Día 25 ¡Oh Señora y Madre Mía, mi Corazón y mi Alma! ⚘
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Mayo Mes de María Día 25 ¡Oh Señora y Madre mía, mi corazón y mi alma! Escribe san Bernardo que María se hace todo para todos y que abre los senos de su misericordia, para que todos reciban de su plenitud; el esclavo la redención, el enfermo la salud, el afligido consuelo, el pecador perdón de sus culpas, Dios su gloria; de tal forma que no hay nadie que no participe de su calor, siendo el sol celestial. Dice san Buenaventura: “¿Habrá en el mundo quien no ame a esta amabilísima Reina? Ella es más hermosa que el sol, más dulce que la miel; ella es un tesoro de bondad llena de amor para todos, y con todos cariñosa y llena de atenciones. Por eso yo te saludo –dice el santo enamorado– oh Señora y Madre mía, mi corazón y mi alma. Discúlpame, oh María, si te digo que te amo, porque si no soy digno de amarte, tú sí que eres digna de ser amada por mí”. Se le reveló a santa Gertrudis que, cuando se dice a María con devoción esta plegaria: “Ea pues, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos”, no puede María dejar de inclinarse en favor de la súplica de quien le ruega. “Gran Señora –le habla así san Bernardo– es tan enorme tu misericordia, que todo el mundo está lleno de ella”. Y dice san Buenaventura que nuestra Madre tiene tantos deseos de hacer bien a todos, que se siente como ofendida por quienes no le piden nada. “Tú, Señora –le dice san ildeberto– nos enseñas a esperar gracias mayores de las que merecemos, ya que no cesas de darnos constantemente gracias que superan con mucho lo que pudiéramos merecer”. Las Glorias de María. PRÁCTICA DE AMOR A MARÍA:⚘ Meditar sus virtudes, privilegios y acciones y contemplar sus grandezas, buscando imitarla para darle gloria a Dios. ORACIÓN: Dulce Estrella de la mañana, que perfumas con amor cada corazón hasta lo más íntimo, y tu aroma huele a Dios, huele a paz, huele a dulce eternidad. María Santísima eres el cielo donde habita Dios, eres la morada perpetua de la misericordia del Padre eterno. Tu brillo viene de lo alto, de donde viene todo, del cielo prometido. En tu silencio María, se escucha un suspiro profundo que nos envuelve en la eternidad santa de Dios.