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San Josemaría: La trascendencia del trabajo de una enfermera en un hospital.

San Josemaría: La trascendencia del trabajo de una enfermera en un hospital

" Descubrí que sirviendo a los demás, servía a Dios"
Comenzó a estudiar Psicología pero se percató que esa carrera no la “llenaba” en absoluto. Fue a una promoción rural y se planteó la enfermería como profesión, aunque los prejuicios sobre el prestigio de esa tarea la frenaban. Al final derribó sus dudas con la ayuda de la visión del servicio a los enfermos que tenía el fundador del Opus Dei

Miriam Ramos, Enfermera del Hospital de Clínicas // Libro "San Josemaría y los uruguayos", año 2002


Cada vez me fue gustando más la práctica de mi profesión y pude comprobar que la enfermera es la confidente de los pacientes, ya que lo que no se animan a preguntarle o contar al médico lo hacen con la enfermera. Así, aprovechando el consejo de Josemaría Escrivá, traté de enseñarles a ofrecer el dolor y las molestias por alguna intención.

Recuerdo que una tarde llegó un señor de 60 años con su hija, lo habían operado y la herida estaba infectada. El señor se quejaba a viva voz y decía malas palabras. Cuando lo vio el médico, le dijo que la herida estaba infectada y que había que abrirla en el momento, sin anestesia. Mientras preparaba el material, el señor continuaba quejándose con insultos. Recordé lo que decía el fundador del Opus Dei sobre el dolor y lo enfrenté: Le pregunté “¿señor, usted es católico?”. “Apostólico Romano”, me contestó de inmediato. Entonces le dije que el dolor tenía un sentido si lo unía al sufrimiento de Cristo y le hice una propuesta: por cada vez que fuera a quejarse, en vez de insultar, que invocase a María, la madre de Dios, y ofrezca su dolor por una amiga mía que quiero que se acerque a Dios. Asintió y me preguntó el nombre de mi amiga. A los pocos minutos volvió el médico y cuando empezamos a curar, el señor comenzó a insultar. Lo miré y le dije simplemente: “¡acuérdese!” Nunca creí que el efecto sería inmediato, dado que el dolor era intenso, en ese momento comenzó a recitar el credo, decía Santa María y gritaba el nombre de mi amiga. Cuando terminamos de curarlo, el médico le preguntó quién era esa persona que nombraba, y el señor le contestó, mirándome a mí, “es una amiga”. En las sucesivas visitas a la clínica para curarse, siempre me preguntaba como iba mi amiga y la verdad es que pude comprobar como "el dolor es la piedra de toque del amor", como decía Josemaría Escrivá, pues mi amiga se acercó a Dios.

La enfermería me ha dado un campo estupendo para hablar de Dios a los pacientes. Cuando se está enfermo, se necesita del otro, se replantean muchas cosas, se valora la vida y se teme la muerte. Habitualmente las enfermeras no saben qué decir ante la muerte, o creen que hablarle de Dios a un enfermo es inmiscuirse en sus vidas o anticiparle la muerte. Hace poco encontré en un libro de enfermería muy conocido, sobre pacientes en etapa terminal, y tiene muchas recomendaciones para que la enfermera ayude a la preparación espiritual del enfermo antes de morir. Lo comenté con otras enfermeras para sacarles el miedo y hacerles ver que no es poco profesional sino un deber profesional asistir tanto el cuerpo como el alma de los enfermos. He aprendido a encontrar a Dios en los enfermos, siguiendo el consejo del punto 419 de "Camino": -Niño. -Enfermo. -Al escribir estas palabras, ¿no sentís la tentación de ponerlas con mayúscula? Es que, para un alma enamorada, los niños y los enfermos son Él.