Es patente una inflación de palabras de Viganó, declaraciones y aclaraciones de declaraciones suyas. Inflacionario y autorreferencial.

Habla ahora -porque va cambiando su relato a través del tiempo- de usurpación de Bergoglio pero deja la duda si reconoce como Papa válido al usurpado Benedicto XVI, que lo ha calificado de hereje. Y si reconoce como Papa válido a Juan Pablo Magno, porque en verdad reconsagrarse con el demente de Willamson –o con cualquier otro- es un agravio a su memoria y a la Santa Madre Iglesia. Y por esto canónicamente –no por la sanción del porno Cardenal que no es Cardenal- ya se coloca automáticamente fuera de la Iglesia Católica.

Son evidentes las incongruencias de Viganó. Que no tiene una línea clara. Parece como que toma argumentos de aquí y de allá haciendo un collage contradictorio con la ilusión de pescar incautos en aguas tradicionales. Y más allá del accionar mediático que tiene sus apoyos en sitios vinculados al Opus Dei, no se advierte su trabajo directo con la gente.

Cuanto más se aclara a si mismo más se embarra.