El cardenal Kasper falsificó citas de los Padres de la Iglesia

En su reciente intento de justificar la comunión para los adúlteros el cardenal Kasper manipuló las citas de los Padres de la Iglesia de acuerdo con el erudito patrístico John Rist en el "Catholic …Más
En su reciente intento de justificar la comunión para los adúlteros el cardenal Kasper manipuló las citas de los Padres de la Iglesia de acuerdo con el erudito patrístico John Rist en el "Catholic Herald". Kasper citó, por ejemplo, Orígenes menciona a obispos que permiten a los adúlteros recibir la comunión. Pero él retuvo que Orígenes afirma al menos tres veces que esta práctica contradice la Biblia. Otros tres citas de Basilio, Gregorio y Agustín mencionados por Kasper muestran que existía la bigamia en la Antigua Iglesia , pero no que la Iglesia estuvo de acuerdo con esto. Las citas de Kasper del Concilio de Nicea también fueron manipuladas. El Concilio no habla de los adúlteros, sino de los segundos matrimonios legítimos después de la muerte de uno de los cónyuges.
Fuente tomado de la pagina en Ingles:
Gloria.TV News on the 4th of April 2014
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Knights4Christ
"Por esto el que no dice verdad será excluido del reino de los cielos. El profeta David interroga al Señor: ¿Quién es el que podrá habitar en tu tabernáculo, residir en tu monte santo? (Ps 14,1). Y Dios le responde: El que en su corazón habla verdad, el que con su lengua no detrae (Ps 14,3)."
yuca2111
Nosotros sabemos el significado knights pero decirlo seria insultar a la brisa fresca o santo en forma humana como ke llaman a Bergoglio. Adestes tremendo insight del sacerdote Javier... arriba lo s sacerdotes que hacen sentir su tunica! 👍
adeste fideles
PADRE JAVIER OLIVERA RAVASI , PUBLICÓ...
EN SU ARTÍCULO QUE NO TE LA CUENTEN
Lo siguiente ( fragmento)
SOBRE CARDENAL KASPER:
Vamos a sus palabras; allí el cardenal Kasper decía que los primeros siglos del cristianismo:
Nos dan una indicación que puede servir como una forma de salida (…) No puede haber, sin embargo, alguna duda sobre el hecho de que en la Iglesia de los orígenes, en muchas …Más
PADRE JAVIER OLIVERA RAVASI , PUBLICÓ...
EN SU ARTÍCULO QUE NO TE LA CUENTEN
Lo siguiente ( fragmento)
SOBRE CARDENAL KASPER:

Vamos a sus palabras; allí el cardenal Kasper decía que los primeros siglos del cristianismo:
Nos dan una indicación que puede servir como una forma de salida (…) No puede haber, sin embargo, alguna duda sobre el hecho de que en la Iglesia de los orígenes, en muchas Iglesias locales, por derecho consuetudinario había, después de un tiempo de arrepentimiento, la práctica de la tolerancia pastoral, de la clemencia y de la indulgencia. En el contexto de dicha práctica se entiende también, quizás, el canon 8 del Concilio de Nicea (325), dirigido contra el rigorismo de Novaciano. Este derecho consuetudinario está expresamente testimoniado por Orígenes, que lo considera no irrazonable. También Basilio el Grande, Gregorio Nacianceno y algunos otros hacen referencia a él. Explican el «no irrazonable» con la intención pastoral de «evitar lo peor». En la Iglesia latina, por medio de la autoridad de Agustín, esta práctica fue abandonada en favor de una práctica más severa. También Agustín, sin embargo, en un pasaje habla de pecado venial. No parece, por tanto, haber excluido de partida toda solución pastoral” [2].

Al leer el texto, lo confieso, me sorprendí; ¿cómo un Concilio había permitido todo esto y no lo conocía? Me agarró cierto remordimiento por un momento, porque si esto era así, tal vez habría sido yo duro en exceso con algunas personas.

¡Qué duro había sido al intentar explicarles a este matrimonio lo que dice el Catecismo en el nº 2384 cuando expresa que “el divorcio atenta contra la Alianza de la salvación de la cual el matrimonio sacramental es un signo. El hecho de contraer una nueva unión, aunque reconocida por la ley civil, aumenta la gravedad de la ruptura: el cónyuge casado de nuevo se halla entonces en situación de adulterio público y permanente”.

¡Qué mal que había estado al recordar desde joven las palabras que escuché de boca del mismo Juan Pablo II cuando en Córdoba, en 1987, decía: “El verdadero amor no existe si no es fiel, y no puede existir si no es honesto. Tampoco existe pacto conyugal verdadero si no hay de por medio un compromiso que dura hasta la muerte”.

¡Qué mal que había estado incluso cuando estudié que Pío XII le había dicho a los párrocos de Roma, el 16 de marzo 1946, que “el matrimonio entre bautizados válidamente contraído y consumado no puede ser disuelto por ningún poder en la tierra, ni siquiera por la Suprema Autoridad Eclesiástica”!

