Que dolor escuchar a un ministro del Señor expresarse de esta manera en una homilía, haciendo uso de chistes simplones en lugar de orientar a los feligreses de su parroquia en la doctrina del Reino, pero esto es muy común en muchas otras parroquias donde los sacerdotes salen por la tangente, minimizan, adormecen, engañan incluso, antes que verdaderamente orientar sobre los últimos tiempos, que no es el fin del mundo. Afortunadamente en la Iglesia tenemos Magisterio y para estudiar y conocer estas lecturas es preciso acudir a los Padres de la Iglesia, en los primeros cuatro siglos hay abundantes escritos. Nuestra mejor elección como cristianos es siempre estar en vela y en oración, como nos lo mandó nuestro Redentor Jesús.