CHISPAS DE LUZ – DÍA 17 DE ENERO.

SAN ANTONIO
Para ser feliz, tres cosas hay en la vida, dice la canción: salud, dinero y amor. Al parecer estas tres cosas las tenía Antonio un joven egipcio, allá por el siglo III, pero él no era feliz y buscaba la felicidad.
Un día estando entrando en una iglesia para el culto –llega un poco tarde porque ya estaban leyendo el evangelio - escuchó estas palabras que Jesús dirigía a un joven muy parecido a él en todo: “Si quieres ser perfecto, ve. Vende lo que tienes, dalo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo, luego ven y sígueme”. Antonio, al escuchar estas palabras, sintió que el Señor se las dirigía a él; y a diferencia del joven del Evangelio, él vendió todo lo que tenía, se lo entregó a los pobres y se puso a disposición de Dios. Y entonces empezó a ser feliz.
Este joven, del que te hablo, más adelante se convirtió en el padre de los monjes y se le conoce con el nombre de san Antonio Abad. Un día a él unas personas buscando su consejo le preguntaron: “Padre, ¿cuál es la virtud que exige más esfuerzo en la vida cristiana?”.
Él les respondió: “El perdón; pero estimo que nada exige tanto trabajo como el orar a Dios. Si el hombre quiere orar a Dios, todos los demonios, sus enemigos, se apresurarán a interrumpir su oración, ya que saben muy bien que nada les hace tanto daño como la oración que sube hacia Dios. En cualquier otro trabajo que emprenda el hombre en la vida cristiana, por mucho esfuerzo y paciencia que dicho trabajo exija, tendrá y logrará algún descanso. La oración exige un penoso y duro combate hasta el último suspiro”.
Amigo, hoy que recordamos a san Antonio, intenta parecerte a él, aunque nada más sea un poco.