Brofodoume, Costa de Marfil. 15 de junio. Empieza a ser habitual. El día de campo de trabajo comienza con los “¡Buenos días!” o “¡A levantarse!” de Jacobo Paunero y Rafa Pampillón. Cuando, pasados unos minutos, el cuerpo nos permite abrir los ojos, nos levantamos, nos equipamos con la ropa necesaria y, ¡qué sorpresa!, Relec y crema solar: rutina. A continuación disfrutamos de un desayuno, especial donde los haya, en el que nuestro estómago se llena de un buen trozo de pan a la Nutella, al azúcar o a la mantequilla, según los gustos, y acompañado de una gran taza de leche batida y revuelta por nuestro chef experto, Juan Sastre.
Una vez disponemos de las fuerzas necesarias, y tras unos breves avisos de don Juan Navalpotro, nos dirigimos a la zona de trabajo más felices, si cabe, que ayer, pero desde luego no más que mañana y acompañados de los sonrientes nativos.
Todo empezó sobre ruedas. Se establecieron los turnos del denominado “Grupo de la Fosa”, donde los tiempos estaban marcados por el polivalente Santi Escobar, alias “El turista”, al mismo tiempo que Santi Mazzuchelli, Manu Jiménez Poyato y Pablo González Rey tienen su futuro asegurado como reparadores de bancos.
Todo era felicidad y alegría hasta que, en un abrir y cerrar de ojos, hemos podido experimentar de primera mano lo que es una auténtica lluvia torrencial, cuyas consecuencias hubieran sido devastadoras de no ser por la previsión pre-ingeniera de Tomás Corchado y Javi González, quienes idearon un canal alrededor de la fosa, impidiendo que la lluvia arrasase con todo. La cosa se calmó, terminamos una dura jornada tras un pequeño tentempié y a las 3 y media ya estábamos comiendo.
Tiempo de relax tras un rico plato de pescado con couscous. Lo principal ha sido el gran partido de fútbol entre los jóvenes del poblado y algunos de nosotros (0-3), en el que lo llamativo ha sido el hecho de que los nativos han pensado en que se encontraban en la final de la Champions League: uniforme, árbitro, espectadores…
Tras el último turno de duchas y un poco de descanso después del intenso amistoso, hemos tenido una Misa, algo especial si se me permite decirlo. No solo por la increíblemente bonita adoración previa de la que han disfrutado los primeros afortunados en llegar, sino también por la fiesta posterior que Jaime Sunyer y Patrick Chart han liderado: cánticos, bailes, imitaciones, juegos… Todo con el fin de sacarles una sonrisa, perdón, otra, a los niños de este bonito poblado.
Para acabar bien el día, hemos podido disfrutar de un pequeño festival en honor al cumpleaños de nuestro jefe-organizador, Charles, en el que hemos sido deleitados con el humor de Carlos Iglesias y Bosco Bunzl, la magia de Fernando Rubio o el baile de la ya para el recuerdo 2E, bajo las órdenes de don Pedro Marcos.
