02:59
Bottega
141
Eclesiástico. Sapientia Salomonis, es el nombre como San Cipriano denominaba el que hoy conocemos como, Ecclesiastici, o Eclesiástico el libro de la sabiduría de Salomón, como lo denominó el concilio …Más
Eclesiástico.

Sapientia Salomonis, es el nombre como San Cipriano denominaba el que hoy conocemos como, Ecclesiastici, o Eclesiástico el libro de la sabiduría de Salomón, como lo denominó el concilio Tridentino en la definición del canon de las Escrituras, y con el cual hoy corrientemente lo designamos, eclesiástico. También conocido como El Libro de la Sabiduría de Jesús, hijo de Sirac, el Libro de Sirácida, o bien, Sirácides, los griegos lo llamaban "La sabiduría de todos los virtuosos".Los judíos contemporáneos no lo incluyen en el Tanaj, aunque hay pruebas de que formaba parte de la Septuaginta que Jesús leyó. El Concilio de Jamnia (Yavne), en fecha tan tardía como el año 95 d. C., decidió no incluirlo en el Tanaj. Quizá por tener citas referentes a la virgen y al mesías encarnado, que ellos habían crucificadoSe trata de un libro escrito en Hebreo por un sabio de Jerusalén hacia el año 190 a. C.Un libro que por la diversidad de sus enseñanzas, ocupaba el lugar preferente entre los libros "aptos, más bien que para probar los dogmas, para ser leídos a los fieles en orden a su instrucción espiritual."El Eclesiástico dedica algunas perícopas a exaltar la sabiduría, pero en su mayoría presenta un conjunto de normas morales sumamente útiles y provechosas que comprenden todas las virtudes y hacen referencia a todas las circunstancias, forma parte de los llamados libros sapienciales.En el capitulo 24 versiculo 24 Hace un singular y maravilloso elogio de la sabiduría, hace referencia a la madre del Amor Hermoso, una clara alusión a la virgen Maria, que se lee en la navidad y las fiestas Marianas en todas las iglesias del Mundo.«Yo soy la madre del amor, del temor, de la ciencia y de la santa esperanza.En mí está toda la gracia del camino y de la verdad; en mí, toda esperanza de vida y de fuerza. Venid a mí cuantos me anheláis, y saciaos de mis frutos. Los que obran por mí no pecaran Eclesiástico 24,24-30
Bottega
Eclesiástico 24,24