Pero luego me puse a pensar si no podía haber alguna confusión y me encontré con una sorpresa.

En primer lugar, fue realmente una lástima para mí que el cardenal no hubiese dado las referencias bibliográficas, pero a su vez me obligó a ir a las fuentes; a desempolvar libros y me di cuenta de una cosa: en Alemania tienen malas ediciones, o están erradas, o no traen números de página. Porque lo que encontraba en las fuentes, era muy diverso… Veamos [3]:

1) Durante los primeros cinco siglos de la era cristiana no se puede encontrar ningún decreto de un Concilio, ni ninguna declaración de un Padre de la Iglesia que sostenga la posibilidad de disolución del vínculo matrimonial. Cuando, en el siglo II, Justino, Atenágoras, Teófilo de Antioquía, hacen mención a la evangélica prohibición del divorcio, no dan ninguna indicación de una excepción. Tertuliano y San Clemente de Alejandría son aún más explícitos. Y Orígenes, en la búsqueda de alguna justificación para la práctica adoptada por algunos obispos, afirma que está en contradicción con la Escritura y la Tradición de la Iglesia (Comment. in Mat., XIV, c. 23, en: Patrología Griega, vol. 13, col. 1245).

2) Dos de los primeros concilios de la Iglesia, el de Elvira (306) y el de Arles (314), lo reiteran claramente. En todas partes del mundo, la Iglesia sostenía que la disolución del vínculo era contraria a la ley de Dios y el divorcio con el derecho a casarse de nuevo era completamente desconocido.

3) Entre los Padres de la Iglesia que tratan más ampliamente la cuestión de la indisolubilidad matrimonial, justamente, está San Agustín y su De Coniugiis adulterinis; y en muchas otras obras refuta a los que se lamentaban de la severidad de la Iglesia en materia matrimonial, demostrando que, una vez que se ha hecho el contrato ya no se puede romper por cualquier motivo o circunstancia.

4) En cuanto a San Basilio baste con leer sus cartas, y a encontrar en ellas un pasaje que autorice explícitamente el segundo matrimonio. Su pensamiento se resume en lo que escribe en la Ethica: “No es lícito a un hombre repudiar a su esposa y casarse con otra. Tampoco está permitido que un hombre se case con una mujer que está divorciada de su marido” (Ethica, Regula 73, c. 2 en: Patrística Griega, vol. 31, col. 852).

5) Lo mismo se puede decir del otro autor citado por el cardenal Kasper, San Gregorio Nacianceno, quien escribe: “el divorcio es absolutamente contrario a nuestras leyes, aunque sean distintas de las leyes del juez Romano” (Epístola 144, en: Patrística Griega, vol 37, col. 248).

Es decir, las citas contradicen lo que planteaba el cardenal en su discurso y quizás justamente por ello la Iglesia estuvo dispuesta incluso a perder un país entero como Inglaterra en vez de concederle el divorcio a Enrique VIII, apasionado por su Ana Bolena.

El “famoso” canon 8 del Concilio de Nicea

Habría mucho más para decir; pero, en segundo lugar, creo que es necesarísimo desenmascarar el punto que nos parece más grave. En el texto se cita un “canon”, es decir, un artículo de uno de los Concilios más grandes de la Iglesia, el Concilio de Nicea (325). Este canon dice, refiriéndose a aquellos que se habían separado de la Iglesia y querían volver a su seno:

En cuanto a aquellos que se dicen puros (está hablando de la secta de los novacianos), si desearan entrar en la Iglesia Católica, este sagrado y gran concilio establece (…) antes que nada que ellos deben declarar abiertamente por escrito, que aceptan y siguen las enseñanzas de la Iglesia Católica que consisten en que entrarán en comunión con aquellos que han realizado segundos matrimonios” (en griego se dice “dígamoi”).

Ahora bien, esta palabrita, “dígamoi”, ha sido interpretada por el cardenal Kasper y por la corriente de cambio como aquellos que “se casan dos veces”. Es decir, el razonamiento es: si ya desde antiguo la Iglesia aceptaba a los “que se casaban dos veces”, ¿no habría que volver a esa práctica y listo?

Pero las ideas no vienen solas y siempre hay algún librito que apoya detrás. Como lo declara el vaticanista Sandro Magister (aceptando incluso inocentemente algunas premisas) un sacerdote italiano llamado Giovanni Cereti, escribió en 1970 su tesis en teología patrística bajo el título de “Divorcio, nuevas bodas y penitencia en la Iglesia Primitiva” [4], hoy reeditado y en venta en Amazon. Se trataba de la vorágine pos-conciliar que veía en el Concilio Vaticano II un acordeón a estirar y encoger à piacere.

El libro tiene su contexto: fue escrito en Italia, el mismo año en que se decretaba el divorcio civil, es decir, intentando ser una justificación en el tiempo de que la Iglesia no era tan anticuada… ¿Y en qué se basaba? En que ese texto del Concilio de Nicea, que tenía por finalidad acercar a los novacianos (una secta herética y puritana) daba la clave de bóveda para entender el trato con los divorciados en el siglo IV.

