Devoción a los quince dolores secretos de nuestro Señor Jesucristo. Estando misericordiosamente recogida en oración, hermana María Magdalena, de la orden de Santa Clara, recibió la visita de nuestro …Más
Devoción a los quince dolores secretos de nuestro Señor Jesucristo.

Estando misericordiosamente recogida en oración, hermana María Magdalena, de la orden de Santa Clara, recibió la visita de nuestro Señor, diciendo que le gustaría revelar los quince dolores secretos de su dolorosa pasión.

01. Ataron mis pies con una cuerda y me arrastraron, por una escalera abajo, a un sótano apestoso y sucio.

(Padre nuestro, Avemaría y Gloria).

02. Me despojaron de mis ropas y con puntas de hierro cubrieron mi cuerpo de llagas.

(Padre nuestro, Avemaría y Gloria).

03. Ataron una cuerda alrededor de mi cuerpo y me arrastraron por el suelo, de una punta a otra del sótano.

(Padre nuestro, Avemaría y Gloria).

04. Me llevaron a una viga de madera y me dejaron suspendido hasta que resbalara y cayera por tierra. Ese sufrimiento ha hecho brotar de mis ojos lágrimas de sangre.

(Padre nuestro, Avemaría y Gloria).

05. Me fijaron en una estaca y me martirizaron con todas las especies de armas, me balcón el cuerpo, me disparando piedras y me quemaron con brasas y antorchas.

(Padre nuestro, Avemaría y Gloria).

06. Me cruzaron con leznas y agujas, arrancando, en varios lugares, la piel y la carne de mi cuerpo y de mis venas.

(Padre nuestro, Avemaría y Gloria).

07. Me ataron a una columna y pusieron mis pies sobre una chapa metálica incandescente.

(Padre nuestro, Avemaría y Gloria).

08. Me coronaron con una corona de hierro y marcaron mis ojos con trapos repugnantes.

(Padre nuestro, Avemaría y Gloria).

9. Me fijaron sobre una silla llena de clavos afilados, que abrieron profundos agujeros en mi cuerpo.

(Padre nuestro, Avemaría y Gloria).

10. Asperguieron mis llagas con resina y plomo fundido y me lanzaron de la silla abajo.

(Padre nuestro, Avemaría y Gloria).

11. Para vergüenza mía y mi suplicio clavaron agujas y clavos en los agujeros de mi barba, ya violentamente arrancada.

(Padre nuestro, Avemaría y Gloria).

12. Me tiraron sobre una cruz, a la que me ataron con una cuerda, pies y manos, con tal fuerza y dureza, que estuve a punto de ser asfixiado.

(Padre nuestro, Avemaría y Gloria).

13. Me espinaron la cabeza. Uno de ellos me puso el pie sobre el pecho y me atravesó la lengua con una espina de mi corona.

(Padre nuestro, Avemaría y Gloria).

14. Me han puesto las más horribles inmundicias en la boca.

(Padre nuestro, Avemaría y Gloria).

15. Hicieron recaer sobre mí torrente de injurias infames, me llevaron las manos detrás de la espalda y me llevaron fuera de la cárcel, me golpeaban y me vegestaron una y otra vez.

(Padre nuestro, Avemaría y Gloria).

Y Jesús continuó:

"¡Mi querida hija! Te pido que hagas conocidas de muchas almas mis angustias y dolores secretos para que sean meditadas y honorables. En el día del juicio final le daré una eternidad para aquellos que, por amor y con reconocimiento, me hayan ofrecido todos los días los merecimientos de mis sufrimientos secretos, completando la oferta con la oración de alabanza y reparación que sigue."

Oración:

"¡Mi Señor y mi Dios! Es mi voluntad irrevocable honrarte y adorar por todos sus dolores secretos y por el derramamiento de su sangre. Cuantos granos de arena haya en el mar, granos de tierra en los campos, brotes de hierba en toda la tierra, frutos en los árboles, hojas en las ramas, flores en los campos, estrellas en el firmamento, ángeles en el cielo y criaturas sobre la tierra, tantas veces sean adorados y glorificados al Señor Jesucristo, su santísimo corazón, su invaluada sangre, el sacrificio divino de la santa misa y el santísimo sacramento del altar.

Sean alabados y glorificados la Santísima Virgen María, los nueves coros gloriosos de los ángeles y la multitud de los santos, por mí y por todos los hombres, ahora y por toda la eternidad.
Tantas veces deseo, mi amado Jesús, agradecerte, servir, agradarte, reparar todas las atrocidades que se te hacen y pertenecerte de cuerpo y alma. A menudo quiero arrepentirme de mis pecados y pedirte, oh Dios mío, perdón y misericordia.
También quiero ofrecer a Dios Padre sus méritos infinitos, en reparación de mis faltas, de mis pecados y de mis tan merecidos castigos. Estoy firmemente decidido a cambiar de vida y te pido que, a la hora de mi muerte, me sienta feliz y en paz.
También quiero rezar por la liberación de las pobres almas del purgatorio. Deseo renovar fielmente esta alabanza de reparación y amor, en cada hora del día y de la noche, hasta el último instante de mi vida.
Os pido, mi buen y bondadoso Jesús, restablecer en el cielo este mi sincero deseo. No permitáis Jesús, que sea destruido por los hombres, y mucho menos aún, por el espíritu maligno."

Amén.
perceo3
7/03/2019
Un aporte interesa a esta Web gracias por compartirlo y subirlo .
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blanca reyes cumplido
Gracias por compartir
elporron
🤗 Muy bueno.