A propósito de Andrea Cionci. Por el Prof. Roberto de Mattei

Hay en Italia un periodista que escribe sobre temas eclesiásticos y se lamenta de que hay una serie de intelectuales y publicaciones católicos de tendencia tradicional a los que enumera meticulosamente acusándolos de rehuir un debate que el mencionado columnista considera obligado dada la importancia del tema: los presuntos mensajes codificados que el único papa legítimo, Benedicto XVI, transmitiría para demostrar la impostura del antipapa Jorge Mario Bergoglio. Al periodista en cuestión no le molestan las críticas de que ha sido objeto, sino las que todavía no le han hecho, y que con dicho silencio impiden que a su reconstrucción de lo que está sucediendo en la Iglesia se le preste la atenta, serísima y profunda consideración que a su juicio merece.

Como entre las publicaciones a las que acusa de no haber expresado su parecer sobre él y su obra se encuentra Corrispodenza romana, no tenemos inconveniente en satisfacer su deseo: se llama Andrea Cionci, y apreciamos sus artículos hasta los primeros meses de 2020, cuando al parecer perdió la brújula con la pandemia al igual que otros prometedores ingenios.

Cionci se jacta de haber publicado centenares de artículos y un libro del que se han vendido 12.000 ejemplares y que se ha traducido a dos idiomas, pero se engaña pensando que esos números correspondan a un amplio consenso del público. El motivo de su éxito es la curiosidad que suscitan sus rebuscadas tesis entre lectores ávidos de sensacionalismo. La vana curiositas que, como explica Santo Tomás, es la forma viciosa del deseo de conocer (Suma teológica, II-II, q. 167), enfermedad de la mente de la que debe guardarse todo católico. Por esa razón, no consideramos necesario dar publicidad a su libro y sus artículos sin que se nos reproche por ello.

La falta de eco que ha tenido su supuesta investigación sobre el cónclave de 2013 obedece además a que pretende hablar de una cuestión no sólo seria, sino dramática, relativa a la vida de la Iglesia, careciendo de la menor competencia para ello. De ello Cionci no tiene formación católica ni canónica, pero se ve que le falta sentido común más que espíritu católico, sentido que es indispensable para abordar problemas delicados y complejos que afectan la vida de las almas. Los supuestos expertos a los que cita para justificar sus tesis los cita indebidamente, porque ninguno de ellos comparte sus ideas. La única técnica que demuestra dominar es la del sofisma.

La abdicación de Benedicto XVI y el modo en que se llevó a cabo son considerados por numerosos estudiosos y por destacados miembros del Sacro Colegio cardenalicio un grave error. Para Cionci, sin embargo, se trata de una astuta maniobra del papa emérito para poner entre la espada y la pared a su rival Francisco. Cionci ha acuñado la palabra autoimpedimento para describir una situación inédita en la que Benedicto, único pontífice verdadero, combate de manera oculta al usurpador Bergoglio. Según él, Benedicto se expresa de una manera críptica comunicándose mediante una clave que sólo Cionci es capaz de descifrar. Pero si el lenguaje de Benedicto es intencionalmente secreto, no se entiende por qué Cionci, que es admirador suyo, lo revela al mundo entero. Ya sea directamente o por medio de su secretario monseñor Georg Gänswein, Benedicto ha desmentido en muchas ocasiones la tesis según la cual sigue siendo el papa reinante. Eso sí, para Cionci todo desmentido es una confirmación, porque a su juicio si Benedicto dijera que Cionci está loco, éste se apresuraría a declarar que, en un sentido espiritual, la locura puede significar el paso a un nivel superior de conciencia. No es casual que en las cartas del Tarot el Loco cambie de significado dependiendo de cómo se vaya desarrollando el juego: negativo si está invertido y positivo caso contrario.

Afirma Cincio que el profesor Roberto de Mattei, director de Corrispondenza romana, «no se ha dado cuenta de que la legitimidad de Bergoglio es canónica, a años luz de distancia de lo que es una legitimidad teológica». Lo cierto es que es el propio derecho canónico, por encima incluso de la doctrina teológica, lo que hace inconsistente la tesis de Cionci, para quien la Iglesia estaría próxima a su fin a causa de una sucesión ilegítima en el pontificado. Al parecer desconoce que la Iglesia es necesariamente, por su propia naturaleza, una sociedad visible. Pío XII lo expresó en estos términos: «La Iglesia Católica es el gran misterio visible, porque es visible su Cabeza en la Tierra el Vicario de Cristo, visibles son sus ministros, visible su vida, visible su culto y visibles la obra y la acción que lleva a cabo con vistas a la salvación y la perfección de los hombres» (Discurso del 4 de diciembre de 1943).

Si la Iglesia Católica no fuera visible, sería irreconocible, y puede y debe ser reconocida por todo hombre en este mundo precisamente por las propiedades visibles que la caracterizan. Esta visibilidad se debe principalmente a la sucesión apostólica, característica exclusiva de la Iglesia Católica romana. Quien declara que se ha interrumpido la sucesión apostólica se coloca entre las numerosas taifas heréticas de las que San Alfonso María de Ligorio hizo un compendio exhaustivo que nunca pierde vigencia (Storia delle eresie colle loro confutazioni, Phronesis, Palermo 2022). San Agustín señala que en orgullo hunden su raíz todas las herejías y apostasías de la fe (Sermón 46, nº18). Sólo un hombre lleno de presunción puede anteponer su propia opinión al juicio de la Iglesia universal fundada por Dios. Para mortificar esa forma de orgullo mental que es la vana curiositas, podría venir bien sustituir la lectura matutina o vespertina de tantos blogs pseudocatólicos por las esclarecedoras meditaciones de Adviento del gran abad de Solesmes don Prosper Guéranger (1805-1875). Las palabras de la liturgia explicadas por el P. Guéranger hablan de tinieblas que sólo Dios puede disipar y heridas que sólo su bondad puede sanar: las de la Iglesia, que son las tinieblas en las que está inmerso quien se niega a aceptar su Misterio.

