Usted atanasio de Trento y su séquito de comparsa se presumen muy cristianos y muy celosos de la ortodoxia pero están reprobados en la caridad qué se le debe al prójimo, más aún al Sumo Pontífice. Por eso le digo que el nombre de Cristiano le queda muy grande. Porque si bien Es cierto que el papa pasó por alto la genuflexión usted pasa por alto el mandamiento del amor Y eso es más grave aún. Seguramente sabe usted que la gravedad de una infamia depende hacia Quién va dirigida. Y usted atiza carbones, sobre su cabeza no teme al castigo de Dios al expresarse así de sus ministros, particularmente del papa. Quién es usted o quién se cree. Aprenda que la discreción y la prudencia son patrimonio de las almas buenas y santas.