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EL VOTO CATÓLICO

VOTAR O NO VOTAR

Los católicos serios parecen tener una facilidad para ver problemas en todas partes, porque desde luego hay problemas en todas partes, y una conciencia limpia animada por un amor a la verdad es naturalmente – o más bien, por la gracia – capaz de ver a través de las seducciones mentirosas de la inequidad que abundan en este mundo.

Y aun así quizás algunas veces vamos muy lejos, pintándonos en un rincón, por así decirlo, volviéndonos incapaces de funcionar como deberíamos por miedo de participar en los males que nos rodean.

Caso ilustrativo: La próxima elección presidencial. Se está avanzando por parte de algunos “puristas” políticos católicos, que dado que es pecaminoso hacer cualquier acción malvada, incluso si es el “mal menor,” nuestro único curso valido en las próximas elecciones generales (en la que ambos candidatos adhieren a plataformas de partido problemáticas) será abstenerse de votar o escribir el nombre de algún resuelto partidario del Reinado Social de Cristo, tal como San Luis IX de Francia o San Fernando III de Castilla.

Bien, retrocedamos y tomemos en cuenta tres cosas.

DEFENDER LA LEY NATURAL

Primero, es verdad que ambos candidatos apoyan las uniones del mismo sexo, las cuales son una abominación ante Dios. Y aun así hay una diferencia radical innegable entre estos dos hombres – al igual que entre los partidos políticos que representan - no sólo en este tema, sino de la misma manera en el tema del aborto, el asesinato genocida de los no nacidos. (Deberíamos tener cuidado de evitar el nombre inapropiado de asuntos políticos para referirse a estos temas, como si la misma ley natural o los principios más básicos de la moralidad fuesen temas de debate.) No hay duda de que uno de estos candidatos está listo para hacer muchísimo más daño a las causas de la religión y de la cultura de la vida que el otro.

UN CANDIDATO “INDIGNO”

Segundo, con respecto a la moralidad de votar, los ciudadanos no se hacen a sí mismos responsables de todas las acciones de sus representantes electos. [1] Por el contrario, cuando son obligados a escoger entre dos candidatos, los cuales cada uno tiene defectos morales en su carácter o en sus posiciones políticas, uno puede votar por el menos extremo de los dos como un medio de limitar el mal que el candidato más peligroso traería al país. “Es pecado votar por los enemigos de la religión o la libertad, excepto para excluir a un candidato peor…”[2] escribía el padre Henry Davis, S.J., de acuerdo con todos los moralistas confiables. “Es legítimo votar por un candidato indigno cuando esto es necesario para prevenir un mal mayor, como cuando el candidato oponente es mucho peor…” según hacen eco los padres McHugh y Callan.

UN DEBER MORAL

Y tercero, como todos los ciudadanos, nosotros los católicos compartimos el deber moral positivo de votar, el cual es una obligación grave en tiempos tales como los nuestros cuando tanto está en juego. Somos seres sociales por naturaleza y tenemos el deber moral de tomar parte en la vida pública de nuestra nación y de contribuir al bien común de la sociedad según nuestros medios, particularmente a través de nuestro derecho al voto. [4] El Papa Pío XII explicó claramente que la gravedad de este deber es incluso más claro debido al espíritu anticatólico y secular de nuestra época, por esto nosotros como fieles católicos estamos llamados a defender los intereses de Dios y de la Iglesia al prevenir la expansión de males mayores a través del correcto ejercicio de nuestro derecho al voto: ...

EL BIEN COMÚN

No es ciencia de cohetes. El bien común, tan desesperadamente en juego hoy día, depende del apropiado ejercicio de nuestro derecho al voto, el cual es, por tanto, una obligación bajo pena de pecado mortal. Y tampoco es ese “apropiado ejercicio” un tema complicado, cuando los asuntos políticos per se no tienen relación con los temas bajo contención, reducidos como estamos a luchar en defensa de los más básicos principios de la ley moral, los cuales incidentalmente están consagrados en la ley natural.

Es una enseñanza de fide, que todos los hombres son capaces de conocer la ley natural y están por lo tanto obligados por esta. Uno puede conocer esta verdad por el mero sentido común, o la sola recta razón. Por ello, cualquiera que viola la ley natural es en verdad culpable.

Christopher Ferrara recientemente observaba: “El 4 de noviembre será el día uno del año uno de la libertad en los Estados Unidos…, o será el comienzo de otro periodo de prórroga mientras las fuerzas revolucionarias se reagrupan para otro asalto en su interminable guerra contra lo bueno, lo verdadero y lo bello - una guerra en la que todo el terreno que ya hemos perdido es humanamente imposible de recuperar. Únicamente podemos tener esperanza y rezar por la prórroga…” [7]- durante cuyo tiempo, agregaría, podemos continuar rezando y sacrificándonos por la consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María, el cual aún puede estar dentro del alcance de nuestros esfuerzos si podemos retrasar el derramamiento de sangre inocente que clama día y noche contra nosotros.

NOTA: La elección general en U.S.A tiene lugar el martes, 3 de noviembre. En muchos lugares, el voto temprano empezará el martes, 13 de octubre. Podría ser que la selección secular de esta fecha sea muy significativa, porque ese es el 103er aniversario del Milagro del Sol.

Fuente: The Fatima Center
malemp
la democracia demostro ser el camino al NUEVO ORDEN MUNDIAL mejor dejar de votar y volver al gobierno catolico de MONARQUIA hay que restaurar con una contrarevolucion
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