Profecía de Ana Catalina Emmerich sobre el Papa que se aleja de Roma

1 de octubre de 1820

“La Iglesia está en gran peligro. Debemos rezar para que el Papa no abandone Roma; innumerables males habría si lo hiciera”.

“La doctrina protestante [secularismo] y la de los griegos cismáticos [sinodalismo] se están difundiendo por todos lados”.

“Si el Papa se va de Roma, los enemigos de la Iglesia tomarán la delantera”.

7 de octubre de 1820

El Papa “estaba sentado en la oscuridad y dormido en una gran sillón. Estaba muy enfermo y débil, ya no podía caminar. Los eclesiásticos en el círculo interno parecían hipócritas y carentes de celo; no me gustaban. Le hablé al Papa de los obispos que serán nombrados pronto. Le dije también que no debe abandonar Roma. Si lo hiciera, sería un caos. Él pensó que el mal era inevitable y que debería irse para salvar muchas cosas además de él. Estaba muy dispuesto a irse de Roma, y se sentía insistentemente urgido a hacerlo. El Papa está todavía atado de muchas formas a las cosas de esta tierra…”.

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