Bottega
1202
05:19
Católico o Anticlerical? Urogario Columbraba. “Cuando tengo delante a un clerical me vuelvo anticlerical de golpe. El clericalismo no debería tener nada que ver con el cristianismo”. Jesucristo al …Más
Católico o Anticlerical?
Urogario Columbraba.
“Cuando tengo delante a un clerical me vuelvo anticlerical de golpe. El clericalismo no debería tener nada que ver con el cristianismo”.
Jesucristo al crear el sacerdocio célibe, instauro “la más elevada dignidad entre todas las jerarquías de la tierra”, una nueva categoría de hombres llamados a actuar in persona de Él mismo y a dispensar los tesoros de la redención a la humanidad pecadora, como auténticos mediadores entre el cielo y este mundo. “Lo que ates en la tierra quedara atado en el cielo”, les autorizó el Mesías. El sacerdote, tiene una dignidad es incluso mayor que la de los ángeles.
La Iglesia de Cristo no es una comunidad de iguales en la que todos los fieles tuvieran los mismos derechos, sino que es una sociedad de desiguales, no sólo porque entre los fieles unos son clérigos y otros laicos, sino, de manera especial, porque en la Iglesia reside el poder que viene de Dios, por el que a unos es dado santificar, enseñar y gobernar …Más
perceo3 compartió esto
16
Católico o Anticlerical?
Urogario Columbraba.
“Cuando tengo delante a un clerical me vuelvo anticlerical de golpe. El clericalismo no debería tener nada que ver con el cristianismo”.
Jesucristo al crear el sacerdocio célibe, instauro “la más elevada dignidad entre todas las jerarquías de la tierra”, una nueva categoría de hombres llamados a actuar in persona de Él mismo y a dispensar los tesoros …
Más
Católico o Anticlerical?

Urogario Columbraba.
“Cuando tengo delante a un clerical me vuelvo anticlerical de golpe. El clericalismo no debería tener nada que ver con el cristianismo”.
Jesucristo al crear el sacerdocio célibe, instauro “la más elevada dignidad entre todas las jerarquías de la tierra”, una nueva categoría de hombres llamados a actuar in persona de Él mismo y a dispensar los tesoros de la redención a la humanidad pecadora, como auténticos mediadores entre el cielo y este mundo. “Lo que ates en la tierra quedara atado en el cielo”, les autorizó el Mesías. El sacerdote, tiene una dignidad es incluso mayor que la de los ángeles.
La Iglesia de Cristo no es una comunidad de iguales en la que todos los fieles tuvieran los mismos derechos, sino que es una sociedad de desiguales, no sólo porque entre los fieles unos son clérigos y otros laicos, sino, de manera especial, porque en la Iglesia reside el poder que viene de Dios, por el que a unos es dado santificar, enseñar y gobernar, y a otros no. (Concilio Vaticano I. Constitución Ecclesia Christi, cap. X)
Y el Concilio Vaticano 2 tomando la palabra de Cristo, en el Decreto Presbyterorum ratifica que; Para que los fieles se fundieran en un solo cuerpo, en que “no todos los miembros tienen la misma función” (Rom 12, 4), entre ellos constituyó a algunos ministros que, tuvieran el poder sagrado del Orden, para ofrecer el sacrificio y perdonar los pecados, y desempeñar públicamente, en nombre de Cristo, la función sacerdotal en favor de los hombres.
El sacerdote no es simplemente alguien que detenta un oficio.
Por el contrario, el sacerdote hace lo que ningún ser humano puede hacer por sí mismo: pronunciar en nombre de Cristo la palabra de absolución de nuestros pecados, cambiando así, a partir de Dios, la situación de nuestra vida. Pronuncia palabras de transustanciación, que lo hacen presente a Él mismo, el Resucitado, su Cuerpo y su Sangre, transformando así los elementos del mundo; son palabras que abren el mundo a Dios y lo unen a Él. (Benedicto XVI. Homilía en la clausura del Año Sacerdotal,
Pío XI en la Encíclica Ad catholici sacerdotii, pregonó, “Desde la cuna hasta el sepulcro, más aún, hasta el cielo, el sacerdote está al lado de los fieles, como guía, aliento, ministro de salvación, distribuidor de gracias y bendiciones.
Toda la Iglesia junta no puede dar tanto honor a Dios, ni puede alcanzar de Él tantas gracias, como un solo sacerdote que celebra una Santa misa. Nos recuerda San Alfonso María de Ligorio.

Dios mismo en una revelación a Santa Catalina de Siena notificó “la reverencia que se debe tener a mis ungidos, no obstante sus defectos; porque la reverencia que se les hace no es a ellos por ser ellos, sino por la autoridad que yo les he dado; y por cuanto sus defectos no pueden disminuir el misterio del sacramento, no debe disminuirse la reverencia para con ellos, no por ellos, sino por el tesoro de la Sangre que los unge. “Ellos son mis ungidos, y los llamo mis Cristos”. No he concedido esta dignidad a los ángeles, y sí a los hombres que he elegido por mis ministros, los cuales he puesto como ángeles, y deben ser ángeles terrenos en esta vida.
Es el mismo Paráclito el que ha instituido este ministerio, y el que nos ha persuadido, a que permaneciendo aun en la carne, concibiésemos en el ánimo el ministerio de los ángeles. Distinción a los sacerdotes de San Alfonso María de Ligorio, reclamándola como ”La más elevada dignidad entre todas las jerarquías de la tierra” a Dios solamente es inferior el sacerdote.
No es de maravillar que sea el primer expuesto en la persecución de los enemigos de la Iglesia, porque, decía el Cura de Ars, cuando se trata de destruir la religión, se comienza atacando al sacerdote. Juan XXIII. Encíclica Sacerdotii nostri primordia.