«Oí otra voz venida del cielo que decía: “Salid de ella, pueblo mío, para no ser solidario de sus pecados y no participar en sus plagas; pues sus pecados se han acumulado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus iniquidades.» Apoc. 18: 4-5

SER CATÓLICO EN UN MUNDO HOSTIL
Responder en sentido positivo por la fe es hoy bastante menos fácil de lo que podían pensar en otro tiempo los cristianos.
De la política a la economía, de la ciencia al arte y a la propia cultura en general, todo lo que cuenta en el mundo se ha desvinculado de la dependencia cristiana y parece que le va de maravillas solo, sin necesidad de bautismos, muchos forzosos, casi siempre meramente exteriores, sin la “molestosa” presencia a su alrededor de todo lo que recuerde a cristianismo.
Ref:
[1] Apostar por la muerte. Vittorio Messori.
[2] Los defectos de los santos. Jesús Urteaga.
[3] Dr. Wilfredo Stokes Baltazar, Guatemala
[4] Card. Ratzinger [5] + Papa Benedicto XVI

En el transcurso de del tiempo, ¡Ese Hombre Eres Tú! considera sucesivamente las tres relaciones más importantes en la vida de un hombre: su relación con Dios y sus hermanos, la relación con su cónyuge y su relación con sus hijos.

Veremos inmediatamente, cómo, por el pecado original, esta feliz dispensación ´del principio´ se corrompe y el varón [el todo] intenta recuperar totalitariamente a su parte y la mujer [la parte] tiende a querer comportarse como si fuera el todo. El relato bíblico de la creación de Eva muestra ambas relaciones en la perspectiva del designio divino del principio, destinado a la unión feliz de ambos esposos por una relación de auténtica entrega. Y luego muestra cómo el pecado original va a alterar las relaciones haciéndolas posesivas en vez de generosas; divisoras en vez de unitivas.

"Vi dentro de una ciudad, una reunión del clero, laicos y mujeres, que estaban sentados juntos, comiendo y haciendo bromas frívolas, y encima de ellos una nube oscura descendía a una llanura sumergida en la oscuridad. En media de esta niebla, yo veía a Satanás sentado y alrededor de él, muchos compañeros como personas que estaban en la reunión, que sucedía por debajo. Todos estos espíritus malignos se movían continuamente y tratando de empujar a la gente en esta reunión para hacer el mal. Se susurraban a sus oídos y actuaron sobre ellos de todas las maneras posibles. Estas personas estaban en un estado muy peligroso de excitación sensual y en conversaciones provocadoras. Eclesiásticos eran aquellos cuyo principio era: "Hay que vivir y dejar vivir.
Beata Ana Catalina Emmerich, AA II. 488.