Susy Longoria
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Sacos de amor

Hay una familia amiga que me pidió ayuda y que está pasando serios problemas por falta de unidad; discuten todos por todo y por nada, y se sacan en cara tonterías. Hable con cada uno de ellos y les entregué un sobrecito con el siguiente cuento. Les pedí que al día siguiente habláramos y así acordamos.

Este era el famoso cuentecito que les entregué: Eran dos hermanos; uno era soltero y el otro casado. Ambos eran dueños de una hermosa granja cuyo fértil suelo producía abundante grano y los dos hermanos se lo repartían a partes iguales.

Al principio todo iba perfectamente. Pero llegó un momento en que el hermano casado empezó a despertarse sobresaltado todas las noches, pensando: «No es justo. Mi hermano no está casado y se lleva la mitad de la cosecha; pero yo tengo mujer y cinco hijos, de modo que en mi ancianidad tendré todo cuanto necesite. ¿Quién cuidará de mi pobre hermano cuando sea viejo? Necesita ahorrar para el futuro mucho más de lo que actualmente ahorra, porque su necesidad es evidentemente, mayor que la mía».

Entonces se levantaba de la cama, acudía sigilosamente adonde su hermano y vertía en el granero de éste un saco de grano. También el hermano soltero comenzó a despertarse por las noches y a decirse a sí mismo: «Esto es una injusticia. Mi hermano tiene mujer y cinco hijos y se lleva la mitad de la cosecha. Pero yo no tengo que mantener a nadie más que a mí mismo. ¿Es justo, acaso, que mi pobre hermano, cuya necesidad es mayor que la mía, reciba lo mismo que yo?».

Entonces se levantaba de la cama y llevaba un saco de grano al granero de su hermano. Pero un día, se levantaron de la cama los dos hermanos al mismo tiempo y tropezaron uno con otro, cada cual con un saco de grano a la espalda.

Muchos años más tarde, cuando ya habían muerto los dos, el hecho era historia pues se divulgó por todos lados, y cuando los ciudadanos decidieron erigir un templo, escogieron para ello el lugar en el que ambos hermanos se habían encontrado, porque no creían que hubiera en toda la ciudad un lugar más santo que aquél.

Al día siguiente me reuní nuevamente con la familia amiga como acordado. De entrada les pregunté que sí después de haber leído la historia, ellos habían evaluado lo que cuando ellos se mueran se dirá: sí lo mismo que lo de los hermanos de la historia o se hablara del infierno que están viviendo ahora y que dejarán. Hicimos oración, se pidieron perdón y ahora en adelante con fe de que sí...... a vivir el cuentecito..... Bendiciones

P. Óscar

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Carlos Román Hdez. shares this
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Cuentos católicos.
Hay que ser bondadoso para nuestros hermanos.More
Cuentos católicos.

Hay que ser bondadoso para nuestros hermanos.