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De la Congregación para la Doctrina de la Fe, un documento sólo ideológico sobre las finanzas

Por ETTORE GOTTI TEDESCHI

Oeconomicae et Pecuniariae Quaestiones de la Congregación de la Doctrina de la Fe, es un documento que diserta sobre las desigualdades económicas, sobre la incapacidad de los mercados para autorregularse y propone un impuesto sobre las transacciones. Una idea irreal, propuesta y ya impugnada en el 2011, que confunde causas con efectos.

Oeconomicae et Pecuniariae Quaestiones
de la Congregación para la Doctrina de la Fe es un documento que, en síntesis, diserta sustancialmente sobre las desigualdades económicas en crecimiento, sobre la demostrada incapacidad de los mercados para autorregularse y propone un impuesto a las transacciones para contribuir a resolver dichos problemas. Déjà vu y ya impugnado. Omito comentarios sobre el hecho que la Iglesia, que debería más que nada buscar proponer criterios morales en cuestiones referidas a la vida y a la bioética, debería ser prudente al expresar conceptos ideológicos y buscar influenciar a los Estados en otras materias. Por el contrario, quisiera intentar ayudar al presidente, cardenal Turkson, con esta reflexión que ofrezco a continuación.

Esta retórica de los poner impuestos a las transacciones financieras, que se transferirían en gran medida al consumidor final, ya se ha abordado de manera muy similar en un pasado reciente, en el documento de Iustitia et pax de 2011. Para entender mejor, pido encarecidamente al lector de la NBQ que vaya y relea el artículo (referido a ese documento) de Sandro Magister, publicado el 10 de noviembre de 2011 (chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/1350080.html). Magister tituló su artículo: Demasiada confusión. Bertone cierra la puerta con llave. "Abrumado por las críticas, el documento de Iustitia et pax sobre la crisis financiera mundial. El secretario de Estado lo desconoce. L'Osservatore romano (con la firma de Ettore Gotti Tedeschi) lo masacra. De ahora en adelante cada nuevo texto vaticano deberá tener la autorización previa del cardenal”. Y continuó explicando que el 4 de noviembre de 2011 en el Vaticano se trató de poner remedio a un enésimo (pero evidentemente no el último...) momento de confusión de la curia.

En el banco de los acusados estaba, justamente, el documento sobre la crisis financiera mundial, difundido por el Consejo Pontificio Iustitia et pax, presidido por el actual presidente de la Congregación, el cardenal Turkson. Un documento que había desconcertado a muchos, fuera y dentro del Vaticano, escribe Magister. Dicho documento parecía hacer eco a un artículo “de barricada” del primado anglicano Rowan Williams, publicado en el Financial Times el 2 de noviembre de 2011, a favor de esta tributación de las transacciones financieras, denominada "Impuesto Robin Hood". Los que reaccionan críticamente a las propuestas del documento Iustitia et pax explican que está en "contradicción resonante con la encíclica de Benedicto XVI, Caritas in veritate, en la que el Santo Padre no pide en absoluto una autoridad pública, con competencia universal sobre la política y la economía, es decir, una especie de Leviatán, no pudiendo prever cómo podría haber sido entronizado y por quién. En vez de eso, el papa Benedicto XVI habla de Gobernanza (reglamentación).

El documento de Iustitia et pax (como hoy el de la Congregación para la Doctrina de la Fe) parecía de hecho analizar superficialmente hechos más bien complejos, dando sugerencias de dudosa consistencia financiera, más que moral (como debería haber sido), dando lecciones de Finanzas en lugar de Ética. Dicho documento de Iustitia et pax parecía confundir causas con efectos, extrayendo consecuencias discutibles sobre el tema desigualdad y pobreza, y haciendo propuestas de nuevos instrumentos (fundamentalmente la tributación de las transacciones financieras), sin demostrar competencia específica, a pesar de la intención buena declarado de apuntar al bien común.

Desde el 2011 esta propuesta ha sido rechazada y apartada, pero hoy es retomada y reestructurada, fuertemente por las consideraciones de apoyo contenidas en Evangelii Gaudium. Esta exhortación, en gran parte muy apreciable, indicando en la inequidad (la mala distribución de los recursos) el peor de los males (en vez de en el pecado), podría caer en el error de tratar de ocuparse de los efectos de orden moral, sin buscar antes las causas morales que han producido. El documento citado por la Congregación para la Doctrina de la Fe, del 2018, insistiendo en la propuesta de reducir la pobreza gravando las finanzas, demuestra una vez más que confunde las causas de la pobreza en estos días, tanto en los países pobres como en los ex países ricos. Además, muchas responsabilidades de estos nuevos modelos de pobreza se deben propiamente a las doctrinas difundidas por esos señores, exponentes del pensamiento neomalthusiano-ecologista (como Jeffrey Sachs, Paul Ehrlich, Ban-Ki Moon, etc.), quienes últimamente frecuentan la PAS (Academia Pontificia de las Ciencias).

Los tres grandes problemas que nos afligen y parecen preocupar prioritariamente también al papa Francisco son: pobreza, inmigración y medio ambiente. Los tres problemas causados precisamente por las doctrinas malthusiana-ambientalistas. ¿Cómo se puede pensar en resolverlos, incluso parcialmente, gravando las transacciones financieras? ¿Cómo se puede pensar en resolver esos problemas que nos afligen, si no se han comprendido sus causas? Ahora las consideraciones de la Congregación para la Doctrina de la Fe, junto con el estímulo de la PAS a los ya mencionados profetas neomaltusiano-ambientalistas, confunden un tema que suscita reacciones emocionales, la de combatir la pobreza y la desigualdad, cuya solución no tiene nada que ver con estas propuestas hechas. Quien se equivoca al hacer el diagnóstico de un problema no puede ciertamente proponer pronóstico realista y factibles.

Publicado originalmente en italiano el 22 de mayo de 2018, en www.lanuovabq.it/it/dalla-cdf-un-do…

Traducción al español por: José Arturo Quarracino