04:08
jahfuentes
592
A Derek Redmond, su padre lo ayudó y llegó! En tus manos encomiendo mi espíritu, ¡oh Señor, Dios fiel!, tú me has rescatado. Salmo 31 Derek no consiguió una medalla de oro ese día, pero todos los …Más
A Derek Redmond, su padre lo ayudó y llegó!

En tus manos encomiendo mi espíritu,
¡oh Señor, Dios fiel!, tú me has rescatado.

Salmo 31

Derek no consiguió una medalla de oro ese día, pero todos los que lo vieron a él y a su padre lo sabían... Derek y Jim Redmond tenían corazones de oro.

Subido el 17/06/2011
Marcelo Baña