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Angelo Lopez
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Programa Grabado por www.radioluzdecristo.org de 10AM a 12PM y con la colaboración del Padre Pedro Brassesco. Programa Miércoles 17 Julio 2019 por www.radioluzdecristo.org de 10AM a 12PM y con la …Más
Programa Grabado por www.radioluzdecristo.org de 10AM a 12PM y con la colaboración del Padre Pedro Brassesco.

Programa Miércoles 17 Julio 2019 por www.radioluzdecristo.org de 10AM a 12PM y con la colaboración del Padre Pedro Brassesco. Éxodo 3,1-6.9-12: La zarza ardiendo sin consumirse. La primera manifestación de Moisés manifiesta la grandeza y el poder de Dios, así como una providencia y amor para con su pueblo. Muchas veces los Santos Padres tratan de ese hecho y lo aplican a la virginidad de María en la Encarnación.
El Salmo 102, ya tantas veces expuesto, sigue con la idea de la misericordia de Dios: «El Señor es compasivo y misericordioso... Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades... El Señor defiende a todos los oprimidos». El salmista es un israelita y tiene un título especial para agradecer a Dios los beneficios que ha hecho con su pueblo, muchas veces oprimido, pero siempre liberado. Los Santos Padres cantan la amplísima misericordia de Dios. Bien lo resume San Bernardo:

«Se da prisa en buscar la centésima oveja que se había perdido... ¡Maravillosa condescendencia de Dios que así busca al hombre; dignidad grande la del hombre, así buscado por Dios!» (Sermón del primer domingo de Adviento, 7)

Mateo 11,25-27: Has escondido estas cosas a los sabios y se las has revelado a la gente sencilla. A la incredulidad de los pueblos cultos se contrapone la fe de los sencillos osea, a los servidores y servidoras que hacen las cosas por Amor a Dios y a los hermanos/as. NO POR DINERO O FAMA. Comenta San Agustín:

«Confesamos ya cuando alabamos a Dios, ya cuando nos acusamos a nosotros mismos. Piadosas son ambas confesiones, ya cuando te reprendes tú que no estás sin pecado, ya cuando alabas a Aquel que no puede tener pecado... A los ridículos sabios y prudentes, a los arrogantes, en apariencia grandes y en realidad hinchados, opuso a los incipientes, no los imprudentes, sino los pequeños. ¿Quiénes son estos pequeños? Los humildes... ¡Oh camino del Señor! O no existía o estaba oculto, para que se nos revelase a nosotros. ¿Y por qué exultaba el Señor? Porque el camino fue revelado a los pequeños.

«Debemos ser pequeños; pues si pretendemos ser grandes, como sabios y prudentes, no se nos revelará el camino. ¿Quiénes son grandes? Los sabios y prudentes, diciendo que son sabios (Rom 1,22). Pero tienes el remedio por contraste. Si diciendo que eres sabio te haces necio, dí que eres necio y será sabio. Pero dílo, y dílo interiormente. Porque no es así como lo dices. Si lo dices, no lo digas ante los hombres y lo calles ante Dios... Con tu Luz, Señor, iluminarás mis tinieblas (Sal 17,29). Nada tengo, sino tinieblas, pero Tú eres la Luz que disipas las tinieblas al iluminarme. La luz que tengo no viene de mí, sino que es luz participada de ti» (Sermón 67,1 y 8). Dios los bendiga, Angelo.