(Traducido por Bruno de la Inmaculada)

A propósito de Andrea Cionci - Roberto de Mattei
Marcelo Fernando de Argentina
Tiene el link lucardo de lo que está diciendo? En todo caso habria sido un error de de Mattei, Lo cual no quita que el presente analisis del "dr" Cionci este muy bien.
Lucardo
Lo que no se puede quitar es la asquerosidad de De Mattei.
Esta es la declaración del Arzobispo Vigano a propósito de la infamia.
En esta , Vigano se refiere a la falsedad del suplantador que supuestamente escribía las cartas de Vigano.
En la nota original de De Mattei hace referencia a la homosexualidad del suplantador.
De Mattei ha sido un acérrimo defensor de los venenos abortivos del covid …Más
Lo que no se puede quitar es la asquerosidad de De Mattei.

Esta es la declaración del Arzobispo Vigano a propósito de la infamia.
En esta , Vigano se refiere a la falsedad del suplantador que supuestamente escribía las cartas de Vigano.

En la nota original de De Mattei hace referencia a la homosexualidad del suplantador.

De Mattei ha sido un acérrimo defensor de los venenos abortivos del covid propulsados por el criminal Bergoglio.

Ha sido sido pues, cómplice e incitador a la inoculacion asesina.

Esta es la respuesta de Vigano del año 21 a los infundios de de Mattei, el cual sigue escribiendo tan campante .

Es evidente que De Mattei es un esclavo “erudito “ de Bergoglio .

Criticarlo a Cionci a partir de la autoridad de este sujeto es un despropósito.

Se me ha comunicado que ayer apareció en Corrispondenza Romana un artículo titulado El caso Viganò: el arzobispo y su suplantador, firmado por el profesor Roberto de Mattei.

Me faltan palabras para expresar mi estupor por las afirmaciones que vierte sobre mí un ilustre intelectual católico que es celebrado como paladín de la Tradición y que no ha escatimado críticas a la jerarquía que no por ser severas dejan de ser ponderadas y justas. Lo cierto es que le habría bastado con consultarme de viva voz o por escrito para disipar sus sospechas y tener la seguridad de que todos mis escritos, declaraciones y entrevistas son fruto de maduradas convicciones cuya paternidad defiendo con ardor.

La idea de que yo pueda tener un suplantador debe de proceder de algún asesor al cual el profesor, desprevenido, ha dado crédito sin reparar en que con ello expuesto a un desmentido público de unas suposiciones totalmente infundadas que, si se me permite decirlo, me parecen hasta poco caritativas. Aprovecho la ocasión para desmentir tan osada y fantasiosa tesis, así como para asegurar a quienes tengan a bien leerme y escucharme, que no hay ningún negro literarioo prestanombres, y que por la gracia de Dios todavía estoy en posesión de todas mis facultades; no hay nadie que me manipule, y estoy resuelto a proseguir con mi misión apostólica en pro de la salvación de las almas.

En otros tiempos, De Mattei habría estado orgulloso de combatir a mi lado en la batalla común por la Verdad católica, la defensa del Magisterio inmutable y la venerable liturgia tradicional asaltada por el modernismo. Seguramente habría estado conmigo en la denuncia del fraude pandémico y la intrínseca inmoralidad de las vacunas experimentales producidas a partir de material procedente de fetos abortados.

Sus recientes intervenciones –con su firma o bajo pseudónimo– han demostrado, no sin causar un vivo dolor, que en caso de existir un suplantador habría que buscarlo en los últimos escritos del profesor; escritos que parecen redactados por un oscuro funcionario del régimen obediente al discurso oficial y no por la sagacidad y la fe sincera del De Mattei al que yo conocía. Quantum mutatis ab illo.”

+Carlo Maria Viganò, arzobispo

22 de junio de 2021

Festividad de San Paulino, obispo y confesor
Marcelo Fernando de Argentina
Gracias Lucardo. Es gravísimo eso que señala Monseñor Vigano. Honestamente debo decirle que no lo sabía. Sólo señalo en el texto de Vigano, el detalle de "haber estado conmigo" y "haber combatido a mi lado", (se trata de estar con la verdad, no con las personas). De todas formas, reitero que es muy grave lo que señala Monseñor Vigano sobre de Mattei.
Otra cosa diferente es la critica a Andrea …Más
Gracias Lucardo. Es gravísimo eso que señala Monseñor Vigano. Honestamente debo decirle que no lo sabía. Sólo señalo en el texto de Vigano, el detalle de "haber estado conmigo" y "haber combatido a mi lado", (se trata de estar con la verdad, no con las personas). De todas formas, reitero que es muy grave lo que señala Monseñor Vigano sobre de Mattei.
Otra cosa diferente es la critica a Andrea Cionci, que procurando defender a Benedicto XVI, le falta el respeto a su memoria presentándolo ante el mundo como un hombre con doble discurso, y como sutil y frío engañador. No sé si se percatan de la gravedad de todo lo que implica necesariamente la teoría de Cionci, Acosta y demás personas, aun cuando la sostengan con la mejor de las intenciones.
Lucardo
De Mattei, un personaje que ha perdido la brújula hace varios años.
Recuerdo cuando -locamente - acusó al valiente Arzobispo Vigano de hacerse escribir sus cartas por un homosexual.
Repugnante.