Cristianismo, redes sociales y pavos reales
Parece que también en el mundo de Internet hay un ansia por exhibir lo que uno tiene de bueno, de bello, de noble, de grande. Porque sería extraño publicar en el propio perfil imágenes desenfocadas, de malos momentos o con poco gusto. Porque nadie pone en su currículum errores, fallos, carencias, sino todo aquello que puede crear en el visitante (familiar, amigo, conocido o visitante casual) una buena impresión.
¿Existe una especie de complejo de pavo real en las redes sociales y en otras páginas de Internet? Puede ser que sí, sobre todo porque el mundo de la imagen se construye desde aquellos aspectos que sirven para atraer más “amigos”, seguidores, contactos, encuentros, difusión.
Si ampliamos la mirada, el fenómeno no es nuevo. También en el pasado había personas que buscaban dar realce a sus cualidades, a sus títulos personales o familiares, a sus éxitos. Lo oscuro, lo negativo, lo que puede desprestigiar, siempr
e ha sido ocultado con más o menos éxito.
....[...]...El motivo de gloria y de “brillo” de un cristiano está, precisamente, fuera de sí mismo: en el Maestro que busca lo más despreciable a los ojos humanos. “Ha escogido Dios más bien lo necio del mundo para confundir a los sabios. Y ha escogido Dios lo débil del mundo, para confundir lo fuerte.(…) El que se gloríe, que se gloríe en el Señor” (1Co 1,27-31).
LEER COMPLETO
elobservadorenlinea.com/…/cristianismo-re…
¿Existe una especie de complejo de pavo real en las redes sociales y en otras páginas de Internet? Puede ser que sí, sobre todo porque el mundo de la imagen se construye desde aquellos aspectos que sirven para atraer más “amigos”, seguidores, contactos, encuentros, difusión.
Si ampliamos la mirada, el fenómeno no es nuevo. También en el pasado había personas que buscaban dar realce a sus cualidades, a sus títulos personales o familiares, a sus éxitos. Lo oscuro, lo negativo, lo que puede desprestigiar, siempr
e ha sido ocultado con más o menos éxito.
....[...]...El motivo de gloria y de “brillo” de un cristiano está, precisamente, fuera de sí mismo: en el Maestro que busca lo más despreciable a los ojos humanos. “Ha escogido Dios más bien lo necio del mundo para confundir a los sabios. Y ha escogido Dios lo débil del mundo, para confundir lo fuerte.(…) El que se gloríe, que se gloríe en el Señor” (1Co 1,27-31).
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