Ya no es posible multiplicar el pan. Queridos hermanos. En este domingo, 6° después de Pentecostés, la Santa Iglesia nos ofrece a la meditación los dones espirituales, frutos del sacrificio redentor …Más
Ya no es posible multiplicar el pan.

Queridos hermanos.
En este domingo, 6° después de Pentecostés, la Santa Iglesia nos ofrece a la meditación los dones espirituales, frutos del sacrificio redentor de Cristo en la cruz, simbolizado en el milagro de la multiplicación de los panes; más explícitamente en el Santo Sacrificio de la Misa.
El derramamiento de su sangre nos ha ganado la salvación eterna para toda la humanidad sin excepción. Porque el Señor vino a redimir a todos los hijos de Adán caídos por el pecado ... a través del precio redentor de su sangre. La eficacia, el remedio, la salvación, la liberación de la esclavitud del pecado, solo será posible mediante los sacramentos que brotan de la herida de su Sagrado Corazón.
Como leemos en el Evangelio, la preocupación paternal de Jesús por quienes lo siguen es obvia: no tienen alimentos para comer, Jesús no quiere despedirlos y desfallezcan en el camino. Este es un ejemplo muy reconfortante para todos nosotros: si lo seguimos fielmente, cuidará de nuestro alimento, del pan nuestro de cada día.

Jesús insiste nuevamente en el ministerio de los apóstoles, ministerio indispensable que se transmitirá fielmente a sus sucesores, para la eficacia de los sacramentos necesarios para la salvación de la humanidad: alimentar al pueblo de Dios, que es la santa Iglesia Católica.

Vemos aquí un ejemplo muy claro de la intención de Jesucristo, que nos ayudará a entender, como los apóstoles deben preservar y transmitir fielmente esta intención para la validez de los sacramentos.

Jesús no quiere que nadie se desmaye en el camino; El apóstol San Pablo dirá: Dios quiere que todos los hombres sean salvos.

Estas son dos expresiones diferentes, pero la intención es la misma: el bienestar espiritual de las almas. Sin embargo, Jesús no vino para traernos pan material, para liberarnos de los desmayos físicos, sino para dar y ser el mismo el pan sacramental que nutrirá el alma y dará vida eterna.

La multiplicación de los panes es símbolo de la Sagrada Eucaristía, esta multiplicación se convierte en realidad en el Santo Sacrificio de la Misa.
Los gestos que Jesús hace, son una anticipación de la institución de la Misa en la Santa Cena del jueves santo; son aquellos gestos que el sacerdote de Cristo realiza cuando se introduce al acto de la consagración:
El Evangelio de hoy dice: ... Y Él, (Jesús) les preguntó, "¿Cuántos panes tienen? Ellos dijeron: "Siete". Luego hizo que la multitud se sentara en el suelo, tomó los siete panes y, dando gracias, los rompió y se los dio a sus discípulos para que los sirvieran ...

El sacerdote en la misa realiza los mismos gestos de Jesús..., hace lo mismo.

QUI PRIDIE quam pateretur, accepit panem in sanctas ac venerabiles manus suas, et elevatis oculis in caelum ad te Deum Patrem suum omnipotentem, tibi gratias agens, bene + dixit, fregit, deditque discipulis suis, dicens : « Accipite, et manducate ex hoc omnes. HOC EST ENIM CORPUS MEUM »

Vemos, en esta parte del evangelio, varios elementos esenciales para la validez de la Santa Misa: La intención de Jesús que debe ser la intención de la Iglesia y del ministro que celebra; el ministro válidamente Ordenado, el ritual de la Misa: los gestos y las palabras de la Consagración...; la materia: el pan de trigo, el vino, que no aparece aquí pero debe ser fruto de la uva.

El 14 de julio, celebramos el 449 aniversario de la perpetua promulgación del misal romano por San Pío V, por la Bula "Quo Primum Tempore" del 14 de julio de 1570.

Se entiende que, al promulgar solemnemente el misal, no ratifica el misal como tal, ya que con el tiempo se agregarán al santoral otras misas..., sino el Rito Romano de la Santa Misa Católica, que se deberá conservar intacto por los futuros sucesores a perpetuidad.

El rito romano de la Santa Misa se entiende, desde que el sacerdote dice: In nomine Patris..., hasta el Ite Missa est.

Este rito debe permanecer perpetuamente intacto, sin adiciones ni omisiones, ni alteraciones de ninguna novedad, para garantizar su validez y su eficacia.
Hoy en día, más que nunca, hay multitudes que sufren hambre por la falta del verdadero alimento; ya es muy difícil esta situación en muchas partes del mundo católico.

Ya no es posible multiplicar el pan, ya no hay verdaderos sucesores de los apóstoles que transmitan este ministerio sacerdotal y sacien el hambre a través de la multiplicación ...

Los nuevos sacerdotes de la iglesia modernista ya no tienen este poder sacramental. Para muchos, es un lenguaje desconocido, para otros demasiado fuerte ..., pero para nosotros, es una dolorosa realidad ver cómo las almas se desmayan, se desvanecen espiritualmente por no tener la comida celestial y verdadera.

Si hermanos, hablo de aquellos que se han separado de la verdadera Iglesia de Cristo, de la voluntad infalible del Sucesor de San Pedro San Pío V y sus legítimos sucesores. En este asunto tan delicado, que mira a la salvación de las almas, han introducido novedades y extravagancias, para aniquilar El Santo Sacrificio de la Misa; han inventado una nueva misa que ya no tiene ni puede producir el efecto del sacrificio de Cristo, ni puede producir las gracias para alimentar a las almas porque el nuevo rito presenta defectos explícitos y muy claros que la hacen inválida.

La misa que celebramos, Rito que vienen del mismo Hijo de Dios y transmitido por los apóstoles.

Algunas partes, con el tiempo fueron completadas por el Papa San Gregorio Magno del siglo VI. Las palabras que el sacerdote pronuncia e impone sus manos sobre el cáliz y la patena y va acompañada de la campana, tiene su origen en el siglo VI.

El sacerdote que se abandona a sí mismo en el Rito de la Misa, no actúa en nombre propio, sino en obediencia a más de mil años de tradición apostólica, y la intención del sacerdote, requerida para su validez, está garantizada en el Rito, porque el mismo Rito Romano de la Misa es auténticamente un acto Sacrificial.

La multiplicación del pan celestial en la Santa Misa no tiene límite, los frutos son infinitos.

Los siete panes, y las siete cestas de las piezas que quedaron, significa el infinito.

Demos gracias a Dios por el don de seguir a Jesús, y estemos seguros de que mientras haya un verdadero sacerdote que celebre fielmente el Rito Romano de la Misa, tendremos el pan celestial asegurado.
apostolesdemaria
✍️ El golpe de Pablo VI: Quisieron destruir la Misa y la han ratificado saliéndose de la Iglesia con el Novus Ordo.