Sin embargo, nadie se encargó de ver quién era este tal Cereti ni porqué un texto tan importante había pasado sin pena ni gloria incluso en los medios de aquella época. La verdad, como narra en un artículo el profesor John Lamont, Cereti fue ampliamente refutado inmediatamente después de que su libro salió a luz ni más ni menos por uno de los grandes patrólogos (estudiosos de los Padres de la Iglesia) del siglo XX. En efecto, el jesuita Henri Crouzel, publicó un año después una terrible crítica al libro del italiano, titulada “La Iglesia primitiva frente al divorcio” (“L’Eglise primitive face au divorce”, Paris, Beauchesne 1971) [5].

¿Qué decía Crouzel y por qué sepultó en el arcón de los recuerdos a Cereti? El gran estudioso jesuita no negaba que algunos prelados hubiesen hecho oídos sordos a segundas nupcias (malos pastores hubo siempre), pero sí afirma rotundamente con Orígenes que los obispos que permitieron a una mujer casarse nuevamente mientras vivía su marido, ‘actuaron contrariamente a la ley primera traída en las Escrituras’ [6]. Pero esto no es lo que se lee en la historia de la Iglesia ni en la de los sacramentos, como se lee en serios y doctos libros [7].

Cereti, traicionando el texto griego y su interpretación, traducía maliciosamente la palabra “digamoi” (técnicamente, “dos veces casado”) diciendo que se trataba de aquellos que se habían casado dos veces, estando aún en vida su esposa o esposo, mientras que en realidad, de lo único que se trataba era del matrimonio de los viudos vueltos a casar

En efecto, el Concilio de Nicea, intentando acercar a los novacianos que negaban incluso el perdón a los que habían caído en pecado mortal, proponía como condición que primero ellos aceptaran que no cometían pecado quienes, habiendo enviudado, se casaban de nuevo.

Fueron tales los errores que Crouzel y un grupo de estudiosos le enrostraron a Cereti, que su obra ni siquiera fue reeditada una vez hasta el año pasado.

Ahora, envalentonado por haberse reflotado su tesis refutada, no sólo no confiesa nuevamente la verdad, sino que llega a decir en un reportaje que ese fue “el mayor servicio que hecho a la comunidad cristiano-católica. La experiencia me dice, en efecto, que ‘lo que Dios ha unido, el hombre no debe separar’, por eso si una unión termina, muy probablemente es porque nunca había sido unida por Dios, al contrario, la segunda unión es la que Dios une
(www.adistaonline.it; traducción propia). Y uno podría preguntarse: ¿por qué sólo la segunda unión y no la tercera, la cuarta, la décima? ¡Qué retrógrado!

* * *

El gran humorista inglés, Groucho Marx, decía: “estos son mis principios, pero si no les gusta, tengo estos otros…”.

Ojo; hay confusión y tormenta sobre el tema, pero hay que recordar las palabras de Cristo cuando le preguntaron: “‘¿Puede uno repudiar a su mujer por un motivo cualquiera?’… A lo que respondió: ‘Moisés, teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón, os permitió repudiar a vuestras mujeres; pero al principio no fue así’”.

Y en la Iglesia primitiva tampoco…

Que no te la cuenten…

P. Javier Olivera Ravasi
Knights4Christ
Hermano wormheart yo todavia estoy esperando que algun erudito se pronuncie publicamente en contra de la Cita de Francisco 🤦 Aunque recien acabo de ver que Panorama Católico ya habló de eso Gloria a Dios www.panoramacatolico.info/articulo/hay-que-ser-bestia
“El Evangelio no nos dice nada: si ha dicho una palabra o no... Era silenciosa, pero dentro de su corazón, ¡cuántas cosas le decía al …Más
Hermano wormheart yo todavia estoy esperando que algun erudito se pronuncie publicamente en contra de la Cita de Francisco 🤦 Aunque recien acabo de ver que Panorama Católico ya habló de eso Gloria a Dios www.panoramacatolico.info/articulo/hay-que-ser-bestia

“El Evangelio no nos dice nada: si ha dicho una palabra o no... Era silenciosa, pero dentro de su corazón, ¡cuántas cosas le decía al Señor! 'Tú, ese día - esto y aquello que hemos leído - me has dicho que sería grande; tú me has dicho que le darías el Trono de David, su padre, que reinaría para siempre y ahora ¡lo veo ahí [en la Cruz, ndr]!'. ¡La Virgen era humana! Y tal vez él tenía el deseo de decir: ‘Mentiras! ¡He sido engañada!’: Juan Pablo II decía esto, al hablar de la Virgen en ese momento. Pero Ella, con el silencio, ha cubierto el misterio que no entendía y con este silencio ha dejado que este misterio pudiera crecer y florecer en la esperanza”.
wormheart
Hey Kasper se te ve la cola de lobo desde aqui... auuuuuuu 😊