, y su vida fue una lucha para que Jesús creciera y él disminuyera. Por tanto, el requisito para que Dios crezca en mi vida es que yo desaparezca. Eso es la vida: Hacer crecer a Dios en nosotros. VINO NUEVO EN ODRES NUEVOS. Cuando empezamos a hacer que Dios crezca en nosotros, quiere decir que estamos haciendo que el hombre viejo se convierta en nuevo. El Señor quiere quedarse en nosotros. Pero tenemos que hacerle un lugar agradable. Si no, el Señor se va. Dios quiere venir a nosotros, pero podríamos darle portazos cada vez que viene. ¿Cómo y por qué? Porque viene y no nos hemos preparado. Cuando el hombre no está preparado, el "vino nuevo", por más bueno que sea, no va a funcionar en nuestra alma. Tenemos que estar preparados, para poder recibir el vino nuevo, para poder recibir al Señor, para hacer crecer al Señor. Cuando lleguemos arriba, Dios nos va a pedir cuentas, nos va a preguntar cómo cuidamos ese vino. ¿Cómo lo cuidas año con año? ¿Cómo cuidas y cultivas tu fe, desde que la recibiste? ¿Te quedaste con la fe de baberito? Muchas veces nos quedamos con la fe de "porseñaldelacruz". Por eso, cuando crecemos y vienen las primeras dificultades, como que no sabemos responder y defender nuestra fe, y lo que es peor, vivir en coherencia con nuestra fe. Nos toca, día con día, ir enriqueciendo nuestra fe. "A vino nuevo tocan odres nuevos". Te podrías preguntar si ese vino nuevo que Dios te ofrece todos los días está cayendo en odres viejos, y por eso los odres se van rompiendo, y por eso se sale toda la gracia que Dios te da... ¡Qué sencillo es caminar con el Señor, sin andar presumiendo, simplemente viviendo todos los días lo que tenemos que vivir! Por eso, vamos a pedir: "Permíteme, Señor, que cada día vaya convirtiéndome, que cada día haga crecer ese "Cristo inquieto", ese "Cristo pequeñito", que Tú pusiste en mi corazón el día de mi bautismo, y que cada día el vino nuevo que depositas en mí caiga en odres nuevos". ¡Bendiciones mías y de Papá Dios! P. Salvador Gómez, L.C. PONGO MI LINK DE FACEBOOK, por si alguno quiere hacer algún comentario o quiere contactarme: www.facebook.com/FRSGG/