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Cuando desobedecer a tu obispo es lo mejor, según los santos

Bendita desobediencia. A veces debes desobedecer al obispo, escribe el arcipreste ortodoxo Teodoro Zisis en su libro ¿Blessed Disobedience or Evil Obedience?” [¿Bendita desobediencia o mala obediencia?]. Cita a Atanasio, Basilio el Grande, Gregorio de Nazianzo, Juan Crisóstomo, Máximo el Confesor, Teodoro el Estudiante y Simeón el Nuevo Teólogo. Según estos santos, existe una santa desobediencia divina que a veces es necesaria cuando los obispos enseñan cosas erróneas.

Atanasio. San Atanasio dijo que cuando los obispos seducen a los fieles es mejor reunirse en oración sin ellos “que ser arrojados al infierno ardiente con ellos”. A Atanasio le contaron que los monjes de Capadocia se habían rebelado contra san Basilio el Grande, quien en aras de la “unidad” evitó llamar al Espíritu Santo “consustancial” durante algún tiempo. Atanasio dijo a los monjes que Basilio no negaba la verdadera fe, sino que sólo se había vuelto “débil ante los débiles”. Sin embargo, añadió: “Si fuera posible sospechar en él una comprensión incorrecta de la verdad, entonces sería bueno ir contra él”.

Basilio. San Basilio el Grande aconsejó a los presbíteros de Nikopol que evitaran a su obispo arriano Frontón. Les dijo que no consideraba obispo a aquel que fue puesto en un lugar de primacía para destruir la fe. Por lo tanto, los sacerdotes no deben dejarse engañar por los que proclaman la palabra falsa como la verdadera fe. Basilio los llama “traidores de Cristo, no cristianos, que prefieren vivir para su propio beneficio, y no para la verdad”.

Obispos abominables. A Basilio le preguntaron si había que obedecer a todos, sin importar lo que ordenaran. Respondió que para los que profesaron los tres votos religiosos da igual que un superior o un subordinado exija obediencia. Lo único que importa es si lo que ordena está de acuerdo con el Evangelio. En consecuencia, Basilio enseñó a apartarse de los obispos que nos impiden obedecer los mandamientos de Dios: “Deben ser considerados abominables para todo aquél que ama al Señor".

Miedo a los obispos. San Gregorio de Nacianzo escribió que no tenía miedo de los hombres ni de los animales salvajes. Lo único que él temía era a los obispos malvados, porque están puestos para ser maestros del bien, pero resultan ser la fuente de todo mal. Encontramos una idea similar en San Juan Crisóstomo: “No temo tanto a nadie como a los obispos, excluyendo a unos pocos”.

Máximo. Un obispo hereje le dijo a San Máximo el Confesor que estaba completamente de acuerdo con él y que no cambiaba el Credo, sino que actuaba así únicamente por razones de unidad de la Iglesia. Máximo replicó que no había lugar para el compromiso en cuestiones de fe, y que aquéllos que trataban de justificar su desviación de la Fe con ese argumento eran unos mentirosos que no sólo no deberían ser obedecidos, sino que deberían ser rechazados de todas las maneras posibles, no sea que por la amistad con ellos se participara en su maldad.

Publicado originalmente en inglés el 17 de diciembre de 2021, en When Disobeying Your Bishop is the Best Thing to Do According to the Saints

Traducción al español por: José Arturo Quarracino
Lucardo
Abajo…el desquiciado de siempre …ñ
Pablo Gamberoni
No falla