P.Elia

Lucía y el Misterio de la Luz
Sábado, 13 de diciembre - Memorial de Santa Lucía
Desde su aparición en la tierra, queridos hermanos y hermanas, el hombre siempre ha estado fascinado por la luz y sus fuentes: el sol, las estrellas, el fuego... La luz, con su poder para disipar y vencer la oscuridad, para calentar y hacer florecer la vida, siempre ha sido objeto de estudio. Y fue precisamente el estudio de la naturaleza de la luz lo que llevó a la humanidad a realizar los mayores descubrimientos de los últimos doscientos años. En la antigüedad, el Sol, la fuente principal de luz, era considerado un dios y se le rendía culto de una manera que en algunos lugares incluso incluía sacrificios humanos. Pero el hombre siempre ha comprendido que, si bien la luz del Sol era capaz de disipar la oscuridad externa, no podía hacer nada contra la oscuridad interna... Queridos amigos, no solo existe la oscuridad externa, sino también la oscuridad interna: la oscuridad del corazón. Esa tristeza indescifrable e imparable que muchos, muchísimos, sienten en lo profundo de sus corazones y que vuelve grises los días más soleados, tristes las experiencias más hermosas, vacíos los ideales más nobles... Solo hay una luz que puede iluminar la oscuridad del corazón y es la Luz del Amor de Dios, que, penetrando e iluminando lo más profundo del corazón, lo hace estallar de alegría y vida. Es precisamente cuando Dios está en tu corazón y tu corazón está en Dios que el entusiasmo ( Del Grieco: En Theos) por la vida se potencia, se difunde y anticipa lo que será la debordante alegría que experimentarás en la vida eterna... Este es el mensaje que Santa Lucía, el 13 de diciembre, día de su festividad, nos transmite. La luz de Dios, que irradia de su vida, sigue iluminando a la Iglesia y al mundo.

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