El mar ya no existe: Por estas palabras: "Y ya no hay mar", no es fácil colegir si se secará por el incendio o si más bien también él se transformará. Leemos que habrá un cielo nuevo y una tierra nueva, pero no recuerdo haber leído en parte alguna algo sobre un mar nuevo. Es verdad que en este libro se habla de un "como mar vidrioso semejante al cristal"; pero el pasaje no trata del fin del mundo, además de que no dice mar, sinbo "una especie de mar". Aunque , a usanza de los profetas, que gustan de emplear matáforas para velar su pensamiento, pudo muy bien, al decir que "ya no hay mar", hablar de aquel mar del que había escrito: "Y el mar presentó sus muertos". La razón es que entonces ya no existiría este mundo turbulento y proceloso que es la vida de los mortales, presentanda bajo la imagen del mar. AGUSTIN, La ciudad de Dios, 20, 16.