Bergoglio debería haber sido denunciado públicamente por los argentinos como encubridor de pedófilos. Los argentinos deberían hacer un pedido a la Justicia argentina. Ya que Tucho y Bergoglio deberían ser llamados por la justicia argentina a comparecer en los casos en los que encubrieron a los depredadores homosexuales Zanchetta y Grassi, entre otros pedófilos. Los católicos argentinos tienen una deuda con nosotros y con el mundo entero, porque no sólo unos pocos sino todos debieron que dar la alarma de que Bergoglio ya había traicionado la fe católica, cuando este apóstata que usurpó ilícitamente el papado e inició su impostura religiosa. Tuvieron que denunciar públicamente que Bergoglio ya había desafiado abiertamente las Leyes de Dios y de la Iglesia. Como lo hizo Caponetto en su libro La Iglesia traicionada donde expone la apostasía de Bergoglio. Y no sólo en un par de blogs porque eso no era suficiente, debieron denunciarlo prontamente ante Roma como hereje, cismático y apóstata. Son ellos los primeros responsables de mantener un silencio cómplice. Como toda la nación alemana, se convirtieron en responsables del régimen totalitario de Hilter. Los católicos argentinos necesitan organizarse y alzar sus voces de desprecio contra este impostor que desafía abiertamente a Dios.

El Código de Derecho Canónico de 1917 establece que nosotros los católicos tenemos el deber de rechazar el error y la herejía y todo lo que obre en contra de la fe:

Canon 1325.1: “Los fieles están obligados a profesar abiertamente su fe siempre que, bajo las circunstancias, el silencio, la evasión o su manera de actuar impliquen implícitamente una negación de la fe o impliquen desprecio por la religión, un delito contra Dios, o escándalo al prójimo".