¿Por qué Francisco le teme tanto al rito romano?

Durante una audiencia celebrada el 14 de febrero para los participantes en el plenario de la Congregación para la Liturgia el papa Francisco leyó un texto sobre el desarrollo litúrgico de los últimos cincuenta años, lo cual sonó como una parodia comparada con lo que ocurrió realmente.

Francisco afirmó que en los años ’60 la “tradición orante” de la Iglesia necesitaba “expresiones renovadas, sin perder nada de su riqueza milenaria”. Sin embargo, como resultado de los cambios, se perdió la “riqueza milenaria” y las “expresiones renovadas” resultaron ser un fracaso.

Como si hubiera querido hacer chistes sobre el desastre, Francisco convocó a continuar este viaje “con sabia constancia”.

Usando una vacilante Filosofía de la Vida del siglo XIX, siguió afirmando que la liturgia es “vida que forma”, no una “idea que debe ser aprendida”, o que la “realidad es más importante que la idea”. Pero la vida forma a través de ideas, y detrás de la liturgia están la vida, las ideas y la realidad de Dios, no las nuestras.

Francisco llamó a la liturgia “la epifanía de la comunión eclesial”. Algo parecido que puede ser verdad para una reunión partidaria, pero la liturgia es la epifanía de Dios, no de los hombres.

Sus temores más grandes se refieren a la milenaria liturgia romana, contra la cual lanzó un furioso ataque:

”Cuando miramos hacia atrás a las nostálgicas tendencias del pasado o queremos imponerlas de nuevo, se corre el riesgo de colocar la parte antes que el todo, el ‘yo’ antes que el pueblo de Dios, lo abstracto antes que lo concreto, la ideología antes que la comunión y, fundamentalmente, lo mundano antes que lo espiritual”.

Es un hecho que el futuro pertenece a las familias del Viejo Rito, que la nostalgia es un fenómeno entre los que – como Francisco – idealizan una reforma fallida, y que el Novus Ordo es “impuesto” sobre los fieles, mientras que el Rito Romano es elegido libremente.

En consecuencia, Francisco plantea una “reforma” parcial y de mente estrecha en una forma egocéntrica antes que el bien de la Iglesia, sus ideas litúrgicas abstractas antes que los fieles, la ideología liberal antes que la verdad y la moda antes que la eternidad del Espíritu.

Imagen: © Joseph Shaw, CC BY-NC-SA, #newsVglkrsujqs