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jamacor
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Los sacramentos. La Confesión y la Eucaristía Imágenes de una reunión en Perú, el 13 de julio de 1974. San Josemaría habla de los sacramentos, sobre todo de la Confesión y de la Eucaristía, para …Más
Los sacramentos. La Confesión y la Eucaristía

Imágenes de una reunión en Perú, el 13 de julio de 1974. San Josemaría habla de los sacramentos, sobre todo de la Confesión y de la Eucaristía, para fortalecer la vida de relación con Dios. ¿Qué haremos, pues, vosotros y yo? Frecuentar los santos sacramentos, que son los medios que ha puesto el Señor para que nos mantengamos en esta vida cristiana. El primer sacramento que está cerca de nuestras manos, es la confesión. Y en el santo sacramento de la penitencia, Él , sólo Él, sólo Dios, puede perdonar. Jesucristo Señor Nuestro que dice: Ego te absolvo, yo te perdono tus pecados; como cuando llevaron al paralítico y le pusieron delante de Él, y dijo: te son perdonados tus pecaos. Y la gente pensaba: ¿este hombre quién es, éste que se atreve a perdonar los pecados?, ¡solo Dios puede perdonar los pecados! Pero el Señor lee las conciencias y como leía las conciencias de ellos, les dijo: para que veáis, para que veáis..., que yo puedo perdonar los pecados, ¡levántate, coge tu camilla y anda! Y el paralítico se levantó sano. Nosotros somos paralíticos tantas veces. No podemos hacer las buenas obras de un cristiano, porque tenemos tanta miseria: la soberbia, la vanidad... La vanidad en vosotras las mujeres es un poco disculpable. ¡Pero es que somos los hombres vanidosos también! Eso es lo peor... ¡qué vergüenza! ¿eh? Y luego..., y luego la sensualidad. Hijas mías, tened cuidado en el vestir, tened cuidado en vuestras conversaciones, en vuestro modo de comportaros. Mirad que tenéis que pedir perdón al Señor no solo de vuestros pecados, sino a peccatis alienis munda me Domine, Señor, perdóname de los pecados ajenos, de los pecados que quizá comenten por vuestra culpa, por vuestra tontería, o porque vais vestidas o desvestidas de una manera escandolosa. Ya se que aquí no sucede, porque la vida, el ambiente es cristiano; pero por si acaso no está mal que lo penséis, para que tengáis cuidado. Y luego, ¿qué haremos, además de la confesión? Llevar a otros a la confesión. A los amigos vuestros, parientes, conocidos colegas, compañeros de trabajo que están apartados de Dios y no son malos, son solamente abandonados. No es que no tengan fe, ellos dicen que no tienen fe... La fe la tienen desde que recibieron el Bautismo. Pero encima de la fe, se han ido poniendo tantas cosas sucias, inconvenientes del polvo del camino, y eso sólo lo puede quitar el sacerdote en la confesión en el nombre de Jesucristo. Llevad a vuestros amigos, si los queréis hacer fieles, a confesar... y luego a comulgar. En la Sagrada Eucaristía, lo sabéis como yo, está Cristo Señor Nuestro. Oculto en la Hostia Santa, está realmente, verdaderamente, substancialmente, con su Cuerpo, con su Sangre, con su Alma y con su Divinidad. Y está allí para alimento nuestro. No dejéis de ir a comulgar con frecuencia. Pero si tenéis algo que..., os mortifica en el alma, primero la confesión. Primero la confesión. Sin claridad de ideas, sin conciencia limpia, no paséis a comulgar nunca...