España: La Agencia del Régimen Socialista se burla de Cristo y de la Virgen
La revista XES, coeditada por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), se burla de Jesucristo y de la Virgen.
La agencia depende del Ministerio de Asuntos Exteriores y del Ministerio de Igualdad.
La revista presenta en sus páginas una imagen de Cristo con pene [censurado aquí] y vello púbico, y otra de la Virgen representada por un travesti.
"Al Gobierno se le llena la boca hablando de eliminar el discurso y los delitos de odio, pero ellos son los primeros en burlarse de los creyentes, como vemos con estas imágenes que degradan a los cristianos", afirma María García, directora del Observatorio para la Libertad Religiosa y de Conciencia.
Señala que el gobierno socialista de Pedro Sánchez está utilizando el dinero de los contribuyentes para atacar la fe del país.
Este es un ejemplo de cómo funciona la "separación de la Iglesia y el Estado". Esta "separación" significa que la Iglesia está proscrita de la plaza pública, excepto cuando se quiere …Más
Tanto interés en el desprestigio refuerza la fe. Tanta "atención" es debida a su real existencia y como enemigos intentan desfigurar . Pero en el fondo a quienes conocen la fe se la refuerzan. Lo malo es a los confundidos o no formados en la tradición.
Verdaderamente infame y blasfemo. Perdón, Señor, perdón. España no tiene arreglo humanamente hablando. Vamos derechitos al precipicio. Lo que nos venga de malo, lo tenemos bien merecido. Pobre España y pobre y desgraciado mundo.
Ya está muy próxima la amargada y terrorífica eternidad en el infierno. Eternidad que significa que no tiene fin, ni siquiera alivio en esos dolores, en el hedor de la putrefacción de todos los condenados y de sí mismo. Estos son blasfemias contra el Espíritu Santo. Además de ser enemigos de Dios, lo son de su propia salvación eterna. A muchos he oído que es preferible permanecer en el infierno que en el cielo. Pues van a experimentar, lo que es el infierno. Los impíos que se pasó su tiempo entre horrendas blasfemias, suelen decir: "¡Qué he hecho!" Son juzgados incluso antes de dar su último respiro, y declarados dignos de condenación y amargura por los infinitos siglos de los siglos.