J.Ruffin
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El clericalismo de Bergoglio

Esta foto señala todo una época, por eso mismo es el icono del momento presente, del clericalismo bergogliano.

Estamos en la catedral de Quilmes, donde se reúnen cinco obispos, el día 7 de diciembre de este año, para la azarosa tarea de ordenar un sacerdote y un diácono, al menos, es lo que dijeron.

Veamos sus consagrantes. El obispo emérito de Quilmes, Stöckler, un aliado del mediático obispo emérito de La Plata, Aguiar. Le sigue el obispo auxiliar de Quilmes, Eduardo Redondo. En el centro el obispo de la diócesis, Carlos Tissera, quien le lleva a Bergoglio, la millonaria caja de Cáritas Argentina. A su izquierda, muy sonriente, está el obispo de la diócesis vecina de Avellaneda, quien surgió de Quilmes. Y al fin, tenemos el último orejón del tarro, quien reside en la diócesis, el obispo emérito de Río Gallegos, Juan Romanin. Obispo que presentó su renuncia por enfermedad, pero las malas lenguas afirman que lo hizo a pedido del entonces cardenal Bergoglio, por oponerse al que era gobernador en su diócesis, Néstor Kirchner. ¿Uno de los primero desfenestrados?

Este es el clericalismo bergogliano, en una iglesia argentina, muy llena de política y totalmente hueca de contenido religioso. En fin, cinco obispos para dos y una foto para la historia.