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Detesta las ofensas que has hecho a Dios, pero confía en su misericordia Dice así San Francisco de Sales en su "Introducción a la vida devota": Sintamos nuestras faltas, pero con paz y sosiego... Así …More
Detesta las ofensas que has hecho a Dios, pero confía en su misericordia

Dice así San Francisco de Sales en su "Introducción a la vida devota":

Sintamos nuestras faltas, pero con paz y sosiego... Así como a un hijo le hacen más fuerza las reconvenciones dulces de su padre, que no sus enfados, así también si nosotros reprendemos a nuestro corazón, cuando comete alguna falta, con suaves reconvenciones, usando más de compasión que de enojo, y animándole a la enmienda, conseguiremos que conciba un arrepentimiento mucho más profundo.

Pero si alguno conoce que las correcciones suaves no le bastan, podrá en tal caso servirse de reconvenciones severas, para excitarle a una profunda contrición...

Cuando cayere pues tu corazón, levántale suavemente, humillándote mucho en la presencia de Dios con el conocimiento de tu miseria, sin admirarte de tu caída... Detesta de todo corazón la ofensa que has hecho a Dios, y lleno de ánimo y confianza en su misericordia, vuelve a emprender el ejercicio de la virtud que abandonaste.

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Detesta las ofensas que has hecho a Dios, pero confía en su misericordia
Dice así San Francisco de Sales en su "Introducción a la vida devota":
Sintamos nuestras faltas, pero con paz y sosiego... Así como a un hijo le hacen más fuerza las reconvenciones dulces de su padre, que no sus enfados, así también si nosotros reprendemos a nuestro corazón, cuando comete alguna falta, con suaves reconvenciones …
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Detesta las ofensas que has hecho a Dios, pero confía en su misericordia

Dice así San Francisco de Sales en su "Introducción a la vida devota":

Sintamos nuestras faltas, pero con paz y sosiego... Así como a un hijo le hacen más fuerza las reconvenciones dulces de su padre, que no sus enfados, así también si nosotros reprendemos a nuestro corazón, cuando comete alguna falta, con suaves reconvenciones, usando más de compasión que de enojo, y animándole a la enmienda, conseguiremos que conciba un arrepentimiento mucho más profundo.

Pero si alguno conoce que las correcciones suaves no le bastan, podrá en tal caso servirse de reconvenciones severas, para excitarle a una profunda contrición...

Cuando cayere pues tu corazón, levántale suavemente, humillándote mucho en la presencia de Dios con el conocimiento de tu miseria, sin admirarte de tu caída... Detesta de todo corazón la ofensa que has hecho a Dios, y lleno de ánimo y confianza en su misericordia, vuelve a emprender el ejercicio de la virtud que abandonaste
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