¡Siempre serán los hechos, no las habladurías, los que definirán nuestra identidad.
Domingo 14 de diciembre, Tercer Domingo de Adviento
Queridos hermanos y hermanas, Jesús, en el pasaje del Evangelio de Mateo que escuchamos el domingo 14 de diciembre, tercer Domingo de Adviento, nos ayuda a comprender que lo que nos define nunca son nuestras palabras, sino nuestras acciones. De hecho, al ser interrogado por los discípulos de Juan sobre su identidad, Jesús invita a sus interlocutores a prestar atención a sus obras. De verdad siguiendo el ejemplo de Jesús, también para nosotros, como hijos de Dios, no son sobretodo nuestras palabras las que cuentan, sino nuestras acciones; no nuestras ideas, sino la realidad; no lo que pensamos, sino la verdad; no nuestra voluntad, sino la voluntad de Dios.
La advertencia de Jesús sigue siendo, por tanto, el único y definitivo criterio de nuestra pertenencia a la familia de Dios: "¿Quién es mi Madre y quiénes son mis hermanos? El que hace la voluntad de mi Padre celestial, ése es mi hermano, mi hermana y mi Madre..." (Marcos 3,20-35).