¿Por qué Müller y no Maradiaga?
Esta respuesta de la Iglesia a los retos pastorales nada tiene que ver con el «autoritarismo y el moralismo», como insinúa Madariaga, también esta entrevista. ¿Es consciente de que puede dar pie a que un fiel bien intencionado entienda la teología matrimonial, sacramental y moral de la Iglesia, como una imposición «autoritaria» y «moralista»?
Un pasaje de la entrevista que el cardenal Maradiaga ha concedido a la prensa en el pasado fin de semana, me ha servido para dar título a estas líneas.
El cardenal dice que ha leído el escrito del Prefecto para la doctrina de la fe, el cardenal Müller sobre las cuestiones debatidas en el sínodo, y hace el siguiente comentario: «Lo he leído. Y pensé: «De acuerdo, a lo mejor tienes razón, pero a lo mejor no». Y poco después de subrayar que Müller es alemán, y que en su mentalidad sólo existe «lo correcto y lo equivocado».., pronostica que llegará «a entender otros puntos de vista».
Müller ha recordado, en su misión de prefecto de esa Congregación, la doctrina de la Iglesia sobre la comunión sacramental de los católicos divorciados y unidos actualmente con otras personas en un matrimonio civil; doctrina que recordó Juan Pablo II en la «Familiaris consortio», n. 84. Y no digo doctrina tradicional, como prefieren algunos, entre ellos Madariaga en esa entrevista, porque lo que ha dicho Müller es la doctrina, y la práctica pastoral con la que la Iglesia ha afrontado todos los retos pastorales de todos los tiempos, y ha tratado, lógicamente, cada caso particular con el acercamiento y amor misericordioso que fuese necesario.
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Un pasaje de la entrevista que el cardenal Maradiaga ha concedido a la prensa en el pasado fin de semana, me ha servido para dar título a estas líneas.
El cardenal dice que ha leído el escrito del Prefecto para la doctrina de la fe, el cardenal Müller sobre las cuestiones debatidas en el sínodo, y hace el siguiente comentario: «Lo he leído. Y pensé: «De acuerdo, a lo mejor tienes razón, pero a lo mejor no». Y poco después de subrayar que Müller es alemán, y que en su mentalidad sólo existe «lo correcto y lo equivocado».., pronostica que llegará «a entender otros puntos de vista».
Müller ha recordado, en su misión de prefecto de esa Congregación, la doctrina de la Iglesia sobre la comunión sacramental de los católicos divorciados y unidos actualmente con otras personas en un matrimonio civil; doctrina que recordó Juan Pablo II en la «Familiaris consortio», n. 84. Y no digo doctrina tradicional, como prefieren algunos, entre ellos Madariaga en esa entrevista, porque lo que ha dicho Müller es la doctrina, y la práctica pastoral con la que la Iglesia ha afrontado todos los retos pastorales de todos los tiempos, y ha tratado, lógicamente, cada caso particular con el acercamiento y amor misericordioso que fuese necesario.
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