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¿Quién manda en la Conferencia Episcopal Italiana? La escalada hostil del padre Spadaro

Por Sandro Magister
7 de febrero de 2019

Poquísimos lo han notado. Pero precisamente mientras Francisco viajaba entre Panamá y los Emiratos Árabes, entre Venezuela y China, en el patio de su casa, en Italia, se consumaba un extraño asalto contra la dirigencia de la Conferencia Episcopal Italiana, un asalto que en términos financieros es considerado una escalada hostil, por obra del personaje más próximo al Papa y escuchado por él, el jesuita Antonio Spadaro, director de “La Civiltà Cattolica”.

El primer acto de este asalto es justamente un breve artículo del padre Spadaro en el último número de la histórica revista, titulado “I cristiani che fanno l’Italia” [Los cristianos que hacen Italia].

El punto clave del artículo es el centenario del llamado a los “libres y fuertes” lanzado en 1919 por don Luigi Sturzo, figura eminente del catolicismo político italiano. El motivo es que ese llamado vuelve a ser actual, escribe Spadaro, por eso “pensamos que es necesario volver al V Congreso de la lglesia italiana, que se llevó a cabo en Florencia en el 2015”, y al discurso que Francisco pronunció en esa ocasión, “profético” pero lamentablemente guardado muy rápido en los cajones.

Efectivamente, el último medio siglo de la Iglesia en Italia ha sido acompasado por cinco grandes congresos, casi de los Estados generales: en Roma en 1976, en Loreto en 1985, en Palermo en 1995, en Verona en el 2006 y por último justamente en Florencia en el 2015. El de Loreto en particular ha entrado en la historia por el giro impuesto por Juan Pablo II a la Iglesia italiana, para que en vez de ser sal y fermento invisibles volviese a ser luz en el candelabro y ciudad en el monte, “gran fuerza social”, ejemplo de conducción para las otras Iglesias europeas.

Después de la desaparición del papa Karol Wojtyla y la salida de escena del cardenal Camillo Ruini ese gran diseño se cayó totalmente. Pero también la Conferencia Episcopal mutó de forma. Después del advenimiento de Francisco se convirtió en la sombra del único que logró dominar la escena, el Papa. El Congreso de Florencia ha sido el emblema, con Bergoglio protagonista absoluto y con la Conferencia Episcopal Italiana a merced de Nunzio Galantino, el secretario general impuesto por el Papa.

Hoy Galantino ha pasado a la presidencia de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica y la Conferencia Episcopal Italiana ha vuelto a tener un presidente efectivo, el cardenal Gualtiero Bassetti, en quien el Papa muestra su confianza. Pero este es un motivo ulterior para hacer más anómalo todavía el movimiento del padre Spadaro.

¿A qué apunta, de hecho, su artículo en “La Civiltà Cattolica”? A afirmar que hay un único modo para lanzar a la Iglesia fuera del repliegue en las “viejas retóricas” y en el “clericalismo”: hacer como Francisco quiere, es decir, hacer un sínodo con “un gran involucramiento del pueblo de Dios, en un proceso sinodal no reservados a las élites del pensamiento católico”.

De aquí la pregunta que concluye el artículo: “¿Cuál es entonces el tiempo de maduración para un sínodo de la Iglesia cristiana?”.

Este es el acto primero de la escalada hostil. Al cual han seguido otros dos.

El acto segundo ha sido la republicación íntegra del artículo del padre Spadaro, el 31 de enero, en el diario “Avvenire”, propiedad de la Conferencia Episcopal Italiana.

Y el acto tercero se llevó a cabo el 2 de febrero, en la primera página de “L’Osservatore Romano”, con la publicación de la entrevista del director del diario vaticano Andrea Monda al obispo de Rieti y al ex subsecretario de la Conferencia Episcopal Italiana, Domenico Pompili, puesto en campo propio por suscribir y relanzar la propuesta del padre Spadaro de un sínodo de la Iglesia italiana.

Desde la presidencia y desde la secretaría general de la Conferencia Episcopal Italiana – a las que correspondería la propuesta y la convocatoria de un sínodo – no se ha registrado hasta ahora ningún comentario a la iniciativa de Spadaro.

Una iniciativa tanto más anómala a medida que se avanza con un gran congreso al cual el presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, el cardenal Bassetti, está dedicando todas sus fuerzas, y que por el contrario Spadaro ignora totalmente: un encuentro “de reflexión y de espiritualidad por la paz en el Mediterráneo” que el próximo noviembre reunirá en Bari a los obispos de todos los países que resplandecen en el Mediterráneo, de Europa, de África y de Asia.

Es un congreso ideado por el cardenal en la huella de los “Coloquios mediterráneos” promovidos hace sesenta años por otra gran figura del catolicismo político italiano, Giorgio La Pira, cuya causa de beatificación está en una fase avanzada.

La presidencia de la Conferencia Episcopal Italiano ha apostado muchísimo para este congreso y no le gustará ciertamente revolucionar su agenda sobre la base de un artículo de “La Civiltà Cattolica”.

Pero es precisamente esto lo que el padre Spadaro quiere. La continuación de la historia decidirá quién es el que manda realmente en la Conferencia Episcopal Italiana.

Publicado originalmente en italiano el 7 de febrero de 2019 en: magister.blogautore.espresso.repubblica.it/…/chi-comanda-nel…

Traducción al español por: José Arturo Quarracino